La huella de carbono por persona en la comunidad de la UCO, la cuarta más baja en 10 años

La huella de carbono por persona en la comunidad de la Universidad de Córdoba es la cuarta más baja en los últimos diez años. Así lo reflejan los datos ofrecidos por el octavo estudio de la huella de carbono de su actividad. Según el documento publicado en 2023, el año pasado esta fue de 0,0923 toneladas por persona. Para su análisis se ha tenido en cuenta a toda la comunidad de la Universidad del pasado año, un total de 21.037 personas.

El término 'huella de carbono' es usado para describir la cantidad de gases de efecto invernadero que son liberados a la atmósfera, directa o indirectamente, como consecuencia de una actividad determinada, bien sea la fabricación de un producto, la prestación de un servicio, o el funcionamiento de una organización. Para llegar a estos datos, la Universidad se centra desde el 2014 -año de publicación del primer informe con los datos de 2013- en diferentes variantes.

Cada año el SEPA (el Área de Protección Ambiental del Servicio de Prevención y Protección de la UCO) se encarga de recopilar datos referidos a distintas fuentes de emisión para llevar a cabo el documento. Estas fuentes analizadas son: el consumo del gas natural (kWh); el consumo de gasóleo en instalaciones; fugas de gases fluorados; el consumo de energía eléctrica o el de agua en red, entre otros.

Del estudio realizado con los datos del pasado año cabe destacar la bajada de un 62% en el consumo de gasóleo de instalaciones, estas son las calderas de calefacción de Belmez y Ucodeporte) ya que, según indican desde la UCO, los suministros en el año 2022 han sido menos voluminosos que en años anteriores.

El gas natural, que se ha usado principalmente en la climatización, ha tenido una bajada con unos datos que no se registraban desde hace al menos cinco años. En 2022 los kWh utilizados fueron 5.930.139, en comparación con los 7.365.740 del 2021; es el dato más bajo desde 2018.

Aunque sí que ha aumentado de manera considerable el consumo de gases fluorados, un 41% más que el último año. Según el informe de la UCO, esto se justifica “por las tareas de mantenimiento que de forma extraordinaria se hacen en los equipos de climatización de la UCO y que no responden a una tendencia”. La energía eléctrica también ha tenido una bajada en el consumo del 5% menos que el año anterior pero que con la aplicación del Plan de medidas de ahorro energético en al UCO (noviembre de 2022) “se espera que se consolide a la baja para el 2023”.

Las fuentes de emisión que se tienen en cuenta en el cálculo de la huella se organizan por alcances, correspondiendo el alcance 1 y 2 a las emisiones directas a la atmósfera (consumo de combustibles de instalaciones fijas, de flota o fugas de gases de climatización) y a las emisiones indirectas relacionadas con el consumo eléctrico respectivamente. En 2022, la huella de carbono total de la UCO, teniendo en cuanta estos alcances fue de 1.942,11 toneladas de carbono, advirtiéndose un aumento del 8% de las emisiones respecto a 2021.

En este aumento ha tenido que ver el incremento en un 15% del consumo de agua y papel, y la producción de residuos peligrosos. El aumento del papel, señala el estudio que es “imprevisto, ya que la tendencia es a la digitalización”. Por lo que este aumento “no forma parte de lo esperable”.

Por otra parte, el consumo de residuos peligrosos ha alcanzado valores similares a los de hace una década. Siendo la de 2022 la cifra más alta con 11.345 kg, después de esta solo supera al resto los 11.342 kg del primer año de estudio. El informe señala que esto “puede ser debido al aumento de la actividad investigadora o a la mayor adhesión de los productores de residuos al sistema de retirada”.

La cuantificación de las emisiones permite tomar conciencia del impacto que genera la actividad de la UCO en el calentamiento global, convirtiendo de así a la huella de carbono en una herramienta de sensibilización.