Así votó Córdoba: 1987
Por tercera vez tras el franquismo, Córdoba afrontó en 1987 unas nuevas elecciones municipales. Lo hizo en un tiempo de cambios en cuanto a siglas, sobre todo en el ala izquierda de la política española. De algún modo, esto pudo motivar el decrecimiento del perfil comunista, tanto en la capital como en la provincia. Aunque en el primero de los casos también hubo otras circunstancias que rebajaron la fuerza de la formación que era sucesora natural del Partido Comunista de España (PCE). Más allá de estos apuntes, los comicios locales se desarrollaron en esta ocasión con una circunstancia, cuando menos, curiosa. El día elegido para abrir los colegios fue un miércoles, para ser más exactos el 10 de junio.
Situación extraña fue la que se vivió, por tanto, en la tercera cita electoral de carácter municipal en el actual período democrático. Esta vez tampoco hubo coincidencia en el año con el proceso al Parlamento. Los comicios generales se celebraron el 22 de junio de 1986 y terminaron con otra victoria del Partido Socialista Obrero Español (PSOE), que obtuvo una nueva mayoría absoluta. Si bien el triunfo fue mucho menos abultado en 1982. De vuelta a la clave local, en la capital se produjo un cambio de alcalde en el tramo final de la legislatura iniciada en 1983. Porque Julio Anguita dimitió en febrero del 86, antes de convertirse en coordinador andaluz de Izquierda Unida. Ésta fue la coalición de partidos en que también se englobó el PCE. Así, el bastón de mando pasó a manos de Herminio Trigo, hasta esa fecha primer teniente de alcalde.
IU pierde la mayoría, pero no la Alcaldía
El propio Trigo fue el candidato, como resultaba lógico, de IU -con Convocatoria por Andalucía (IU-CA)- para las elecciones municipales de 1987. En teoría, la continuidad debía ser un factor favorable para la coalición, pero no lo fue. La posible razón es que la formación se vio afectada por la salida en plena legislatura del alcalde. Le sucedió lo mismo en 2011, cuando Andrés Ocaña no pudo retener la Alcaldía tras la marcha de Rosa Aguilar al ámbito autonómico. Aunque para estos hechos todavía queda… En ese contexto, también tuvo importancia el nombre designado para encabezar la lista del PSOE. Éste fue el de José Miguel Salinas, que regresaba a la ciudad tras haber sido vicepresidente de la Junta de Andalucía desde 1985.
Lo cierto es que IU-CA no pudo mantener la mayoría absoluta lograda por el PCE, su predecesor, en 1983. Aun así, consiguió ser la formación más respaldada en Córdoba capital en las terceras elecciones municipales del presente sistema. Obtuvo un 36,09% de los votos, frente al 30,26% que reunió el PSOE. No obstante, ese triunfo no sirvió para que consiguiera siquiera una cifra de concejales que le permitiera gobernar con tranquilidad. De entrada, Trigo necesitaba un pacto con los socialistas, que se abstuvieron en la investidura, para trazar una legislatura positiva en el funcionamiento de la corporación local. No lo tuvo fácil e incluso, años después, aseguró que hubo un acuerdo tácito entre el otro partido de izquierdas y Alianza Popular (AP) para desbancarle. La fuerza de derechas, a todo esto, logró un 23,37% del escrutinio.
Traducido en representación, IU la vio disminuida de 17 a 10 concejales de los 27 que todavía conformaban el Consistorio. Mientras, el PSOE escaló de cuatro a nueve y ajustó muchísimo la distancia. Y siete fueron los ediles que sumó AP. Sí, falta uno. Es el que consiguió el Centro Democrático y Social (CDS), que atomizó un poco más, por mucho que fuera de forma testimonial, el Ayuntamiento. Con todo, Trigo no perdió el bastón de mando y la ciudad continuó como una de las pocas capitales de provincia con gobierno comunista. Eso sí, el desempeño resultó realmente complejo, hasta el punto de que el alcalde entonces aseguró pasada alguna que otra década que “la oposición mandaba”. Fueron años de cambios y difíciles para la gestión municipal en Córdoba, como se deduce sólo con los datos revisados. La participación, antes de proseguir con la provincia, disminuyó respecto de 1983: cayó a un 65,12%.
El PSOE eleva su poder en la Diputación
También decreció en esta ocasión el número de personas que acudieron a las urnas en la provincia. Pero registro en este sentido fue mucho más positivo que la capital, ya que la participación en este caso superó otra vez el 70%. En concreto, un 71,95% de los cordobeses llamados a votar cumplieron su derecho. Otra circunstancia curiosa se produjo esta vez, como ya se vio en las elecciones municipales de 1983. De inicio, el PSOE volvió a vencer de manera clara en el cómputo global. Obtuvo un 38,91% de las papeletas, con IU-CA más de 14 puntos por debajo al terminar con un 24,87%. Los socialistas crecieron dentro del escrutinio y los sucesores del PCE fueron a menos. Sin embargo, en el total de concejales se dio la situación inversa.
Cabe repetir: el porcentaje total no tiene relación directa con el reparto de ediles, que depende de las distintas circunscripciones -localidades, en este caso-. El hecho es que el PSOE logró 426 representantes públicos -tuvo 445 en 1983- e IU-CA, 166 -venía de contar con 163-. Por cierto, el número de concejales volvió a bajar para quedarse esta vez en 911. De esos, 154 fueron para AP, que cayó a un 19,38% de los votos. ¿Dónde fueron tantos como perdieron socialistas y populares? Pues al CDS, que de repente tuvo un incremento sobresaliente. Con un 9,57% de las papeletas, se hizo con hasta 88 miembros en corporaciones cordobesas. Además, a independientes y el Partido Andalucista (PA, antes PSA) se sumaron esta vez, aunque de manera testimonial, el Partido Democrático Popular-Partido Liberal (PDP-PL) y el Partido de los Trabajadores de España-Unidad Comunista (PTE-UC).
La victoria socialista se dejó sentir más si cabe en la Diputación Provincial, aun cuando la capital no estaba en sus manos. No en vano, sus resultados conllevaron una subida en los escaños de la institución que engloba a todo el territorio cordobés. Pasó de 16 a 17, una mayoría que permitió a Julián Díaz seguir como presidente de la entidad otros cuatro años -tras tomar posesión en 1984 por la marcha de José Miguel Salinas a la Junta de Andalucía-. En cuanto al resto de diputados, que eran 27, seis fueron para IU-CA y cuatro para AP. La coalición de izquierdas perdió uno por el camino, mientras que la fuerza de derechas, cuyo grupo se denominó Federación de Partidos de Alianza Popular (FP-AP), se mantuvo.
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