La Junta pretende evitar retrasos excesivos en el Palacio de Congresos

La fecha todavía está en el aire. Quizá más que nunca, toda vez que la rehabilitación del edificio sufriera un parón en 2015. Lo cierto es que la Junta de Andalucía pretende evitar retrasos excesivos, tras esa situación, en la puesta en funcionamiento del Palacio de Congresos de Córdoba, situado en la calle Torrijos. Ésa es la intención del gobierno autonómico, que trata de avanzar en el procedimiento de licitación del espacio para su apertura no mucho más tarde del momento inicialmente previsto. Esto era en abril de 2018. Así lo expone el consejero de Empleo, Empresa y Comercio del organismo andaluz, Javier Carnero, en su respuesta respecto de esta infraestructura a pregunta formulada por David Moscoso, parlamentario de Podemos por la provincia, el pasado mes de junio.

El representante de la formación morada en el Parlamento de Andalucía cuestionó al gobierno autonómico acerca de la fecha de apertura, así como por los trabajos que se desarrollaban entonces y los planes en relación a la puesta en funcionamiento de un espacio que consideraba esencial para la ciudad. Fue el 20 de julio cuando la Junta ordenó la publicación de la respuesta del consejero de Empleo, Empresa y Comercio, que sin embargo no vio la luz hasta este lunes. En documento del Boletín Oficial del Parlamento de Andalucía, Javier Carnero indica que “la Junta tiene el propósito de avanzar en el procedimiento de licitación, tanto como la legislación contractual pública permita, al objeto de que una vez finalicen las obras que se acometen en el Palacio, éste pueda comenzar su funcionamiento”.

Así, Carnero afirma que “la Consejería está trabajando en los documentos que informarán la futura licitación de la gestión y explotación del Palacio de Congresos”. “Para ello la Administración, cumpliendo el compromiso asumido, se ha reunido ya en dos ocasiones con los representantes de los agentes económicos y sociales en aras de recabar, en un proceso participativo, la opinión de estos en cuanto a la gestión futura”, añade en su respuesta a Moscoso. Pero lo cierto es que la rehabilitación del espacio continúa, tiene por delante todavía un buen número de actuaciones y cuenta con retraso debido a la interrupción de las obras de su primera fase. Con todo, la Junta pretende evitar tardanzas en demasía con el trabajo ya de cara a las nuevas etapas en la readaptación del edificio.

Señala en su contestación el consejero de Empleo, Empresa y Comercio la tramitación “de Resolución de una segunda encomienda a Tragsa, para dar continuación a las obras interrumpidas que se prevé se solape con la primera encomienda, estimándose su duración en doce meses”. Esa primera encomienda, también a Tragsa, tenía como objetivo “el acondicionamiento de las obras ejecutadas con un plazo de ejecución de tres meses”. En esa tarea se encuentra de lleno la empresa, tal y como se conociera ya a comienzos del presente mes de agosto. Según lo explicado por Carnero, si bien la Junta pretende evitar retrasos excesivos, está claro, vistas las estimaciones, que en abril de 2018 será difícil que el Palacio de Congresos abra sus puertas. Incluso será complicado hacerlo en el primer semestre del próximo año.

También apunta Javier Carnero, en relación a la mencionada segunda encomienda, que “este encargo tiene como objeto la finalización de las obras proyectadas con anterioridad y no concluidas por incumplimientos de la anterior empresa contratista”. “Adicionalmente es necesario encargar la redacción de un proyecto técnico que contemple las actuaciones para poder culminar las obras necesarias para la puesta en uso del Palacio de Congresos que se prevé realizar entre el tercer y cuarto trimestre de 2017 y que dará soporte documental a otra encomienda a Tragsa que posibilite ejecutar las obras requeridas y explotar concesionalmente el Palacio de Congresos. Estas obras se estiman puedan llevarse a cabo durante el primer semestre de 2018, solapándose con las ya en curso”, agrega el consejero de Empleo, Empresa y Comercio en referencia a lo que resta por delante para la definitiva remodelación de la infraestructura.