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Sobre este blog

Como desde siempre he sido reacio a levantar pesos o manipular herramientas, pero sé leer, escribir y hablar, he acabado trabajando (es un decir) en medios de comunicación escritos y radiofónicos. Creo que la comunicación y la cocina tienen muchas cosas en común: por ejemplo ambas necesitan emisores y receptores, y tienen una metodología parecida, una suerte de sintaxis y de morfología que deben ser aplicadas. Cocino habitualmente en casa y mi último descubrimiento ha sido comprobar que recoger y limpiar utensilios mientras preparo la comida es muy bueno: ha cambiado mi vida, de hecho. Buen provecho a todos.

Las edades del hombre

Lavabo rajado

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Hemos desmantelado un piso de barrio que, según sus escrituras, se construyó en el año 78 del siglo pasado.

Un piso pagado por un señor con parte de su sueldo y cuidado, barrido y fregado por una señora que ponía un disco de Roberto Carlos en el equipo Kenwood del salón mientras me enseñaba a limpiar el polvo cada sábado.

Hemos llevado a un punto limpio de Sadeco el colchón donde agonizó mi madre, también otro, más pequeño, en el que follé con mi primera novia a escondidas.

Unos rumanos se llevaron un somier, unas tazas, un crucifijo de metal y un niñoJesús de loza horroroso.

Me acordé de las pelis malas en las que salen secuencias donde los americanos desmantelan las oficinas de su embajada en Vietnam y me dio la risa.

Tiré al contenedor una máquina de escribir Underwood 67 con su funda y su cinta bicolor seca.

Un vaso de Martini que besó mi tía soltera una Nochebuena.

El vasito de los cepillos de dientes.

Miré por todas las ventanas de todas las habitaciones y me reconcilié con el paisaje de ladrillo del barrio.

Besé a mi hermano en la frente, que también desmantelaba el piso en silencio, para recordarle sin hablar que allí fuimos muy felices y estuvimos protegidos de todo mal.

La edad del hombre no está en el carnet de identidad. Está en un espejo del cuarto de baño de un piso, en un lavabo con marcas de un bote de nosequé que se cayó.

Tal vez de perfume. El perfume de los días.

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Como desde siempre he sido reacio a levantar pesos o manipular herramientas, pero sé leer, escribir y hablar, he acabado trabajando (es un decir) en medios de comunicación escritos y radiofónicos. Creo que la comunicación y la cocina tienen muchas cosas en común: por ejemplo ambas necesitan emisores y receptores, y tienen una metodología parecida, una suerte de sintaxis y de morfología que deben ser aplicadas. Cocino habitualmente en casa y mi último descubrimiento ha sido comprobar que recoger y limpiar utensilios mientras preparo la comida es muy bueno: ha cambiado mi vida, de hecho. Buen provecho a todos.

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