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Salario emocional, pieza clave en tu equipo

Enrique Merino

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Espero que alguna vez hayas oído este concepto. Si no es así, mal vamos. Mal, porque si trabajas en una empresa y no lo tienes en tu día a día, es posible que la empresa no esté mimando un aspecto que seguro a la larga va a ser muy importante en tu etapa profesional. Si, por el contrario, eres empresario y no lo aplicas con tu equipo, el problema lo vas a tener tú. Ten por seguro que no estas cuidándolo como deberías.

Una definición muy acertada es que el salario emocional son “todos aquellos beneficios no monetarios que una empresa ofrece a sus empleados” además de su sueldo a final de cada mes. Es decir, conseguir que el trabajo llene moralmente las expectativas del empleado de tal forma que vea un futuro estable dentro de la compañía y no quiera cambiar. Esto es un auténtico reto para cualquier empresario. Puede llegar a ser uno de los mayores caballos de batalla (siempre que se quiera, claro).

Siempre he sido de los que considera que, si un trabajador se marcha, hay que analizar el porqué. Y pensar que debe de haber unos motivos que se han escapado a nuestra gestión y que han hecho que una pieza de nuestro equipo decida abandonar. Esto lo he aprendido bien, ya que en mi carrera profesional, antes de crear BUMM en 2011, estuve en 4 empresas diferentes y 4 sectores diferentes. En todas salí de buenas maneras y dejando amigos, pero siempre hubo un motivo que me movía a cambiarme y así lo transmití, y nunca fue económico.

Es fundamental que los empresarios seamos capaces de involucrar a nuestros equipos en el proyecto empresarial, hemos de ser capaces de transmitirles su importancia para nosotros y que sientan la relevancia de su pertenencia a la empresa.

Sin olvidar los roles de cada uno, eso no debe ser óbice para que un trabajador defienda el proyecto empresarial como propio.

A día de hoy, la productividad ya no es algo que se base solamente en la cantidad de horas que un empleado dedica a la empresa, y sí en la motivación que el trabajador tenga en el momento de llevar a cabo su trabajo.

Dicen que hay 6 tipos de salario emocional:

1. Oportunidades de crecimiento dentro de la empresa.

2. Desarrollo personal y profesional.

3. Buen ambiente laboral.

4. Cultura y valores de empresa acordes a los del trabajador.

5. Compatibilidad de vida personal y profesional.

6. Ser parte de las decisiones de la empresa.

Sin duda, estoy de acuerdo con ellas. Pero además añadiría una muy importante:

7. Hay que ser buena persona con tu equipo.

Veréis, considero que ser buena persona soluciona muchos problemas, aunque también te pone indefenso ante quien no lo es (que los hay y a patadas). Ser buena persona te ayuda a entender a tu equipo, a entender sus necesidades, a pensar qué es lo mejor para ellos, ayudarles cuando tienen un problema, conocer qué es lo que les puede estar pasando que afecta a su rendimiento, y en definitiva, conseguir que se sientan en la empresa como si fuera suya.

Como otras veces, recurro a BUMM. ¿Qué hacemos en BUMM? Pues aparte de tener un sistema de trabajo que nos permite a todos estar muy relacionados, donde las decisiones las tomamos entre todo el equipo (prácticamente), hacemos desayunos conjuntos, una vez al mes hacemos el “Día gastronómico BUMM”: a un miembro del equipo le toca elegir dónde comer o qué comida pedir para la 'ofi' para todos (bajo un presupuesto más o menos equilibrado), el día de su cumpleaños el miembro del equipo tiene el día libre (a su vuelta invita desayunar y tiene regalo de todos), tenemos quedadas para ir a conciertos que nos gusten a todos... Eso desde un punto de vista mas “lúdico”.

Profesionalmente, hay un plan de empresa que aplicamos a todos. En 2018, todos los trabajadores han mejorado sus condiciones salariales y contractuales (esfuerzo máximo para la empresa). Sé de empresas que lo hacen super bien, que cuidan al máximo los detalles.

Pero tampoco todo es color rosa. También el equipo debe saber que somos empresa, y que igual que la empresa se vuelca, ellos han de hacerlo. Hoy aprovecho para dar las gracias a mi equipo: Andrea, Bárbara, Miguel Ángel, Sole, Almu y nuestra ultima incorporación, María. Sin ellos, BUMM no sería lo que es a día de hoy.

Detente por un instante, reflexiona, y piensa si el salario emocional en tu empresa es el acorde para tu equipo y para ti mismo. Seguro que siempre se puede mejorar. Yo también lo creo y por eso trabajo en ello, para conseguirlo.

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