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Educar la mirada para disparar la cámara

FOTO: MADERO CUBERO

Manuel J. Albert

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La escuela de fotógrafos Blow Up abre sus puertas para impartir cursos y promover exhibiciones

El fotógrafo Andrés Cobacho tiene una idea clara: el oficio se aprende en la calle. También hablando con la gente, escuchando a los que saben e intercambiando ideas. Pero, sobre todo, se aprende caminando. Él cultiva esta especie de fotografía peripatética. Hace unos años, en Canadá, era capaz de caminar días enteros por sus ciudades sin sacar su cámara de la bolsa. Solo mirando. Observando. Haciendo suyo el lugar para darle su propia visión personal. Esta manera de entender la fotografía no suele enseñarse en las Escuelas de Arte o en las Facultades de Comunicación. Pero es precisamente la que Cobacho quiere aplicar en su nueva aventura: Blow Up, Escuela y Cultura Fotográfica.

Blow Up abrió anoche su gran puerta negra de la calle Huerto de San Pedro El Real, 2. La entrada ya es una declaración de intenciones. Portón color carbón sobre blanco nuclear. Pura historia de la imagen en negativo. Dentro, una sala de 45 metros cuadrados, antiguo almacén de sacos, junto al Compás de san Francisco.

La escuela pone en marcha, a partir de enero, cuatro cursos de fotografía impartido por otros tantos profesores. Se trata de un curso de iniciación a la fotografía, otro curso avanzado, uno dedicado al trabajo en un laboratorio digital y un curso multimedia. Todo ello, reforzado con un aula abierta que permitirá entablar un diálogo más distendido sobre aspectos de cualquiera de los cursos.

“Cada curso puede interesar a distintos tipos de personas, desde los que nunca han cogido una cámara a los que ya tienen un conocimiento pero desean perfeccionar elementos concretos. Lo que sí es cierto es que quien haga los cuatro cursos va a salir con una base muy potente para ponerse a trabajar”, señala Cobacho. Él mismo lleva haciéndolo desde principios de la década pasada. Primero ligado al fotoperiodismo, este licenciado en Comunicación Audiovisual, se decantó más por la imagen de autor de corte documental. En su trayectoria, ha ganado diversos premios nacionales e internacionales. Este año ganó el London Festival of Photography Prize y obtuvo una mención especial en el International Photography Awards.

En este nuevo proyecto, se embarcan junto a él otros compañeros del oficio: el fotógrafo del diario Córdoba José Juan Luque, el impresor Miguel Sasiain y el experto en postproducción audiovisual y multimedia Guillermo Ruiz.

“El objetivo es que las clases sean lo más personalizadas posible”, explica Cobacho. Por eso, las plazas máximas por curso son de 12 personas. Cada curso son de 60 horas a un precio de 285 euros (más 30 de matrícula).

El modelo de Blow Up es común en ciudades grandes como Madrid o Barcelona, pero absolutamente pionero en Córdoba. “es una escuela donde queremos educar la mirada, adaptarnos a lo que el alumno quiera comunicar y avanzar con él. Aquí no hay nada rígido. Ni siquiera el espacio lo es”.

Cobacho tiene razón. En ningún momento el aula deja de tener su otra gran dualidad: ser una sala de exposiciones. Ayer la sala Blow Up abrió sus puertas con la muestra Black Ice, del fotógrafo Salvi Danés. “Queremos ir trayendo a buenos fotógrafos que están trabajando ahora. Y que, además de exponer, den conferencias abiertas y compartan sus experiencias”.

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