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Alice Wonder: “Las canciones que canto en inglés son como mi libro secreto”

Alice Wonder | ALEX GALLEGOS

Pilar Montero

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Tiene veintiún años y una presencia artística sorprendente para alguien que lleva tan poco tiempo en los escenarios. Al moverse, al hablar, desprende un magnetismo de estrella de rock o de cantante de soul con mucha vida a las espaldas.

A veces se adivina en ella a una joven de su edad, pero la mayoría del tiempo la imagen la cubre un halo misterioso, una esencia algo mística y atemporal propia de quienes viven para surcar los recovecos del alma. Alice Wonder es de esas cantantes que nacieron con algo especial dentro y cuya magia es la consecuencia inevitable de los que están destinados a transmitir y provocar emociones.

Tras haber impactado al público en sus giras con grupos de culto como Vetusta Morla o Rufus T. Firefly, Wonder viaja ahora en solitario para presentar Firekid, un primer disco arriesgado, lleno de referencias musicales y cinematográficas que enseña una pequeña parte del profundo universo personal de una artista en llamas. La sala Hangar ha sido una de las paradas previstas para ese incendio.

PREGUNTA. La última vez que estuviste en Hangar fue en 2017, teloneando a los Rufus T. Firefly. Recuerdo la impresión que causaste entre el público, nadie quería que te bajaras del escenario. ¿Cómo lo recuerdas?

RESPUESTA. Pues creo que fue de las primeras veces en las que me he subido a un escenario. De hecho, este es uno de los pocos garitos que recuerdo perfectamente al haber vuelto y es porque me encantó ese bolo. Me subí allí arriba y me sentí sorprendentemente bien, sentí muchísimo el calor del público. Estaba muy conectada a todo el mundo, fue increíble. Aunque me sentía un poco rara porque yo había salido del instituto hace unos meses y toda esta vida de conciertos y camerinos era muy nueva. Podía imaginarme la vida que iba a vivir. Volver aquí ahora a tocar con el disco es algo más normal, aunque guardo un recuerdo muy bueno de la sala por esas primeras sensaciones.

P. Ahora que el escenario es todo tuyo, la emoción será doble o triple.

R. Sí, es muy fuerte. Es la primera vez que vengo a Córdoba para tocar yo sola y no sé muy bien qué esperarme pero tengo como una buena vibración.

P. Esta sala tiene un público especial. El público que viene aquí va a lo que va, es muy fiel al artista.

R. Sí, lo noto, y voy a intentar pasármelo muy bien, conectar con la gente y crear un momento un poco mágico. Al final es de lo que se trata, de olvidarte un poco del mundo y de tus problemas durante un ratito. Me apetece a ver qué onda.

P. Además de tu colaboración con los Rufus, te uniste a Guille Galván en el tema La Apuesta para la banda sonora de la película ¿Qué te juegas? ¿Qué tal fue trabajar con uno de los vetustos?

R. Pues muy guay. Ya conocía a los Vetusta Morla porque los teloneé en verano y nunca me hubiera imaginado que Guille me fuera a proponer esto. Me enseñó la canción y me pareció muy guay. Al cantarla también me gustó y cuando me la enseñaron después de la producción pensé: Hostia, qué temazo, ¿no?. Al verlo encajar en la película también me gustó mucho. Me parecía super raro verme cantando en un cine, fue como: Ostras, mi voz sonando así en una sala.

P. Pues de eso también quería hablarte. Tengo entendido que eres fanática del cine y las bandas sonoras y que no te importaría trabajar en ese mundo.

R. Sí, sí... Es como un regalo caído del cielo. Es un sueño que todavía no se ha cumplido del todo aunque con esta colaboración con Guille ya ha cumplido una parte muy importante. Yo siempre he querido trabajar con bandas sonoras y con todo lo que tenga que ver con el cine, dirigir, producir... Pero hay una parte muy importante de mi música que está muy ligada al cine y me hace mucha gracia que haya ocurrido esto tan temprano. Es una señal muy buena. De hecho, ahora están presentando la canción a los Goya. Imagínate lo que supondría si la nominan.

P. No solo el cine. En alguna ocasión has comentado tu pasión por el arte en general. Siempre has dibujado y siempre has tenido varios frentes abiertos. Puede que eso sea lo que te haga poner tanta pasión en lo que haces, el enfrentarte a la creación sin miedos de ningún tipo.

R. Claro. Le perdí el miedo a cagarla hace tiempo. En realidad, cuando hacía mis primeras canciones tampoco tenía ese miedo, ni cuando creaba mis dibujos o mis historias. Ahora que vivo de esto y se ha convertido en algo más serio pues sí que tengo que tener algo en cuenta a la gente. Pero considero que es importante tocar y hacer canciones porque te guste a ti y que la gente reciba que a ti te ha apetecido hacerlo así. Yo agradezco muchísimo cuando noto que un cantante ha sacado un tema y lo ha hecho por él, no por mí. Porque como lo haga por mí difícilmente va a acertar. Soy de esas personas que prefieren escuchar a un artista cuando este ha hecho algo desde dentro.

P. Al final Firekid va también de eso, ¿no? de que todos saquemos esa llama artística honesta que llevamos dentro, fomentarla sin el miedo al qué dirán.

R. Claro. Me parece muy importante reivindicar el hecho de que todos hemos sido niños y hemos tenido sueños imposibles. Nos hemos considerado superhéroes y superheroínas, hemos luchado contra dragones en nuestra cabeza y hemos sido muy fuertes, y ese potencial y ese niño o niña de fuego que llevamos dentro es el que tenemos que sacar en el día a día. Todos podemos sacar ese Firekid aún convertidos en adultos para hacer lo que realmente nos gusta.

P. Ese fuego interno que tienes y expresas a través de tu voz lo han comparado con Fiona Apple o con la vocalista de Portishead, pero ¿Cuáles dirías tú que son tus referentes musicales?

R. Creo que tengo unos referentes curiosos. He escuchado muchísima música. Mi padre es batería y mi madre ha sido cantante y pianista. Siempre hemos escuchado muchísima música en casa. Recuerdo además cuando mi hermana me enseñó a Bon Iver, un cantante de indie que cuando canta grave canta muy muy grave pero cuando canta agudo pues canta agudísimo. Yo siempre he tenido complejo por ser una niña con la voz muy grave y por ser mucho más alta de lo que debería para mi edad. Creo que eso me hacía fijarme en voces masculinas, parecidas a la mía, porque yo era más masculina que femenina. Los cantantes que me gustaban tenían la voz como Thom Yorke de Radiohead y en voces femeninas me fijaba en la voz grave de Tracy Chapman. Pero no creo tener unas referencias musicales concretas. Me gustan Chopin, los Rolling, Post Malone... escucho mucha música pero no soy gran fan de nadie. Me considero una mezcla de todo lo que he escuchado y absorbido como una esponja. Lo que yo hago es un mejunje resultado de todo eso.

P. Ese mejunje suena mucho a pop, soul a trip hop... Suenas como a noche de alcantarillas humeantes en Harlem a reuniones entre artistas urbanos de Nueva York y viniendo tú de Madrid, ¿Cómo has llegado a ese universo?

R. Pues yo creo que es una cosa del alma, lo juro. Desde que tengo uso de conciencia siento conexiones random con gente random, con historias de personas que ni siquiera he conocido. Yo creo que la gente está mucho más conectada de lo que creemos, aunque no vivan en el mismo lugar. Yo nunca he visto Nueva York, pero mucha gente que me conoce me dice que me pega mucho vivir allí porque dicen que allí se respira mucho arte de todas partes sin prejuicios de ningún tipo. Yo no puedo saberlo porque no he estado, pero creo que la gente que tiene eso está por todo el planeta y al final se acaban encontrando. Siempre he reivindicado mucho el hecho de que cada uno sea como le apetezca y que dejemos a cada uno vivir su momento y supongo que ese espíritu lo tiene mucha gente y nos vamos empapando los unos de los otros.

P. Defines tu música como un Dream Rock nostálgico. Al final a la música siempre se le asocian imágenes o universos conceptuales. ¿Cuáles son los tuyos? ¿De donde te vienen esas imágenes nostálgicas retro?

R. Creo que tienen un poco de Lost in Translation, de Sofia Coppola, un poco de Olvídate de mí (The eternal Sunshine of the spotless mind), esta última yo creo que es mi música. También está la película I Origins, que habla de como los ojos son la única parte del cuerpo que no se reproduce igual en todos los humanos. Los ojos son el espejo del alma. También creo que tengo algo un poco psycho, rollo El Club de la lucha, un poquito Lars Von Trier, quizá. Siempre me ha encantado el cine y creo que si hiciera películas estas tendrían que ver mucho con mis canciones. Sobre todo, me gustan las pelis que te dejan preguntándote por el por qué de las cosas. Me gusta el cine que habla de experiencias intensas y creo que mi música habla siempre de experiencias intensas desde la nostalgia, la nostalgia que te conecta a los recuerdos del pasado o a las experiencias futuras que te gustaría vivir y que te hacen seguir soñando despierto.

P. ¿Ha vivido Alice Wonder experiencias muy intensas?

R. yo creo que sí. Se nota en mis letras. Son en inglés porque aprendí mucho inglés de pequeña, era mi vía de escape. Todas las cosas que canto en inglés son como mi libro secreto, en el que tengo una parte que soy yo camuflada y puedo contar las historias de una manera. Pero al final todo el mundo ha vivido cosas intensas. Yo he vivido cosas graves pero las he dejado ir, las he respirado y las he soltado en canciones.

P. Para despedirnos... El tema que más te gusta cantar en directo y el que más te gustaría que disfrutase el público.

R. El que más me gustaría que disfrutase el público es High Tree City, de Firekid. En directo disfruto mucho tocando Play Game y Fire on my hands, también disfruto tocando Bajo la piel y una nueva que he hecho que se llama Qué se joda todo lo demás.

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