“Abre GUCCI en Córdoba”

El pasado lunes seguí una de las tradiciones inveteradas de esta ciudad. Ir de compras a Sevilla el día de la Fuensanta, o el de San Rafael. Cuando era pequeña íbamos en familia a El Corte Inglés. Más de cuarenta años después tengo que seguir yendo si quiero ver, por ejemplo, una simple tienda Swatch. El título del estudio sociológico sería “Por qué el mercado de Córdoba no da para más, mientras los cordobeses compran fuera cada vez más”.

Sevilla, aunque me duela - como rancia cordobesa de pura cepa -, me pareció espléndida. Sí, lo confieso. Repleta de turismo con caché, de restaurantes, un río maravilloso para pasearlo o navegarlo con barcos que iban y venían, terrazas llenas, un silencioso y moderno tranvía que atraviesa el centro y un comercio de categoría. 

Y no lo digo solo por tener esas firmas que aquí en Córdoba ni olemos, o que habiéndolas olido ya han cerrado, sino por conservar un genuino comercio con historia. Desde esas pastelerías centenarias, a las papelerías de toda la vida donde pasar horas admirando estilográficas. Tiendas de siempre con mantones de manila o mantillas, con mantelerías bordadas a mano y, por supuesto, de abanicos artesanales de mil colores.

Esos establecimientos son y conforman las raíces de una ciudad y en Córdoba están finiquitados (¿recuerdan todos los que perdimos en el camino? ¡Hagan memoria!). Sí, han muerto ante nuestra mirada indolente y el colmo es que no se han ido sustituyendo por un comercio moderno, pero de categoría. Lo que se fue se perdió y lo poco que llega de calidad termina cerrando en demasiadas ocasiones. Somos así. 

Aún recuerdo la impotencia que sentí cuando VIP cerró ¿Combinar la compra de cualquier cosa, a cualquier hora y además comer de forma novedosa y estupenda? ¿a quién no le podía gustar eso? … Pues está claro que a los cordobeses. Duró menos que un billete de 50 euros en la puerta del Ayuntamiento. Como Lateral o aquel sonado fracaso de Dani García con La Moraga. Nos matamos por ir a sitios así fuera, pero aquí fracasan. Y si seguimos con el comercio, ya saben, han caído La Oca, Uterqüe, Rituals, Adolfo Domínguez … y un largo etcétera. Lo último, la magnífica tienda de Aristrocrazy en Tendillas. Volaron. 

Es tan difícil el mercado de esta ciudad, que dice una leyenda urbana que hay firmas que prueban a abrir aquí sus tiendas solo para saber si triunfarán. Si aquí se mantienen, el éxito está garantizado en cualquier rincón del planeta.

Mi duda ahora es saber qué va a pasar con el centro comercial casi terminado sito donde in illo tempore estuvo Simago. ¡Décadas llevamos esperando que, en la mejor zona comercial, con el paso turístico más fluido, se reabra un espacio comercial!

¿Será Amancio el único que rellene aquello? ¿quién se atreverá a salvarnos del aburrimiento de un comercio cada vez menos gustoso y diverso? ¿tendremos, por fin, un espacio multimarca con tiendas de nivel de esas que hay hasta en Valladolid? … ¿se instalarán, quizá, Chanel o Vuitton ? ¡Los japoneses camino de la Mezquita arrasarían!

No, no lo creo. Y Gucci tampoco. Era un fake, lo confieso. Aquí compramos esas marcas y muchas otras, pero seguiremos haciéndolo fuera de Córdoba. El espíritu cordobés es así. De puertas adentro. Con disimulo y miedo al qué dirán. 

Estoy expectante. Hasta nerviosa.