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Manuel Lamarca, cineasta: “El documental de Guerra es oro líquido”

Entrevista a Manuel Lamarca

Aristóteles Moreno

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Hasta antes de ayer, Manuel Lamarca Rosales (Córdoba, 1974) era un discreto profesor de Medios Audiovisuales en la Escuela de Arte Mateo Inurria. Militante irreductible del celuloide, en su biografía profesional figura un puñado de cortometrajes, un manual sobre cine andaluz y el mérito de pertenecer a la Academia de Artes Cinematográficas. Que no es moco de pavo. Su nombre, sin embargo, saltó a la prensa nacional hace apenas tres semanas vinculado a la figura de Alfonso Guerra.

El exvicepresidente del Gobierno presentó en el Ateneo de Madrid su último libro en medio de un revuelo mediático poco frecuente. La sala se abarrotó de antiguos ministros socialistas, periodistas de relumbrón y destacados representantes del arco político conservador. ¿A qué se debía tanta expectación? A tres motivos. El primero es que el libro de Alfonso Guerra, La rosa y las espinas, contenía una extensa retrospectiva de uno de los personajes más influyentes de la transición española extraída de un documental que aún no ha sido estrenado. El segundo es que Felipe González iba a acompañar en la mesa a su viejo colega después de un largo periodo de distanciamiento. Y el tercer motivo, y más importante, es que todo el mundo esperaba como agua de mayo los afilados dardos que ambos tenían previsto disparar contra el secretario general de su partido, Pedro Sánchez.

Y allí estaba en la presentación, junto a la legendaria pareja del primer Gobierno socialista de la restauración democrática, un desconocido profesor de Córdoba llamado Manuel Lamarca, autor del ya famoso documental que ha dado la vuelta a España como un relámpago.

PREGUNTA (P). En 2014 le mandó usted a Alfonso Guerra un libro de poemas dedicado.

RESPUESTA (R). No era una dedicación manuscrita. Es que la dedicatoria formaba parte de la obra. Lo que hice fue simplemente mandarle un ejemplar con esa dedicatoria y una carta manuscrita en la que le explicaba la admiración que sentía por él.

P. ¿Por qué le dedicó el libro?

R. A él le gusta mucho la poesía y yo lo había tenido siempre como un referente en esa conexión. El libro se llama Mezcolanzas, fruslerías y otros poemas. Hay una parte dedicada a la sociedad del bienestar y tenía un componente social.

P. Y Alfonso Guerra le contestó.

R. Sí. Me contestó al cabo de dos o tres semanas. Me mandó otra carta manuscrita por él. Yo me esperaba algo protocolario. Había contactado con la secretaria de la Fundación Pablo Iglesias, que él todavía presidía. Y esperaba que la propia secretaria me contestara con una simple tarjeta. Pero qué va. Yo le mandé una carta de dos folios y él me contestó con una carta de un folio por las dos caras escritas de su puño y letra.

P. ¿Qué le decía?

R. Básicamente me daba las gracias por el poemario. Me decía que lo había leído, que le había gustado y que había visto coincidencias políticas y de otro tipo.

Las críticas de Guerra a Pedro Sánchez no se deben a su ego herido

P. Y usted se emocionó.

R. Fue emotivo pero no es que me pusiera a llorar. Y, sobre todo, me transmitió lo que yo luego hablo en el documental del hombre detrás del político. Ese gesto de sencillez y cercanía. Que se hubiese tomado la molestia de contestar, y además de su puño y letra, me pareció que era la señal de una persona humana.

P. Usted es un entusiasta de Guerra.

R. Esa no es la palabra. Soy una persona interesada en Alfonso Guerra, que empieza el documental con un interés político y personal y lo termina conociendo más de cerca a la persona y al político. Y apreciándolo con mayor conocimiento de causa.

P. En mayo de 2019 se vuelve a poner en contacto con él para proponerle un documental sobre su figura.

R. Sí. Pero no fue directamente con él. El primer contacto es con la misma secretaria y en ese momento ya no estaban en la Fundación Pablo Iglesias ni él ni su equipo. La mujer recibió el correo y lo pasó al equipo personal de don Alfonso. Él lo leyó y me respondió. Y después de un intercambio de correos durante un determinado periodo de tiempo me pasó el teléfono para que ya hablásemos. El contacto con Alfonso Guerra fue el último eslabón de la cadena.

P. Y Alfonso Guerra le dijo no al documental.

R. Cuando voy a hablar con él a Sevilla el 11 de enero de 2022, yo voy sin saber lo que me va a decir. No me había dicho ni que sí ni que no. Él quería evidentemente escuchar con más detalle la propuesta del documental. Luego dijo en Madrid que ya iba con la idea firme de decir que no.

P. En Madrid dijo Guerra que usted ha sido la “gota malaya”.

R. Sí. A mí me hizo gracia. Cuando entramos en pandemia el año 2020 se pasó en blanco sin contactar. Y, a finales del año, volví a contactar para verificar que el proyecto seguía vivo. Y sí: he sido constante.

P. En enero de 2022 le recibe en un hotel sevillano. Guerra ya llevaba en el bolsillo un no irrevocable. ¿Cómo lo convence?

R. Cuando uno tiene delante una personalidad de esa envergadura no lo convences. Guerra escuchó la propuesta y digamos que se dejó convencer. Él me contó allí que una de las cosas que le hizo cambiar de idea era ver la carencia de medios que tenía el proyecto. Posiblemente se dejó llevar. Sinceramente no sé si tenía mucha fe en lo que íbamos a hacer porque él me insistió mucho en que no entendía el interés que podía tener el documental. Como quitándose un poco de importancia a sí mismo.

P. ¿Falsa modestia?

R. No. Por lo que he conocido de él no creo que sea falsa modestia. Yo creo que realmente tiene una opinión muy sosegada y, en algunos aspectos, muy crítica sobre sí mismo. No es una persona engreída. El hecho de rodar el documental ha sido un acto de generosidad por su parte. No tenía por qué haber dicho que sí y menos en la forma en la que estaba planteado el proyecto. La carencia de medios era muy evidente.

P. Guerra dice que esperaba encontrarse con una productora con muchos medios y, de pronto, se encuentra a un profesor con un puñado de ahorros.

R. Yo me he gastado alrededor de 20.000 euros en rodar el documental. Ese era el coste que he podido asumir. Y estoy contento de haberlo asumido. Porque el documental, para bien o para mal, se ha hecho exactamente como yo quería que se hiciera. Eso también da una idea de que crees en lo que estás haciendo. Que amas lo que estás haciendo.

Yo destacaría del exvicepresidente su gran emotividad

P. Enterneció usted a Guerra.

R. Él lo constató en vivo y en directo.

P. ¿Qué Guerra se encontró en el hotel?

R. El primer recuerdo que tengo es que estaba súper nervioso. Yo le encontré a Guerra un punto de curiosidad. Él me preguntó que cómo me interesaba por alguien que ya es un ex político que está fuera del tablero. Le expliqué que formaba parte de mi educación sentimental y ciudadana. Cuando yo era pequeño, Felipe y Alfonso estaban en el Gobierno. Y yo soy una persona que amo el cine y él también. Eso quizás también le ayudó a entrar en el proyecto.

P. La grabación duró nueve horas y cuatro días de rodaje.

R. Estuvimos dos días mañana y tarde la primera semana. Empezamos el 2 o el 3 de marzo. La segunda semana fueron otros dos días, mañana y tarde también. Empezábamos a las nueve de la mañana y hasta la una y media aproximadamente. Y, por la tarde, desde las cinco hasta las siete y media o las ocho. Salieron nueve horas de grabación brutas.

P. ¿Cuántas personas participaron en el rodaje?

R. En el rodaje estábamos tres personas. Dos cámaras y yo. Teníamos una cámara fija y otra móvil.

P. ¿Y en la producción?

R. El montaje lo hemos hecho Teo Martínez y yo. Después hemos tenido un editor de sonido, un compositor de música y una chica que ha hecho imágenes de ordenador, efectos especiales y animación. Y Alfredo Asensi, que ha hecho la voz en off. En total, siete personas.

P. En la primera sesión usted pensaba que Guerra no iba a volver.

R. Yo me dije: “Este hombre cuando vea el chiringuito cómo está montado no vuelve esta tarde”. Tenía esa duda. Y después volvió. Cuando se sentó el primer día en la silla, dijo: “¿Maquillaje?”. Pero el rodaje no daba para más. No teníamos vestuario, ni maquillaje, ni nada.

P. Fue una entrevista de nueve horas.

R. Sí. El material bruto son nueve horas.

P. Y contestó a todas las preguntas.

R. Además sin consultar absolutamente nada. Yo ya lo había visto en entrevistas en televisión y me lo imaginaba. Pero Paco y Teo se quedaron absolutamente flipados de que tuviera esa capacidad mental. La primera vez que nos encontramos, me consultó si las preguntas se las iba a dar por adelantado. Y yo le dije que solo si era requisito indispensable. Si es por mí, como criterio de director, prefiero que no las sepa. Y me dijo: “De acuerdo”.

P. El documental se titula El hombre detrás del político. ¿Y cuál es el hombre que hay detrás del político?

R. El documental está limitado ahora mismo a festivales. Cuando pueda verse para el público, que cada persona saque su propia idea.

Me preguntó que cómo me interesaba por un ex político fuera del tablero

P. ¿Y cuál es la suya?

R. La mía es que el hombre ha estado siempre en primer término acompañando al político. Y eso es lo que él dice también en el documental. Hay un hombre que sustenta al político. Un hombre con valores morales, una persona con un pasado, con un presente y un futuro, que apoya la ideología que él desarrolla. Una ideología que no es adquirida, sino que la ha ido elaborando en base a sus vivencias personales. Si me pidieran definir qué es lo que destacaría de la personalidad de Alfonso Guerra diría que es su gran emotividad. A pesar de que tiene una imagen de persona dura cargada de cinismo y sarcasmo.

P. Y el documental le ha ratificado en la idea previa que tenía.

R. Mi idea sobre el hombre la he construido después del documental. Por ejemplo, el tema de la emotividad. Con respecto al político, el documental me ha servido para reafirmar la gran importancia que él tiene como político en la historia de nuestro país.

P. ¿Qué ha aportado Guerra en la historia contemporánea de España?

R. Está indisolublemente unido a la historia del Partido Socialista. Junto con Felipe González, fueron algunos de los padres de la transición y de la democracia en España. Otros fueron el rey Juan Carlos y Adolfo Suárez. Incluso Santiago Carrillo en el Partido Comunista también tuvo relevancia en ese momento. Pero, sin duda alguna, Alfonso y Felipe son los que reconstruyeron un Partido Socialista más moderno y más rejuvenecido con respecto al que venía de la dictadura. La consolidación de la democracia y las bases de lo que sería la modernidad de España y del estado de bienestar se crean en sus gobiernos, sobre todo en las primeras dos legislaturas.

P. ¿Guerra se reconoció en el documental?

R. Carlos Herrera le hizo una entrevista en la Cope una semana antes de la presentación en Madrid del libro. Y en esa entrevista decía que el libro lo representa muy bien. Yo después le mandé un mensaje por WhatsApp y le dije que me gustaba que tuviera esa buena idea del libro porque, al fin y al cabo, está basado en las entrevistas que se hicieron para el documental. Me llamó para decirme lo que le había parecido el documental el 27 de octubre de 2022. Justo el día antes del 40 aniversario de la victoria del Partido Socialista en 1982. Y dos días antes de que se hiciera el famoso mitin en Sevilla, al que no lo habían invitado. Felipe sí fue y dijo que echaba en falta a ese “personaje singular” que levantaba su mano en la ventana del Hotel Palace cuando ganaron las elecciones.

Yo estuve tentado de preguntarle si iba a ir al acto. No se lo pregunté porque no me pareció de buen gusto. Por lo poco que lo conozco, imaginaba que no iba a ir. Y efectivamente no fue. Yo ya sabía que había visto el documental porque se lo había mandado dos días antes. Eran las siete y pico de la tarde. Me dijo: “Ya he visto el documental”. Y yo le pregunté: “¿Y?”. Me contestó: “Bien. Está bien. A lo mejor un poco largo porque dura dos horas y media”.

P. ¿Dos horas y media?

R. Sí. Solamente he podido hacer una edición en formato largometraje para mandarlo a festivales. Realmente el formato adecuado para ese material es una miniserie documental de cuatro o cinco episodios. Pero me lo jugué todo a un único tiro. Y se han quedado muchísimas cosas fuera que están en el libro. Guerra me dijo: “Hay algunas cosas que no son exactas y, si se puede, se deberían de corregir”. Y yo pensé: “Ahora me va a mandar un PDF de siete folios de correcciones”. Pero me mandó solo tres cosas. La primera me pedía que en el texto del principio le quitara el “don” a Alfonso Guerra. Otra fue la corrección de un dato que él había dado equivocado. Y la última es que en los créditos pusimos que la famosa tortilla del PSOE había sido en Alcalá de Guadaira y, por lo visto, era en La Puebla del Río.

No he visto ningún signo de acritud de Guerra a Felipe González

P. Un año después el documental se convierte en libro. ¿Por qué?

R. La esfera de los libros, que editó su última obra, le preguntó si tenía alguna idea para volver a sacar algún título. Y él le dijo que no pero que acababa de hacer un documental bastante extenso. La esfera de los libros le propuso ver el material. Se pusieron en contacto conmigo. Yo les pasé una copia y el documental les gustó mucho, sobre todo el contenido. Entonces dijeron que estaban interesados en hacer el libro y se firmó el contrato. Les entregué los brutos de las nueve horas de grabación y las pasaron a texto. Es una forma de que ese material no se pierda. Esas nueve horas son oro líquido.

P. La rosa y las espinas se titula el libro. ¿Me explica la metáfora?

R. El título del libro es una propuesta de la editorial. Yo lo único que dije es que se mantuviese el subtítulo, El hombre detrás del político, porque lo vinculaba con el documental y me parece que es una frase clave para entenderlo. El título principal también sale del documental. El final se cierra con una pregunta que yo le hago y que él responde mirando directamente a cámara. ¿Con qué música le gustaría a usted terminar este documental? Y él menciona la ópera de Händel Lascia la spina, cogli la rosa, que traducido desde el italiano significa Deja la espina, coge la rosa. Y de esa pieza que cierra el documental la editorial propuso el título. Y a mí me parece un acierto.

P. La espina no es Pedro Sánchez.

R. Le voy a dar una una exclusiva. En el documental nunca se pregunta directamente por Pedro Sánchez y él tampoco lo menciona en ningún momento.

P. Ni indirectamente.

R. La única mención que yo recuerdo es cuando habla de lo que es un Gobierno de coalición. Y dice que un Gobierno de coalición no es lo que tenemos ahora. Lo que tenemos ahora es un Gobierno de cuotas.

P. El libro se presenta por todo lo alto el 20 de septiembre en Madrid. ¿Se esperaba una presentación así?

R. Eso no se lo espera nadie. Para nada. Yo sabía que se iba a hacer una presentación en Madrid e imaginaba que tendría un nivel de interés mediático fuerte. Pero, claro, se disparó a límites insospechados cuando Felipe González entra en la ecuación. Por usar términos coloquiales, aquello era una feria.

P. ¿Una feria de vanidades?

R. No. Una feria de gente. Yo no vi grandes vanidades. Cuando llegué al acto di una vuelta porque tenía interés por ver aquello. No había estado nunca en el Ateneo de Madrid ni en un acto de ese nivel mediático. Había una sala solamente dedicada a la prensa. Nosotros teníamos otra, la Manuel Azaña, para los que íbamos a estar en la mesa. Alfonso, Felipe, la directora editorial y yo. También estaban Rodríguez Ibarra, Rodríguez de la Borbolla y otros amigos de Alfonso y Felipe.

P. Tiene usted el mérito de haber reunido a dos enemigos íntimos históricos de este país.

R. Yo no estoy de acuerdo con la denominación de enemigos.

Yo fui a Sevilla a verlo sin saber si me iba a decir sí o no

P. Tuvieron una legendaria guerra abierta en el partido en los años ochenta.

R. Yo creo que, por encima de cualquier discrepancia, lo que subyace es la relación de amistad. Eso es lo importante. Evidentemente ellos han tenido discrepancias. En el documental no he visto ningún signo de acritud por parte de Alfonso para referirse a Felipe. Y en el Ateneo vi afecto y cariño mutuos. En este país tenemos la manía de estar enfrentándonos entre nosotros continuamente. Si eres del Madrid no puedes ser del Barca. Si eres de Bardem no te puede gustar Berlanga. Si eres de Felipe no te puede gustar Alfonso.

P. Usted dice que se sintió en el acto como el telonero de los Rolling Stones.

R. Eso dije en la mesa. Y creo que es una frase afortunada. Mucha gente, y no solo la prensa, me lo recordó después.

P. ¿Usted cree que el libro ha sido la excusa para que Felipe González y Alfonso Guerra dispararan contra el secretario general de su partido?

R. Yo creo que el libro sale en el contexto político en el que sale y la relevancia de lo que querían transmitir en ese momento solamente les pertenece a ellos. Solo ellos son dueños de sus palabras. Yo no sabía lo que iban a decir. De hecho, el presidente del Ateneo dijo también que no tenía conocimiento de lo que iban a a hablar Alfonso y Felipe. Yo creo que en el imaginario colectivo de todo el mundo estaba que evidentemente aquel acto iba a terminar con una serie de manifestaciones políticas en base a lo que está ocurriendo ahora mismo en la situación del país. Y yo lo veo bien.

P. Guerra dijo: “Yo sigo defendiendo lo mismo. Ha sido el otro quien ha cambiado”. El otro es el presidente del Gobierno, supongo.

R. Sí, sí, sí. Y además creo que lo habla. Dice presidente del Gobierno. Es evidente.

P. Luis Yáñez asegura que las críticas de Guerra y Felipe a Pedro Sánchez “nacen de su amor propio herido”.

R. Yo creo sinceramente que nacen de una herida causada por la preocupación con respecto a una actuación política en el país que él no comparte y que cree que nos lleva por un camino equivocado, que perjudica al futuro político de España. Hacer ver, en mi opinión, que se trata de una cuestión de ego herido o de edadismo no creo que sea lo correcto. Decir que el problema es que son dos nostálgicos del poder o que ya no entienden el país en que viven es equivocado.

P. Hay quien sostiene que se han convertido en dos aliados estratégicos de la derecha.

R. Yo creo que no es cierto. Y puedo dar un dato concreto. Felipe González ha dicho que si alguien ve el discurso de la victoria electoral del 28 de octubre de 1982, comprobará que sigue siendo igualmente válido para lo que piensa en la España de 2023.

P. ¿Qué próximo documental se guarda en la chistera?

R. Ahora mismo no me guardo nada en la chistera. Está todo muy reciente. Me gustaría que el documental se pueda ver en alguna plataforma. Lo he mandado a muchos festivales. He perdido la cuenta. Y ha tenido varios premios. El Premio al Mejor Largometraje Documental en el Festival de Canadá. Otro honorífico en el Festival Internacional de Londres y el Premio de la Crítica en un festival de la India. También estuvo seleccionado como finalista en Nueva York y como semifinalista en Moldavia. Lo que es curioso es que no lo hayan seleccionado en ningún festival en España. En ninguno.

P. ¿Y a qué se debe?

R. No lo sé. Los gustos cambian. Los focos de interés cambian. Es posible que se deba eso.

Alfonso Guerra me transmitió sencillez y cercanía

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