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Paco Morales celebra su Estrella Michelin trabajando en Noor

Paco Morales, con su equipo de Noor, en una imagen de archivo | MADERO CUBERO

Manuel J. Albert

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Paco Morales ha celebrado este jueves su flamante primera Estrella Michelin haciendo lo que mejor sabe: cocinar. Su restaurante Noor, que con solo cinco meses de recorrido se ha convertido ya en un referente gastronómico cordobés, andaluz y español, volvió a abrir sus puertas como un día más. Aunque no lo fuese, ni mucho menos.

El móvil de Morales, que habitualmente suena de manera insistente, literalmente echa humo desde que la noche del miércoles se conociese la buena nueva. El chef y su esposa se encontraban precisamente en Mas Marroch, la finca de eventos de los hermanos Roca en Girona, donde se realizó la ceremonia para conocer los nuevos reconocimientos de la guía gastronómica de referencia del mundo entero.

“Fue bonito estar allí, desde luego, pero a pesar de estar con mi mujer, no pudimos celebrarlo con nuestro equipo que ha estado siempre apoyándonos en este proyecto: Víctor, Lucía, Emanuel, José...”, decía por la tarde un eufórico Paco Morales, sin poder contener la alegría. Una tarde de locos en la que sacó tiempo de donde podía -entre entrevistas a televisiones, radios y periódicos- para atender a los amigos y familiares que querían estar con él.

Quienes no faltaron, desde luego, fueron los padres del cocinero, quienes regentan un conocido asador de pollos en el barrio de Cañero. “Nunca me hizo mucha gracia aquello de que el chico se fuese a estudiar hostelería, lo reconozco, y nunca pensé que fuese a volver con una Estrella Michelin. Pero aquí la tenemos, gracias a su esfuerzo y a su trabajo en un oficio que es su vida entera”, cuenta Paco Morales padre, cocinero como su hijo, aunque con muchos años de camarero a sus espaldas.

Tras conocer la noticia anoche, el laureado Morales apenas pudo dormir tres horas y este jueves al mediodía, tomó con su pareja el AVE de vuelta al barrio de Cañero donde tiene el restaurante. El retorno a casa ha estado regado y aderezado de besos y abrazos por doquier. No es para menos. Pero había que ponerse de nuevo manos a la obra. Una segunda Estrella Michelin no se conseguirá sola.

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