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Para patrimonio, nuestras vidas: 20 años de la 1ª promoción de Hª del Arte en Córdoba

Antonio Monterroso

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Aquélla fue una apuesta tardía, como casi todo aquí en la más solemne. Granada, Málaga y Sevilla tenían hace tiempo título de Hª del Arte. Córdoba, cristiana y mora, no. Nada nos parece demasiado importante. Savia funesta de Gala. Granada y Sevilla tienen hoy título de Arqueología. Córdoba, romana y mora, aún no.
Empezamos ciento diez estudiantes en el aula II de la Facultad de Filosofía y Letras. Che Guevara por los pasillos, tabaco en los exámenes, proyectores a leña, más vetustas dispositivas y un colmo de ilusión y amistad que aún no conoce Averno. Seis profesores (T. Dabrio, P. León Alonso, F. Moreno Cuadro, M.A. Raya, D. Vaquerizo y A. Villar) y un asociado que era siempre Mapérez. Cinco de Arte y dos de Arqueología, más los becarios de prácticas. Con eso, más las exiguas optativas y libre configuración, se montó un título. Un título sostenido por un solo departamento, y como hoy, casi solamente por un área de conocimiento. De la nada, con casi nada. Profesores había que describían gestualmente las imágenes que ni siquiera teníamos. Lo normal, un manual en biblioteca para todos. Lo habitual era helarte de frio.

Mapérez

Sin embargo, no se asusten, que el alemán señores, si lee despacito, se entiende. Esa ha sido la mayor grandeza de esta promoción, desde que el primer día nos lo dejara caer nuestro mito Doña Pilar, cual reto por nunca aparcar: hacer carrera e ingenio vitales de unas condiciones que nunca nos aplacaron, que nunca nos redujeron. Aprendimos el alemán de los recursos, de las limitaciones y de los requiebros. Y, juntos, salimos adelante en aquellos cuatro años donde buena parte de los profesores eran tan novatos como nosotros. Fue un milagro que aquello llegase a cuarto. O un verdadero arte.

no se asustenqueel alemán señores, si lee despacito, se entiende

Manuel Pérez Lozano, en su primera clase, nos dijo que de ciento diez, con suerte, trabajarían dos en esto. Y se pasó dos pueblos. Pero fue honesto. Doña Pilar, en su alemán constante, seguía diciendo que el mundo era nuestro, de ustedes los jóvenes. Aprieten y no cejen, estudien, sean libres. Achuchen y no se les olvide ser libres. Nada está escrito. Y lo hicimos, aunque no por ello la cosa salió del todo bien. Los que fueron por Arte, hoy día están ligados al mundo de la creación contemporánea fundamentalmente: Oscar Fernández, Jesús Alcaide o Elena Moreno. Pero, aun en lo “contemporáneo”, que se supone que eso da de sí, siguen pertinentemente inestables. Los que fueron por Arqueología, acabaron en las obras privadas, las municipales de la Gerencia, el exterior o….el abandono. Algunos tienen la espalda hecha polvo de picar habiendo sido contratados como peones, o de picar igualmente como peones, siendo directores de excavación. No recuerdo que los arquitectos hagan mezcla. O los políticos calle. Twitter lo solventa.
Se pueden hacer diagnósticos y planificaciones sobre el ejercicio de las profesiones relacionadas con el patrimonio histórico de Córdoba o se puede preguntar a los protagonistas. A los que comenzamos la primera promoción de Historia de Arte, y por supuesto Arqueología, en Córdoba.  Y a los sucesivos que vinieron y qué siguen viniendo, aunque ya, en más parco número y ganas.
Se creía, o se decía, cuando empezábamos, que el tejido patrimonial de una ciudad como Córdoba nos asumiría. Que estábamos en El Dorado patrimonial de las oportunidades, en Córdoba por dios bendito, cuanta piedra y retablo por delante. Pero Córdoba parecía tenerlo ya todo. Todo estaba lleno por los que siguen estando. Y esto no es crítica a los que están. Es duelo por la parquedad de medios con los que cuenta la gestión del patrimonio de esta ciudad. Si repasáramos cada administración y pensáramos que estamos en Córdoba, temblaríamos.

El Dorado

Tenemos políticos, como David Luque Peso. Tenemos religiosos magníficos, como Juan Dobado y Rafa Barrena. Tenemos la verdadera voz de Córdoba, siempre Radio Marta Jiménez. Tenemos profesores de instituto y técnicos en Hacienda y los “ministerios”. Pero no tenemos a ninguno, de verdad, en una estructura de gestión o promoción técnica y patrimonial de la ciudad. No sé si de las promociones subsiguientes habrá alguien, que no lo creo.
Para mí, como arqueólogo, uno de los lastres está, por supuesto, en la Arqueología. Fuimos la promoción de historiadores del arte que más arqueólogos ha dado a la ciudad. Un hito en España, fruto de una feliz asociación: éramos de los escasos departamentos universitarios donde la arqueología estaba con el arte y no con la prehistoria o las ciencias del territorio. Y eso, para una ciudad histórica, fue buena elección (amén de su interno porqué). Sin embargo, no sé cuántos compañeros tuve en las obras, y casi ninguno me queda. A algunos, fenomenales, les mataron las ganas, que no la vocación, y tuvieron que hacer un aparte. A otros los intentaron marchitar, y no cayeron. Otros pusimos tierra de por medio y, sólo por ello, hemos podido volver. Las obras arqueológicas de Córdoba se han tragado siempre vidas, condiciones y vocaciones. Los diez años, en cambio, en los que la arqueología universitaria estuvo convenida con la Gerencia germinaron, y acabaron, con el mejor equipo de profesionales (uno de los mejores seguro) que han podido tener las entrañas históricas Córdoba. Nada de ellos queda. Ese es el resumen o fruto de una estructura que mejor no repetir en ese modo. Los que los conocemos, sabemos lo que se ha perdido. Como si nos sobraran delanteros. Sebas, Inma, me acuerdo sobre todo de vosotros. Maribel que con tu Sexto Mario eres totem.

totem.

La grandeza de esta promoción no está en los que tienen o tenemos un pie más o menos “dentro”. La grandeza de nuestra promoción está en los que han sabido mantener su vocación, aprendiendo el alemán de la vida, en una reconfiguración vital feliz, con la Hª del Arte siempre como orgullosa bandera interna. En Córdoba, cuando vayan a un centro de Costura Creativa por Santa Rosa, les atienda una voz singular cuando llamen a Movistar, les repartan pizza, les digan que preparan oposiciones a conserje o les reformen su salón, sepan que pueden estar ante un Historiador del Arte de la maravillosa y siempre recordada primera promoción. Ellos son la honra, la mayor honra, de un título donde, sin lugar a dudas, hemos sabido ser libres. Y seguimos siendo fieles amigos, felices de juntarnos ante el mejor y más inesperado perol vegano del mundo (gracias y besos Coque), veinte mil años más que pasen.
Esa es nuestra maestría adquirida en tanto que Mapérez iba teniendo razón. Y por ello estamos en paz con la vida….y la Humanística. Y, a pesar de todo, siempre volveríamos a estudiar esa Hª del Arte en Córdoba. Ya escampará.

Mapérez

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