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Sobre este blog

Crecí en los 70 bajo la influencia de la Señorita Pepis, un set de maquillaje para niñas del que arranca un amor interminable por el rojo de labios y el khol enmarcando la mirada. Las tendencias y la moda, la cosmética y el sublime arte del perfume me interesan con una pasión que solamente los adictos sabemos reconocer. Y sí, somos cientos de miles de personas -por cierto, muy distintas en edad y características sociales- para quienes la moda es una motivación, un bálsamo, un acicate, un exquisito pasatiempo. Ahora que Internet y las redes sociales han incendiado el mundo con la revolución fashionista, por qué no echar más leña al fuego desde las páginas de CORDÓPOLIS.

Lunática

Paleta de MAKEUP by Mario y fases de la Luna

Ana Fernández

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Todo apunta a la Luna. Ella me desvela. ¡Ay Luna! -me quejo-, hurtándome horillas de sueño en este despeñadero de los últimos días de octubre, ahora que la mitad reluciente va menguando y crece la sombra.

Y sí, la oscuridad se expande a chorros hacia la próxima noche de luna nueva, de luna negra, que coincidirá con las proximidades de Halloween, el Día de Muertos y la festividad de Todos los Santos.

No todo el mundo es sensible a la influencia lunar, de Selene o Astarté. Ni lo dice o es consciente de ello. Luego están las personas algo lunáticas o que experimentan una disparatada y lúcida vigilia durante una singular madrugada, como la reciente mía.

“Cuenta, cuenta más”, me piden en el círculo de confianza. Y allá que fui y aquí voy. Lunáticas son las noches en que el tiempo trascurre a saltos, como salta y brinca el pensamiento de una a otra cosa, a cuál más distinta y divergente; así toma cuerpo una ramificación aleatoria de ideas, recuerdos, noticias leídas o escuchadas, fortuitas conexiones argumentales, fragmentos televisivos, diálogos con unx mismx, conversaciones imaginarias, imágenes de Poeta en Nueva York, la voz de Alejandra Pizarnik, chispazos de angustia por la inmensidad del dolor ajeno, terrores de lo cotidiano, cimitarras de plata, sátiras lucianescas, arranques de humor, derivas hacia lo absurdo, venganzas liliputienses perpetradas sobre algo risible... Y mientras, van pasando tandas de minutos, medias horas, ratos de vigilia y de sueño, largos momentos que tejen el viaje hacia el amanecer.

A las 00.45 horas, después anotar mentalmente que no se me puede olvidar la presentación del cómic Santa sangre, después dar cuatro vueltas en la cama y dos a la almohada, me dio por pensar (hay proximidad temática, obvio) en el fallido festival de cine Noctámbulo, en el terrorífico candor de autoridades municipales que se pasan semanas creyendo que un promotor, a quien quizás no se le comprobaron las realizaciones previas y las referencias, iba a llenar el CEFC con una convención espectacular, pletórica de estrellas del género y participantes disfrazadxs. Y se le reservó el espacio cuando en su lugar se podría haber celebrado una feria de trasplante capilar, de ciberseguridad, de innovación alimentaria, qué sé yo.

Y mira que no tenía ninguna gana de visualizar el rostro de Íñigo Errejón ni de recordar sus crípticas alusiones en la carta con que anunció su retirada de la política; pero, a las 01.45 horas comencé a rumiar frases de indignación. ¡De nuevo se demuestra que el fenómeno MeToo fue y es decisivo porque vino a poner en su noble lugar a las víctimas y a desenmascarar, juzgar y condenar a quien sea culpable! Ningún lugar, ninguna ideología, ningún estamento parecen estar libres de violencias machistas. Sí, hay que respetar la presunción de inocencia, desde luego; hay que aclarar, investigar y no tapar las situaciones cuando hay sospechas, sí, también, especialmente no ocultar. No se pueden escuchar cosas y dejar pasar. ¿Hay rostros de cemento que no se dan tanta prisa en aportar dimisiones, explicaciones y lo que sea necesario? Sí. Y muy mal; hacen como si no tuvieran culpa y esperan a ver si a la gente se le olvida, Y eso es verdaderamente deleznable, vomitivo.

Bueno, que a Errejón las denuncias de unas señoras valientes lo han sacado del Congreso y de la política.

Ya a media noche me vino a la mente el comentario de una persona adolescente cercana sobre las bolsitas de nicotina sintética que menores de edad y jóvenes han empezado a consumir en este descontrolado país. Snus se llama la cosa. Crea adicción y destroza las encías. ¿Lo venderán y se consumirá en mi entorno? ¿Será accesible? ¿Qué están haciendo las autoridades al respecto? ¡Uf! Pesadilla de persona protectora y algo paranoica que soy.

Lunática -me digo-, anda y recita de memoria algunas lunas de la poesía, ahora que recordamos más a los Machado, o piensa algo bonito, como esos maquillajes nuevos que acaba de lanzar Mario Dedivanovic. Su paleta de edición limitada homenaje a la luz lunar. Su historia de éxito como maquillador de las estrellas: el sueño americano de un niño que creció en Nueva York, que trabajó en Sephora, hijo de unos humildes migrantes albaneses.

6.30 horas. La sabia Luna me ha llevado donde ella quiere. Al derecho de todas las personas a desarrollarse, a ser quien son, a poder ser felices, a no ser echadxs ni internadxs ni retenidxs (encima en lugares inmundos) porque son migrantes, a ser con toda su dignidad, a vivir en paz, al sueño universal de todxs. 

Nota: Las menciones a marcas y productos no llevan aparejada ninguna contraprestación

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Crecí en los 70 bajo la influencia de la Señorita Pepis, un set de maquillaje para niñas del que arranca un amor interminable por el rojo de labios y el khol enmarcando la mirada. Las tendencias y la moda, la cosmética y el sublime arte del perfume me interesan con una pasión que solamente los adictos sabemos reconocer. Y sí, somos cientos de miles de personas -por cierto, muy distintas en edad y características sociales- para quienes la moda es una motivación, un bálsamo, un acicate, un exquisito pasatiempo. Ahora que Internet y las redes sociales han incendiado el mundo con la revolución fashionista, por qué no echar más leña al fuego desde las páginas de CORDÓPOLIS.

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