Cacho Carne (es ropa, no ingerir)

En un municipio ganadero como Pozoblanco rodeado de fincas de caza mayor, con sus bares de música indie y gente muy creativa, ha nacido Cacho Carne, un proyecto apto para vegetarianos porque se trata de moda, es decir de ropa hecha a mano y en ediciones limitadas cuyo emblema es la silueta de una cabeza de ciervo. ¿De dónde ha surgido este Bambi adulto trendy de coloreada y alegre cornamenta? Del genial ingenio de Facundo Mascaraque, artista plástico e ilustrador que decide llevar su obra a soportes menos complicados que el papel. Así, su icono de culto, el venado, es tema central de una producción basada en crear productos únicos o series limitadas, costumizado y en la calidad de los tejidos y las terminaciones.

Si pudiese incluir emoticonos en el texto mostraría ahora una buena ristra de caras sonrientes y aplausos. ¡Bravo por Cacho Carne!

En su tienda on-line así como en diversos puntos de venta (algunos tan directos como conocer a sus artífices en mercadillos artesanales -que fue mi caso-), están al alcance de todos los bolsillos camisetas, blusas, sudaderas, bolsas y carteras, de una originalidad, diseño y confección tan formidables que alegran el día a cualquiera, la verdad.

Es ropa cómoda, hecha a mano, con raíz taruga y visión internacional, perfecta para acompañar una canción de Tulsa. El ciervo, motivo central de la marca, es salvajamente pacífico, un trofeo del diseño gráfico surgido del genio de Mascaraque, al que acompañan series y colecciones dedicadas a Frida Khalo, fauna tropical, calaveras mexicanas, estampados étnicos y setenteros, aires surferos o tatuajes de los años 50, y la línea infantil Cachito Carne.

Descubrí Cacho Carne una tarde deliciosa de septiembre en MODO, antes la Pérgola, más exactamente en su primer mercado artesanal, que es una mina de creadores y creadoras, de economía alternativa y sostenible, sonrisas y talento.

Nota: Las menciones a marcas y productos no llevan aparejada ninguna contraprestación.