Cuarentena en el Iglú [día 3]
En estos días de recogimiento, andurreamos más por la cocina. Trocear todos los avíos para cocinar un buen pisto nos trae a la memoria, más si cabe, a nuestras madres. Nuestras madres son esas heroínas particulares a las que estaremos sin ver en persona (¡vivan las videoconferencias!), sin besar y sin tocar estos días.
Mientras poco a poco se pocha la cebolla, solo nos cabe recordar que hace poco escribimos unas letras para un plato de nuestro buen amigo Periko Ortega:
Olor a puchero mañanero hirviendo a fuego lento sobre la lumbre de butano, oír las conversaciones de los vecinos por el patio de luces y escuchar copla, mucha copla. Así son las cosas de nuestras abuelas, de nuestras madres, de esos años que casi no se escuchaba la FM en las cocinas. Revísame una copla, revísame una croqueta y te regalaré el cielo (aunque todos sabemos que madre no hay más que una).
En esta lista hay “su poquito de copla” y “su poquito de yeye” a partes iguales, todo pasado por la batidora de esas versiones que tanto nos gustan y por supuesto nuestro nuevo himno temporal...RESISTIRÉ.
https://open.spotify.com/playlist/5telV4O937FwfAgziqbeX5?si=e9zEUs7eQQil_nwkkJQ_lA
#NosQuedamosEnCasa
https://www.youtube.com/watch?v=Q0jd_uH_aPw
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