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Los gayers

Ana Belén y Clara

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Tenía yo aproximadamente unos 15 años cuando un buen día uno de mis mejores amigos me confesó que era gay. Recuerdo que me quedé perpleja y desconcertada puesto que pensaba - bajo mi más absoluta ignorancia e inexperiencia frente a la vida - que los homosexuales sólo existían en Nueva York…

Corrían los años 90 en mi ciudad natal (una mezcla de town-city). Los años de la ruta del bakalao, de los maquinetas en manada, de los tirillas, de las rulas, de las ácidas pastillas de Bayer, de la farlopa, de los tripis, de la música “chumba chumba”, de los cortes de pelo cenicero con mechas amarillo pollo, de las motos rieju, de bugas tuneados con pegatinas de la “Central” y el “ACTV” en los parking y los polígonos… en definitiva, la época dorada de los “canis”.

No tardaron - esta especie cateta, paleta y de encefalograma plano - en convertirse en nuestros enemigos. No tengo recuerdos muy gratos de nuestros “choques” con los “bakalas”. La impotencia que sentía al observar cómo nos tiraban botellines de agua, los rumores que sacaban - donde las pamelas rosas y el cloroformo eran los protagonistas - o como nos insultaban por la calle por el simple hecho de que “no les gustaba lo que veían”… Nos decían cosas así como “palomo cojo”, “mariposón”, “marica”, “loca”, “perra”, “soplanucas”, “muñeca rota”, “muerdealmohadas”, “afeminado”, “plumón”, “mariquita” o “maricón”.  

Es como si su evolución se hubiera parado en medio de ninguna parte produciendo una grave mutilación… Recuerdo como yo - en aquella época - reflexionaba y recapacitaba sobre todas estas cuestiones y recuerdo lo poco que me gustaba ver esas “common faces” de paleto de pueblo con una sola ceja y es que hacían ¡tanto daño! a mi vista esos bailes arrítmicos que se marcaban…

Me cuesta creer que todavía haya personas que confundan la palabra libertad con el libertinaje - ¿Habrán consultado la RAE?… Pero es más, me sorprende que todavía existan personas a las que le cueste comprender que somos libres e iguales y que la emancipación y la autodeterminación en todas sus vertientes ya no constituye un obstáculo para todas aquellas personas que sólo pretenden ser “ellos/as mismos/as”. En definitiva ser “quienes son”… Choca y sorprende - al menos a mí - que todavía haya personas que no pueden pasear de la mano, besarse en público o mostrar cariño con su enamorado o enamorada porque otros no lo ven normal… Me surge una duda ¿qué es normal? ¿Quién prescribe la normalidad? ¿La religión, la cultura, las tradiciones, el poder económico…? uf… Pero lo peor de todo son las hipocresías que en este ámbito suelen haberlas… porque luego resulta que quien más habla más peca (como dice el refrán)

Afortunadamente, hoy por hoy ya no me sorprende la naturalidad y la normalidad con la que mis hijas juegan con niños y niñas de otras culturas, religiones, razas - aunque ¿no somos todos de la raza humana?… Me alegro de la normalidad con la que ven a los homosexuales. Ellas - todavía - no entienden de razas, de sexualidad ni de diferencias construidas por la sociedad. Tienen totalmente normalizado que todas y todos somos iguales en la diferencia. Creo que mi labor como mujer, madre y educadora ha contribuido a ello. Y es que - desde mi punto de vista - la clave está en normalizar la diversidad sexual y afectiva sin adoraciones ni infravaloraciones - se advierte patetismo en ambos extremos con el riesgo de seguir perpetuándolo como algo inhabitual o fuera de lo común. La clave está - a mi juicio - en la NORMALIZACIÓN.

Concluyo mi post - no sin antes manifestar - que fue todo un placer compartir tantos momentos, tantas historias, tantas confidencias, con mis amigos gays en la década de los 90… cuando los bakalas nos tiraban botellines de agua… Unos años en los que demostraron valor y coraje para “salir del armario” y para romper con tantas imposiciones patriarcales… Y es que gracias a ellos… los que han venido detrás lo han tenido mucho más fácil a pesar de todavía quedan mentes retrógradas y aunque todavía quede mucho camino por recorrer… Seguiremos caminando…

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