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La acampada de las limpiadoras en el Hospital Reina Sofía cumple dos semanas sin solución a la vista

Bolsas de basura en el Reina Sofía por la huelga de limpieza.

Juan Velasco

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La acampada de las trabajadoras del sector de la limpieza en el Hospital Universitario Reina Sofía ha cumplido dos semanas este lunes, sin que, por el momento, se aviste una solución al conflicto laboral, y mientras va dejando imágenes como las montaña de bolsas de basura sin recoger.

Desde el 17 de enero llevan las limpiadoras haciendo noche en el Reina Sofía para exigir un convenio “digno” en el que se recoja una cláusula en relación al servicios de limpieza en los hospitales. Una situación a la que llegaron tras un año de negociaciones entre los sindicatos y la patronal que se rompieron en el mes de diciembre.

Por ello, las empleadas emprendieron entonces una huelga indefinida de sus servicios, manteniendo exclusivamente los mínimos, que se ha recrudecido desde que comenzó la acampada y que, ya advirtieron, no piensan abandonar hasta que la patronal reconozca en el convenio un plus como personal sanitario (actualmente se rigen por el convenio provincial de la limpieza).

Las montañas de basura son una constante en el centro desde entonces. La Policía Nacional ha acudido varias veces para permitir la recogida de residuos, mientras que la gerente del Reina Sofía, Valle García, llegó a afirmar que le “preocupa” que en el complejo hospitalario no se están cumpliendo los servicios mínimos impuestos en la huelga indefinida, lo cual fue desmentido por los sindicatos y las trabajadoras.

Mientras tanto, las limpiadoras han mantenido un encierro y una huelga indefinida, pese a los efectos salariales que tendrá en unas nóminas que oscilan los 800 y los 950 euros de media, según relataron a este periódico. Además, han criticado que la UTE concesionaria del servicio –formada por Eulen, Ferrosur e ISS- no les abone pluses por hacer turno de noche, festivos o sábados.

Todo ello, tras haber sido un servicio esencial durante la pandemia, en la que, según relataron, han trabajado muchas veces “sin los equipos de protección adecuados y encima teniendo que cubrir la falta de personal”.

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