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Conciertos desde las alturas

La cantante Ana de Lois.

Pilar Montero

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Einstein lo sabía, en tiempos de crisis, la imaginación es más efectiva que el intelecto. Esa era una de las máximas del genial físico y también está siendo la actitud vital adoptada por Italia y España para no dejarse derrotar por el virus que les ha privado de sus costumbres mediterráneas. Entre las variadas ocurrencias para la distracción que están surgiendo en Córdoba, muchos han transmitido por redes su entusiasmo al descubrir que durante años, sin saberlo, habían vivido cerca de artistas.

Las ovaciones han arrojado su luz sobre el virtuosismo a las teclas de Alberto Paz, las potentes cuerdas vocales de Ana de Lois y la pasión multidisciplinar de Carlos Puya. Como la música, estos artistas siempre estuvieron ahí, constantes, importantes pero prescindibles, alabados pero en segundo plano. Ha tenido que colarse un virus en la ciudad para recordar a sus habitantes que sin este tipo de personas tampoco sería fácil vivir.

“Espero que después de esto se le dé al arte el valor que merece en la educación”, declara Ana de Lois a este diario. La cantante, músico y vocal coach, única certificada en Córdoba por el prestigioso método americano IVA, se ha dedicado a combinar sus clases de canto con sus conciertos de influencias jazz y pop. Al llegar el primer domingo de confinamiento, emocionada por la respuesta de los vecinos italianos, decidió seguir el ejemplo saliendo a su propio balcón. “Los vecinos están encantados, ¡o al menos eso me dicen! Dicen que les ayuda mucho y les da fuerza. La verdad es que lo dan todo en los conciertos aplaudiendo y bailando. Cuando luego veo los vídeos que ellos mismos graban me vuelvo a emocionar al ver el poder que tiene la música, es brutal”, explica la cantante.

La potente voz de Ana inunda desde entonces los bloques de pisos próximos al Hipercor. A sus versiones de jazz o soul, entre las que se encuentran Valerie, de Amy Winehouse, tiene pensado añadir canciones infantiles, porque, como ella misma explica, hay muchos niños en su urbanización, incluido el suyo, y ellos también merecen algo de diversión en estos días. El piano y la voz de Ana de Lois pueden escucharse, sobre todo, los fines de semana, aunque es mejor acudir a su cuenta de Facebook @anadelois, y de instagram @anadelois.singer para disfrutar de sus conciertos desde casa.

En el centro de la ciudad, una curiosa figura sale al balcón cada tarde, a las 20:30, con puntualidad severa. Lleva levantando expectación e intrigas desde que comenzó el estado de cuarentena. Por las redes ha circulado un vídeo en el que su piano y su voz se complementan a la perfección ante la oleada de aplausos de los balcones vecinos. Finalmente, se ha descubierto que las sintonías de bandas sonoras de cine, y otros temas populares, nacen de las manos del pianista, cantante y presentador Alberto de Paz.

De paz es profesor de piano en el conservatorio superior, profesor de Improvisación en los cursos impartidos por el Instituto de Educación Musical. También ha participado como compositor y pianista en obras de teatro, así como pianista acompañante en el Conservatorio Profesional de Danza de Córdoba y de reconocidas compañías nacionales e internacionales. Pero su acercamiento al público se debe a haber sido subcampeón del programa Got Talent en 2016.

El artista ha puesto en marcha Micro conciertos para Plaza y Piano, en su página de Facebook, donde cuelga los conciertos de veinte minutos que tanto están alegrando a sus vecinos. Desde las terrazas, desde los salones, en primera línea de balcón o por ordenador, los espectadores han ido aumentando progresivamente desde que comenzaron los conciertos, como cuenta el artista. A partir de ahora tiene pensado enseñar temas propios. Para fichar sus proyectos se puede acudir a su cuenta de instagram @albertodepazmo.

https://www.facebook.com/Albertodepazoficial/videos/902278540209427/

En el casco histórico, Carlos Puya también ha seguido el impulso de compartir con los vecinos lo que mejor sabe hacer, tocar la guitarra y el piano. Puya es reconocido en el ambiente alternativo de la ciudad por las clases y sesiones de micros abiertos que ha organizado en bares como Los cuatro gatos, La Llave Cultura Comestible o en el patio de la antigua Ermita de la Aurora. En esas ocasiones ha difundido temas propios al piano y a la guitarra, por los que también es reconocido.

Desde las 20:00, cuando la rutina de una casa con tres niños se lo permite, el cantautor acerca el amplificador y el micro al balcón y entona canciones de El Kanka, Rozalén, Mister Kilombo o Fito y Fitipaldis. Esos son algunos de los autores que han demandado sus vecinos. “Alguna vez, cuando he ido a comprar de día, me he cruzado con algún vecino y me ha dicho que me espera a las ocho, así que la iniciativa está gustando. La gente suele aplaudir y sacar los móviles con linterna para apoyarme”, cuenta el artista. También explica que, de momento, solamente toca cuatro canciones “para no molestar a los vecinos”, pero no descarta ampliar el tiempo de los conciertos si se lo piden. En su cuenta de instagram @carlos_puya se le puede seguir la pista.

“Ya que no soy médico, ni tengo un supermercado, por lo menos intento dar ánimos con lo que sé”, aclara decidido Carlos Puya. Pone así palabras al espíritu que comparten tres artistas que ponen su música al servicio de la resistencia. En tiempos distópicos, donde las guerras mundiales se combaten desde el salón, las armas a base de acordes pueden ser el mejor modo de alcanzar la victoria, y todavía queda mucha batalla por librar.

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