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Así votó Córdoba: 1983

Así votó Córdoba en 1983

Rafael Ávalos

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Cuatro años, un mes y cinco días. Ése es el tiempo transcurrido hasta la vuelta de las urnas en clave local. Tras el histórico proceso de 1979, el primero después de más de cuatro décadas, la nueva cita electoral fue acogida con mucho más interés por parte de los cordobeses. Tanto en la capital como en la provincia. Al menos así lo indicaron los datos de participación, los más altos en este tipo de comicios en el actual período democrático hasta la fecha. En todo caso, fue el 8 de mayo de 1983 cuando de nuevo acudió la ciudadanía a los distintos colegios para definir los ayuntamientos. No tanto para designar a los alcaldes o alcaldesas porque, ya se sabe, terminado el escrutinio entran en juego los pactos.

A diferencia de lo ocurrido en 1979, en esta ocasión, las elecciones municipales no coincidieron en año con las generales. El motivo, la dimisión en 1981 del presidente del Gobierno, Adolfo Suárez, y el adelanto de la votación a Cortes a 1982. Entre una y otra circunstancia, por cierto, se produjo el intento de golpe de Estado conocido como 23-F. Sacudido el miedo por ese hecho, en el 82, antes de que España albergara el Mundial de fútbol, el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) obtuvo la más amplia mayoría absoluta del presente sistema constitucional. En la provincia de Córdoba se hizo con hasta cinco de los siete diputados en juego con un 57,94% de las papeletas. Un resultado del que fue muy partícipe la capital al otorgar un 56,77% de respaldo a los socialistas. Pero en ámbito local la historia sería muy diferente, otra vez.

Anguita, reelegido con el mejor resultado histórico

Probablemente, visto lo sucedido en 1982, en el PSOE pensaron que las elecciones municipales le serían muy favorables esta vez en Córdoba capital. Además, el partido optó, entonces sí, por Joaquín Martínez Bjorkman, candidato conocido y respetado. Sin embargo, las expectativas no sólo no se cumplieron sino que estuvieron muy lejos de la realidad. Cabe decir, también como contexto, que la situación económica era complicada y apenas mejoró en la primera legislatura democrática del Ayuntamiento. Por si fuera poco, los desencuentros en el gobierno de concentración que ideó Julio Anguita, alcalde desde 1979, terminaron en rupturas de los socialistas y de la Unión de Centro Democrático (UCD) con el Partido Comunista de España (PCE).

Lo cierto es que, a pesar de lo dicho, la popularidad de Anguita no se redujo. Más bien todo lo contrario, siempre fue en aumento. Y esto contribuyó a que resultara reelegido. Sin necesidad de pensar en posibles pactos. En efecto, el 8 de mayo de 1983 se logró la mayor participación en Córdoba en unas elecciones municipales. El 69,29% de los cordobeses acudió a las urnas, la única ocasión en que se rozó el ‘siete de cada diez’. Sea como fuere, el PCE obtuvo un apoyo masivo y terminó, nada más y nada menos, con un 57,97% del escrutinio. El triunfo de la formación comunista fue incontestable y conllevó una holgada mayoría absoluta en el Consistorio. Hasta 17 concejales, de los 27 que en ese momento había en la capital, fueron para este partido.

Ese resultado fue el mejor jamás logrado por cualquier partido en la ciudad. Producto del mismo se dio la representación municipal más abultada por parte de un vencedor. Y sólo hubo una mayoría absoluta más en las décadas posteriores. De vuelta a los datos del proceso electoral, la configuración del Ayuntamiento varió tremendamente en relación a 1979. Desaparecieron la UCD y el Partido Socialista de Andalucía (PSA) y surgió Alianza Popular, esta vez con el Partido Democrático Popular y la Unión Liberal en coalición (AP-PDP-UL). El partido creado por Manuel Fraga se convirtió, además, en el segundo más votado y con más concejales: consiguió un 23,47% de los votos y seis ediles. Mientras, el PSOE se vio abocado al tercer lugar con un 15,62% y cuatro ediles, su presencia más baja en el Ayuntamiento, aunque repetida posteriormente.

El PSOE inicia una larga hegemonía en la provincia

A nivel provincial, curiosamente, igual que ocurrió en 1979, el triunfo fue, en cómputo global, para el partido que había vencido en las elecciones generales previas. Aunque esta vez fuera con más de medio año de distancia. Es decir, se impuso el PSOE. Lo hizo de manera contundente además, ya que se hizo con 445 de los 915 concejales que se debían asignar en la totalidad de los municipios. Arrancó una larga hegemonía de los socialistas, también en la Diputación Provincial, como es lógico a pesar de sus resultados en la capital. En concreto, la formación en Gobierno obtuvo un 36,61% de los votos de todo el territorio cordobés. En este caso, el PCE fue la segunda fuerza con mayor respaldo.

Con un 32,25% del escrutinio, el Partido Comunista obtuvo 163 ediles. Pero, ¿cómo hubo tanta desventaja en cuanto a concejales respecto del PSOE si la diferencia en votos no fue tan amplia? La pregunta tiene una respuesta sencilla: el porcentaje es global y no refleja la realidad de los distintos municipios. Hecha la aclaración, también apareció con fuerza AP-PDP-UL en la provincia pues logró un 22,69% de los votos y hasta 181 representantes públicos, curiosamente más que el PCE -por lo matizado-. Otro dato significativo es que los independientes crecieron sobremanera en número de asientos en ayuntamientos aun cuando se vio rebajada su cifra de papeletas: 105 con un 5,38%. A todo esto, extinta la UCD, surgió el Centro Democrático y Social (CDS), que sin embargo sólo pudo contar con dos miembros en consistorios. También tuvo su porción el PSA, por cierto.

Que no quede atrás otro apunte. La participación en la provincia en unas elecciones municipales fue, como en la capital, la más alta de este período democrático. Se llegó a un registro de un 73,21% de votantes que cumplieron con su derecho. En cualquier caso, el gobierno de la Diputación cambió de manos, claro está por lo narrado. Con 16 diputados, el PSOE tomó el control de la institución, que no perdería ya hasta 2011. El presidente fue José Miguel Salinas, pero sólo durante unos meses, ya que en marzo de 1984 fue nombrado consejero de Gobernación de la Junta de Andalucía. Le suplió Julián Díaz. En cuanto al resto de representantes, el PCE obtuvo siete escaños, que votaron a favor de la investidura socialista, y AP-PDP-UL consiguió cuatro.

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