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Los acusados por el crimen de Fray Albino, culpables

En primer plano, la acusada, flanqueada por dos policías. Detrás de su abogada, fuera de foco, está sentado el segundo acusado | MADERO CUBERO

Manuel J. Albert

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El jurado considera probado que ambos mataron a la víctima a palos, aunque no considera que exista ensañamiento | El fiscal pide 20 y 18 años de cárcel respectivamente

El jurado ha declarado culpables a Amadora H. P. y a Mariano B. E. de la muerte de Carmen Garrote, el 19 de marzo de 2014, en el barrio de Fray Albino. El Ministerio Público solicita para ellos la pena de 18 y 20 años de cárcel respectivamente. La acusación particular que representa a los hijos de la víctima se adhiere a la solicitud de pena del Fiscal y la que representa a la hermana, solicita 18 y 19 años de cárcel. Por su parte, la defensa de Amadora aceptaría 15 años de cárcel para la acusada y la de Mariano, 17 años y medio. La sentencia del Tribunal se hará pública en los próximos días.

En veredicto considera probado que ambos acusados mantenían una relación sentimental turbulenta, marcada por su adicción a las drogas, con episodios de violencia de género e incluso una orden de alejamiento. Aunque nunca rompieron el contacto. Tal es así, que una semana antes del asesinato, cuando el 11 de marzo Mariano se fue a vivir al domicilio de la víctima, Amadora se fue a vivir allí de manera permanente con Mariano.

Carmen, la propietaria del piso, también toxicómana, acudía regularmente a un centro de rehabilitación a por sus dosis de metadona. La última vez que se le vio allí fue el 17 de marzo. Un día más tarde, en la noche del 18, el jurado considera probado por mayoría (no por unanimidad) que “por motivos que no constan, una o varias personas entraron en la habitación” de la víctima “encontrándose tumbada y, desde un plano superior a ella, fue sujetada por el cuello en ademán de estrangulamiento, y recibió varios golpes con un objeto contundente, que no ha sido identificado, comprimiéndole igualmente la boca para intentar su sofocamiento”.

El jurado no ha considerado demostrado que la repetición de los golpes buscase ocasionar a la víctima un sufrimiento innecesario, más allá de la simple intención de buscarle la muerte. Por tanto, no existe el agravante de ensañamiento. Lo que sí ve claro es que ambos acusados “con la intención de acabar con la vida de Carmen, entraron en la habitación de ésta y desarrollaron en conjunto tales conductas”.

Tras el crimen, los dos acusados hicieron vida normal. La mañana del 21, ambos desayunaron en un bar cercano al domicilio e intentaron irse sin pagar. Por eso, el propietario llamó a la Policía Local. Cuando los agentes encontraron a Mariano, les llamó la atención que en una mano, que se tapaba con una servilleta, tenía una herida sangrante. Las explicaciones que dio al respecto -indicaron los agentes en el juicio- fueron contradictorias. Pero en ese momento, Amadora saltó y, delante de los policías, le dijo: “Asesino, diles lo que has hecho”. En ese momento, los agentes aseguran que el acusado se orinó encima. Pero no pasó más.

Así que por la tarde, Mariano fue al centro de drogodependencia donde iba la víctima para decir que ésta estaría ausente por haberse marchado a Peñarroya con unos familiares. Amadora, por su parte, fue a una oficina bancaria, donde Carmen Garrote tenía una cuenta corriente. En ese momento, la acusada tenía la cartilla y el DNI de la víctima. No consiguió sacar dinero.

Extrañados por la ausencia de Carmen, el centro de drogodependencias dio aviso a la Policía Nacional. Dos agentes fueron hasta allí la tarde del 21. Encontraron a Mariano quien no ofreció una explicación satisfactoria sobre el paradero de Carmen. Le pidieron revisar la habitación. Una estancia desordenada de ropa y pertenencias, con las paredes manchadas de salpicaduras de sangre y un mal olor muy fuerte. Debajo de la montaña de ropa, se encontraba el cadáver de Carmen. En ese momento, ambos acusados se culparon uno al otro de su muerte. Hoy, han sido declarados culpables.

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