¿Por dónde empezar, por dónde seguir, cuando hablamos de cuidar el planeta, de no pifiarla más? Elegir algo bueno y usarlo durante años no será una heroicidad, pero es útil a la causa. Un bolso Furla es mi reciente apuesta.
El estilo italiano, la raíz artesanal, la piel Made in Italy, el sentido de lo bello y de lo práctico que tan magistralmente unen los herederos de Roma, la diversidad de modelos y colecciones, el amor al color, el toque clásico e intemporal, la comodidad, la terminación y el detalle, la opción de personalizar con tus iniciales, su política de descuentos, por todo esto me enamora Furla.
Y hay más. La experiencia de compra online, también en versión móvil, es de las mejores. Transmite esa certeza de que te va a encantar lo que estás comprando; porque la calidad se siente. Además, resulta fácil encontrar lo que se busca (distintos tipos de bolsos, novedades, rebajas, etc.); las fotografías muestran con todo detalle cada producto; las formas de pago seguro son más amplias que en otras firmas e incluyen, entre otras, Amazon Pay y Klarna, y un elemento muy importante: los envíos y las devoluciones son gratuitas.
Furla se define en su web como “una marca italiana divertida y contemporánea”, algo que transmiten sus bolsos, marroquinería y calzado. Fundada en 1927 por Aldo Furlanetto en Bolonia, Furla se aproxima a su 90° aniversario “con sus raíces firmemente arraigadas en su pasado de devoción histórica por la realización manual, la experiencia artesanal, un sentido de la belleza y diseños innovadores”.
También los Furnaletto apoyan el talento joven y el arte contemporáneo a través del premio ‘Furla Per L’ Arte’ y la Fondazione Furla. Furla tiene actualmente más de 1.600 empleados, de los cuales el 90% son mujeres.
Un bolso Furla es el perfecto candidato a regalo de San Valentín.
Nota: Las menciones a marcas y productos no llevan aparejada ninguna contraprestación
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