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No me simpatizas

Los concejales Sousa y Bellido tras rueda de prensa. Fotografía: Rafa Madero Cubero

Ángel Ramírez

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Este verano me ha dado por las fotos. Cuando vi ésta pensé en lo bien que cuenta todo nuestro compañero Rafa Madero, que a veces nos provoca con esos picados un poco wellesianos, y otras se limita a poner la cámara casi como si no estuviera y dejar que los personajes hablen solos, como ocurre en este caso. Pensé en eso y en el Chavo del Ocho, de pronto estaban aquí de nuevo Chespirito, Don Ramón y la Chilindrina, el niño pobre y el niño rico, y la señora caritativa. No sé por qué las sonrisas de la concejala Sousa y el concejal Bellido me volvieron a ese remoto patio de vecindad.

Después leí lo que habían estado contando y ya me di cuenta de que estaban haciendo lo que los gaditanos carnavaleros llaman hacer tipo; encarnar con gestos, indumentaria y cualquier otro recurso el personaje o discurso elegido. Y estar a la altura de lo que habían contado no era cosa fácil. Resulta que el hombre de los puños remangados y gesto Bertín Osborne es por accidente alcalde de la ciudad durante estos días, y ante la demanda del consejero de Cultura de firmar un convenio para urbanizar entre ambas administraciones el entorno del C4, dice que le sorprende que la Junta, “que es una administración mucho más grande y potente que nosotros, nos venga exigiendo ayuda cuando no nos la dieron ni en la celebración de la Copa Davis ni en el presupuesto del nuevo Recinto Ferial del Parque Joyero…Si quieren nuestra colaboración, tenemos que recibir algo a cambio”.

La verdad es que qué cara pones cuando acabas de decir semejante tontería. Resulta que el Ayuntamiento, o Sousa o el PP, no sé a quién se refiere ese plural, tienen que recibir algo para que la institución local se avenga a urbanizar el entorno del centro que se ha zampado ya más de 20 millones de euros. El hombre da por sentado que el funcionamiento del centro no va a producir beneficio alguno para la ciudad y quiere otra contraprestación por su esfuerzo. El Espacio Andaluz de Creación Contemporánea es probablemente el último representante de los grandes equipamientos, simbólicos, icónicos y vitriólicos en que han basado las ciudades españolas su estrategia económica y cultural. Pero, con todo, es una oportunidad para que en Córdoba haya más opciones para el arte contemporáneo, y la propia ciudad se permita el lujo de vivir de vez en cuando en el presente. Esperemos que este Chapulín Colorado muestre un poco más de aprecio por la cultura contemporánea la próxima vez, y no se limite a usarla de rehén en sus juegos de patio de vecinos.

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