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REPORTAJE

Sorteando piquetes en coches y furgonetas: así entra el pescado en Córdoba durante la huelga

Pescaderías cerradas en los mercados por el desabastecimiento en los peores días de la huelga

Juan Velasco

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Salir a las 1:00 de la madrugada hacia Madrid, llegar, cargar y volver a Córdoba. Por delante, siempre, un coche con los ojos bien abiertos en la llegada las rotondas, por si hay que cambiar la ruta para esquivar un piquete. O hacer lo mismo hacia el sur: viaje a Cádiz, vuelta por Sevilla y, al llegar a Córdoba, descargar rápido porque ha llegado la noticia de que hay un barco camino de Huelva. Punta Umbría-Isla Cristina-Ayamonte. Una parada en cada pueblo.

La furgoneta llena y lo que quepa en el coche también. De vuelta a Córdoba de nuevo, con los ojos bien abiertos. Porque a las 1:00 alguien tiene que estar en la Lonja. Aunque lleves 24 horas en las que sólo has dormido cuando te has turnado durante el viaje con tu acompañante, para sí poder cubrir más terreno.

Así es como Paco –nombre ficticio–, un mayorista de pescado cordobés, ha vivido la última semana para mantener a flote su negocio, que consiste sencillamente en surtir de producto a las pescaderías de Córdoba. Un esfuerzo personal y familiar para sortear las consecuencias de la huelga o el parón del transporte, que a él, reconoce, le ha puesto en una situación muy comprometida.

Así es, también, como buena parte de las pescaderías de Córdoba, especialmente las de barrio, las más pequeñas, llevan ya diez días capeando la falta pescado. Alguna riña se han llevado los periodistas por decir que faltaba producto (seguramente por desconocimiento entre el público de que quien da los partes es el representante de Mercacórdoba), cuando lo que había que especificar es que faltaba “algo de género”.

“Nos hemos escoltado nosotros mismos”

“Nos estamos moviendo por todos los sitios. Yo dije: mi negocio no puede parar. Yo no soy un autónomo que, si no muevo el camión, no cobro. No, yo tengo empleados, gastos, seguridad social y el IVA el mes que viene, así que, como a mí no me va a acompañar la Guardia Civil, nos hemos escoltado nosotros mismos”, explica Paco sobre sus incursiones en busca de producto, aún a riesgo de que “te pinchen las ruedas”, algo que, afortunadamente, no le ha ocurrido.

Lo cuenta todo el mismo día en que el presidente de Mercacórdoba, Antonio Álvarez, relataba que había aumentado el número de pescaderías abiertas en los mercados municipales de la ciudad. Las cifras bailaban según a quién le preguntaras. Paco aseguraba que este jueves habría un 80% del pescado y que este viernes iba a haber un 90%. Todo gracias a los peces pequeños, por usar el símil más adecuado, son los que han agitado el estanque.

“Los comercios de barrio son los que están luchando para que los productos lleguen a tu casa. Los grandes están saliendo escoltados, pero a los pequeños no nos ayuda nadie. Y, si miras, ahí es donde menos falta”, señala Paco, que, aunque quería trasladar su respeto “a la huelga”, se preguntaba quién le iba a “bonificar todo lo que he perdido en estas dos semanas”.

Paco reconoce que no ha tenido problemas con los piquetes. Sólo el primer día se encontró con una situación incómoda en Las Quemadas en uno, que se resolvió de manera pacífica gracias a la intervención de la Policía Nacional. Desde entonces, se ha movido por toda España esquivando los piquetes sin ningún altercado.

Huelga más paro biológico más temporal

Al otro lado de la cadena de distribución está Rosa, pescadera, hija de pescadero y hermana de pescadero. Toda la vida dando viajes del Mercacórdoba a su pescadería, ubicada en la avenida de El Arcángel. En las últimas dos semanas, su hermano y ella han seguido la misma rutina diaria de ir a las 5:00 de la madrugada a por el género. Al igual que Paco, sólo recuerdan haber notado el impacto fuerte de la huelga los primeros días. De hecho, asegura que en Mercacórdoba ya no hay piquetes (lo que no significa que no estén en otros puntos de la geografía).

En los últimos días, señala, el producto está entrando con más regularidad y recuerda que la falta de género no está sólo vinculada al parón del transporte. “Pescado está entrando. Lo que no está entrando es boqueroncitos, bacalaitos, jurelillos... pescado chiquito, pero es porque la flota de Cádiz está amarrada, unos por la huelga, otros por paro biológico y otros por el temporal. Se ha juntado todo”, señala Rosa, que recalca que España, por fortuna, “tiene mucha costa y muchos puertos”.

“Esta semana se ve que los camioneros tienen que trabajar y han vuelto a subirse al camión. Yo entiendo que la huelga de transportes es muy necesaria para todo el mundo, pero quizá debería haber servicios mínimos”, señala Rosa, una pescadera que, además, también hace reparto a domicilio, y que manda a diario a sus clientes un vídeo con la oferta de producto fresco.

Y efectivamente, el vídeo de este jueves no dejaba dudas: “Caballas, truchas, pijotas, doradas, lubinas, calamares, chipirones, merluza, salmón, pez espada, pez limón, atún… ¡Madre mía!”, dice Rosa en su vídeo del día, que muestra una pescadería en la que no falta género.

Y donde no falta género, tampoco falta la alegría. Ojalá dure.

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