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El acusado de asestar 46 puñaladas a su mujer con alzheimer: “La maté por amor porque la enfermedad me destrozó”

Juicio al hombre de 95 acusado de asesinato tras asestar 46 puñaladas a su mujer en noviembre de 2019

Alejandra Luque

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La Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Córdoba ha acogido este martes el juicio al hombre de 95 años acusado de asesinato tras asestar 46 puñaladas a su mujer en noviembre de 2019. El juicio, que se celebra por jurado, cuenta con la acusación del Ministerio Fiscal y la Junta de Andalucía, en el papel de la acusación popular, que se ha sumado a la calificación de los hechos realizada de la Fiscalía. 

El acusado, que se encuentra en prisión desde el día de los hechos, ha declinado responder a las preguntas de las partes pero ha declarado que mató a su mujer “por amor” porque la enfermedad que padecía lo “destrozó”. “Me enloqueció verla en la situación que estaba [la víctima] y no pude resistir la tentación”, ha manifestado, asegurando también que tras asesinar a su mujer intentó acabar con su vida, aunque no lo consiguió. “Sin mi mujer, mi vida no tenía sentido. La quería con locura y vivimos 61 años de convivencia maravillosos y felices”, ha continuado, para finalizar considerándose culpable de los hechos. 

Según el relato de la Fiscalía, el acusado asestó 46 puñaladas a su mujer en noviembre de 2019 en su vivienda de Iznájar, donde convivía el matrimonio. La defensa, que ha mostrado su conformidad con el tipo penal de asesinato, ha mantenido durante el juicio que el acusado actuó “por compasión” y que durante los años de matrimonio “nunca hubo ningún incidente”. Sobre la agravante de ensañamiento, su abogado ha manifestado que “era la única forma de hacerlo [acabar con la vida de su mujer] mientras que ha defendido que ”en ningún momento es un acto machista“.

Las dos hijas del matrimonio, que han declarado en el acto, han rechazado que los hechos sean considerados violencia de género ya que durante toda su vida han visto “el amor” y el cariño que se profesaban sus padres. M. J., la primera en declarar, es la hija que el día de los hechos se encontraba en la vivienda. Tras comer con su padre, ha manifestado que éste se fue a la habitación en la que se encontraba su madre para dormir la siesta con ella. Cuando la hija regresó para darle la merienda a su progenitora, vio el cuchillo con el que se habría cometido el asesinato y le preguntó a su padre “qué era lo que había ocurrido”. El acusado no supo responderle y acto seguido lo llevó al salón.

El estado de salud de su madre, ha explicado, era muy malo ya que sufría “alzheimer en un estado muy avanzado” y le había sido concedida la ayuda a domicilio, aunque todavía no había disfrutado de ella. Sobre el estado de salud de su padre, ha manifestado que “alguna vez ha estado más depresivo” y ha defendido que con su madre siempre ha sido “uña y carne”. Cabe señalar que las hijas no han querido personarse como acusación en la causa. “Mi padre y mi madre eran lo más. Sé cómo eran ellos y cómo actuaban entre ellos. Sabemos que lo hizo porque no quería verla sufrir”.

La segunda de las hijas, M. J., ha rechazado declarar argumentando que no estaba en la vivienda el día de los hechos, aunque también ha reiterado al tribunal que el asesinato responde “a un acto de compasión”.

Durante la sesión del juicio también ha declarado el vecino que acudió a la vivienda después de escuchar los gritos de la hija que ese día se encontraba con sus padres. Fue él quien llamó a Emergencias, según ha declarado, y ha explicado que una vez que entró a la casa se encontró al acusado en la cama de al lado de la de la víctima. Ha manifestado que lo único que el procesado le decía es que había cometido los hechos para que su mujer “no sufriera más”.

La sesión está acogiendo también las declaraciones de los agentes de la Guardia Civil que acudieron a la vivienda, así como los peritos de Criminalística, agentes de laboratorio y los médicos forenses que realizaron la autopsia a la víctima y los que analizaron el estado de salud el acusado. Los médicos forenses han declarado que la víctima contaba con dos heridas provocadas al intentar defenderse, pero el resto sí se produjeron con un cuchillo y con las manos del propio acusado cuando éste le tapó la boca.

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