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#Heroínas sin capa | Limpiadora del Reina Sofía: “En casa te haces la fuerte pero hay miedo de contagiar a la familia”

Isabel Muriel, limpiadora del Hospital Reina Sofía

Alejandra Luque

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¿Dónde empieza la cadena del personal encargado de curación de un paciente con coronavirus? Es indiscutible que los trabajadores sanitarios, tanto médicos como enfermeros, son primordiales, pero no es baladí el trabajo incansable y exhausto de las limpiadoras del Hospital Reina Sofía, una profesión feminizada que ha puesto a estas mujeres en primera línea de la enfermedad y con medios escasos con los que protegererse.

La voz de una de ellas, Isabel Muriel, es la de todas sus compañeras. Comparten un mismo temor: contagiar a sus familias, lo que les está llevando a reducir el contacto personal con parejas e hijos. Isabel lleva desde 2007 trabajando en el Reina Sofía y nunca antes había vivido una experiencia igual: la de trabajar con miedo día a día. Al comienzo de la pandemia, a estas limpiadoras les proveyeron de mascarillas que debían utilizarse una por jornada. Ahora, ante la escasez, lavan la que tienen para que les sirva todos los días.

Esta falta de material de protección llevó a la hija de Isabel, Isabel Villar -trabajadora de Galerías Madrid y amante de la costura- a confeccionar mascarillas de algodón con todos los estampados posibles; una labor solidaria que también ha realizado la asociación cultural Belén Rivero, de Posadas, entidad que les ha donado batas y mascarillas.

La falta de medidas de prevención ya la puso sobre la mesa a finales de marzo el sindicato CSIF, que criticó el peligro al que se enfrentan estas trabajadoras usando “mascarillas que no son las adecuadas, y con batas que no son las homologadas para protegerse del Covid-19, al estar hechas de tela”. Un mes después de la epidemia, las limpiadoras que están más en contacto con los enfermos ya cuentan con Equipos de Protección Individuales (EPIs).

“Vamos trabajando como podemos pero cuando llega la hora de irte te entra de todo de pensar que puedes contagiar a tu familia”, cuenta esta trabajadora, que actualmente se encarga de la limpieza del servicio de Microbiología del hospital. Esta área es referente en estos momentos para el procesamiento de las muestras (PCR) en la provincia de Córdoba y sus profesionales analizan cada día entre 250 y 300 muestras de personas con sospecha de coronavirus, un trabajo se ha multiplicado por diez.

En este servicio, según explica, tres profesionales sanitarios han dado positivo en coronavirus, aunque a ella no le han realizado la prueba todavía. Sin embargo, cuando una de sus compañeras contrajo la enfermedad, tanto Isabel como el resto de trabajadoras sí fueron sometidas al test, dando todas negativo. Aún así, esta cordobesa afirma que pueden ser portadoras del virus, lo que le ha llevado a aplicar medidas en su casa: usa toallas, cubiertos y vajilla en exclusividad y lava la ropa aparte. Dolores de cabeza e insomnio acompañan a Isabel en su día a día, que intenta “hacerse fuerte en casa a pesar del miedo al contagio”.

Para intentar paliar el exceso de trabajo de las limpiadoras, la Junta de Andalucía ha contratado personal externo con y sin trayectoria en este sector. En este sentido, Isabel hace especial mención a las mujeres que se encargan de limpiar las habitaciones en las que han estado hospitalizados pacientes de coronavirus. “A mí me dan ganas de llorar tan sólo de verlas porque en la mayoría de los casos son chicas jóvenes que lo están llevando todo con mucho miedo”. La desinfección de las habitaciones es integral y el tiempo invertido, mayor que en situaciones normales, ya que tras el paso de estas limpiadoras no queda ningún resquicio de coronavirus. Los nombres de estas heroínas son Lorena Jurado, Maríaa Valverde, Encarni Plata, Ana Revuelto Y Lola Álvarez.

A pesar de esta situación, el Gobierno considera que las limpiadoras de los hospitales son un colectivo de bajo riesgo al no estar en contacto directo con el paciente. Al igual ocurre con los profesionales de los laboratorios de Microbiología, con celadores, camilleros, trabajadores a domicilio con personas asintomáticas o profesional no sanitario que tiene contacto con material sanitario, fómites o desechos posiblemente contaminados.

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