CRÓNICA

Sinouj, otra perla escondida del Mediterráneo

Más allá de las bandas consagradas y la mercadotecnia mainstream, donde el Festival de la Guitarra de Córdoba cobra pleno sentido es en la programación de géneros minoritarios y perlas escondidas. Propuestas artísticas que suelen ser barridas de los circuitos comerciales, monopolizados por los Melendi de turno y otras golosinas de éxito que no necesitan dopaje alguno. Ahí es donde la iniciativa pública debe empeñar sus recursos y desplegar su inmenso poder pedagógico.

Hablamos de conciertos como el que anoche Sinouj ofreció en el Teatro Góngora, patrocinado, por cierto, por Casa Árabe, cuyo compromiso, un año más, con la difusión de la cultura islámica y mediterránea es justo subrayar. Y aplaudir. Si en 2024 nos descubrieron en este mismo escenario a la sugerente banda magrebí Tarwa N-Tinitri, en la presente edición se han descolgado con un potente producto de jazz afroárabe liderado por el saxofonista Pablo Hernández Ramos.

El grupo cuajó en Túnez hace dos décadas, cuando el músico extremeño estudiaba en el país norteafricano y trabajaba en el Canal 21 de la televisión magrebí. Allí conoció al violinista y cantante Larbi Sassi y otros músicos argelinos que acabaron cayéndose de la formación original. En 2008 Pablo Hernández Ramos se instala en Madrid e incorpora en el proyecto al baterista nigeriano Akin Onasanya (Agustín para los amigos), que ayer ofreció una masterclass de fuerza y ritmos calientes para un género mestizo que conjuga influencias diversas.

Quien no apareció anoche sobre el escenario fue Larbi Sassi por razones que no fueron explicitadas. En su lugar, actuó el músico y cantante iraní Kaveh Sarvarian, que, por momentos, mostró un evidente desacople del conjunto, causado previsiblemente por la sustitución sobrevenida del violinista. Con todo, el instrumentista persa presentó un manejo exquisito de la flauta travesera y, sobre todo, del ney, que irradió un sonido profundo y místico.

Al bajo, se impuso un eficaz Javier Geras, mientras que el rumano Denis Bilanin desplegó una espléndida capacidad adaptativa en los teclados, como acredita una sólida trayectoria junto a artistas de la talla de Miguel Ríos, Carlos Baute, Pau Donés o Gospel Factory.

El grupo sonó compacto y con personalidad a bordo de ritmos híbridos cercanos al funky, siempre comandados por el fraseo limpio y efectista del saxo. El espectáculo arrancó con Essaouira, el tema que abre su último disco Labu, publicado en 2018. Se echaron en falta los arpegios del guitarrista Munir Hossn y la voz gutural de Larbi Sassi. En su lugar, Antonia Jiménez prestó su rasgueo flamenco en un experimento musical bautizado precisamente anoche en el Teatro Góngora.

La inédita colaboración entre Sinouj y la guitarrista flamenca de El Puerto de Santamaría es otro de los atractivos del Festival de Córdoba, cuya propensión a asumir riesgos creativos y cócteles inesperados se agradece. Mezclar en la gazpachera ingredientes de culturas gastronómicas distintas siempre es un ejercicio de malabarismo de consecuencias insospechadas. La propuesta de anoche salió bien parada.

Antonia Jiménez se acopló con solvencia a la dinámica jazzística de Sinouj, especialmente en la interpretación de Candié, una guajira rematada con tanquillos de hermosa factura. Los arreglos de viento diseñados para el palo de ida y vuelta fueron marcadamente afortunados. No es fácil integrar a una guitarra flamenca en un combo de sonido poderoso y metálico.

La sorpresa de la noche la protagonizó la cantante palestina Miriam Toukan, afincada en Córdoba desde hace varios años. Involucrada en movimientos pacifistas para buscar una salida no violenta a la dramática situación de Oriente Medio, la artista ostenta una robusta carrera artística que incluye colaboraciones con Noa, Gheorghe Zamfir o El Pele. Tras varios meses ausente de los escenarios, anoche volvió a inundar la sala con su estremecedora voz. Otro hermoso regalo imprevisto.

Sinouj ha publicado cuatro discos. El primero de ellos fue grabado en vivo y contó con la colaboración de Guadiana, un cantaor gitano de garganta rotunda y profundidad expresiva. En 2012, editaron Were, junto a dos músicos de alto rango, Jorge Pardo y Javier Paxariño. La revista Musicópolis los incluyó en el catálogo del año. En Labu, grabado en 2018, participaron el guitarrista Munir Mossn y Kaveh Sarvarian, en la sección de viento.

A lo largo de hora y media, Sinouj ofreció un concierto convincente que conectó con un teatro casi lleno, siempre dispuesto a ensanchar su espectro musical con propuestas refrescantes que aporten diversidad y belleza. En eso, y en otras muchas cosas, es justo agradecer el generoso esfuerzo que cada año nos conceden el Festival de la Guitarra y Casa Árabe.