El concejal del precipicio
Este escrito va dedicado a esos aspirantes a concejales a los que las encuestas sitúan con un pie dentro y otro fuera. No quiero ni imaginar el mesesito que vais a pasar de aquí al recuento. Tantos años “haciendo partido”, tanto tiempo diciéndole “sí, bwana” al líder de turno y os lo pagan poniéndoos ahí en mitad de la lista. La culpa es de Fulanito que ha tocado mejor las teclas (o lo que sea) que tú o de menganita, a la que te han colado por delante por culpa de la dichosa igualdad. Sé que casi preferías estar en la cola de la papeleta como tantas veces. Ahí abajo no tenías oportunidad de pillar cacho, pero la jornada electoral era un día tranquilo en la que presumir de interventor. Ya no podrás jugar a darle la vuelta a la papeleta y verte de alcalde, como hacemos los cordobesistas desde hace meses para vernos campeones de liga.
Sé valiente. Ahí es donde residen los héroes. Piensa que va a ser casi tan emocionante como la primera vez que le pellizcaste el culo a tu mujer: el porrazo era probable, pero lo más divertido era la incertidumbre. Vas a sentir el mismo cosquilleo que cuando te enteraste que tu partido pegaba picotazos y te preguntabas cómo nadie se enteraba. Va a merecer la pena todos los días que vas a estar sin dormir y todo el esfuerzo que vas a poner en la campaña. No te vayas a confiar si al principio estás dentro, porque lo mismo al 65% del recuento anuncian que tu partido pierde un concejal y lo ganan los populistas. Esa gentuza debería ponerse a la cola, como en el paro. Si es al contrario, si tú pillas el asiento en el descuento no pongas la cara de gilipollas que ya has visto tantas veces en otros compañeros, que después las fotos quedan para la posteridad.
Imagina que entras. Se acabó el estreñimiento en todos los órdenes de tu vida. Tendrás esa plaza de concejal a la que tanta gente aspira. Si gobernáis, saldrás más en los papeles y habrá más posibilidades de ascender en esto, que Sevilla está ahí cerca. Serás el Concejal de Asuntos Interiores o la Madre que lo Parió, como te ha prometido el jefe. Has escrito el cargo varias veces debajo de tu nombre y queda de puta madre. Joder, se te están saltando las lágrimas. Si no gobernáis, mucho mejor. Te vas a tirar cuatro años a la bartola, sin dar palo al agua, tirando de dietas y de los coches oficiales que puedas. De vez en cuando, dirás en Cordópolis que el alcalde es malo y que vosotros sois buenos. Es sencillo. Tú malo y yo bueno. Crees que darás la talla y no te confundirás.
Pero no vamos a engañarnos. Está la posibilidad de que no te elijan, de que te quedes a las puertas. No debes preocuparte, porque podrás volver a tus responsabilidades con tu partido, porque tu actividad política es por vocación a tu partido y amor a lo público. Porque eso es lo que te mueve, ¿no? Por supuesto que también podrás dedicarle más tiempo a tu profesión. Porque tienes profesión, ¿no? Si no, siempre te quedará seguir jugando a la democracia, que esto es lo mejor que se ha inventado desde la sopa boba.
0