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Sobre este blog

Como desde siempre he sido reacio a levantar pesos o manipular herramientas, pero sé leer, escribir y hablar, he acabado trabajando (es un decir) en medios de comunicación escritos y radiofónicos. Creo que la comunicación y la cocina tienen muchas cosas en común: por ejemplo ambas necesitan emisores y receptores, y tienen una metodología parecida, una suerte de sintaxis y de morfología que deben ser aplicadas. Cocino habitualmente en casa y mi último descubrimiento ha sido comprobar que recoger y limpiar utensilios mientras preparo la comida es muy bueno: ha cambiado mi vida, de hecho. Buen provecho a todos.

Derecho a la fiesta

Imagen que acompaña al post.

Juan José Fernández Palomo

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La fiesta es un derecho. Que quede claro esto. También es una reivindicación continua.

Después le pondremos excusas o coartadas: que si el patrón, que si la virgen, que si la siembra, que si la cosecha…

Da igual. La fiesta es necesaria. Nos une y nos vertebra. Nos une, insisto. O, al menos, debería hacerlo.

Un año más, pasa cada cuatro años, día abajo día arriba, la Feria de Mayo coincide con una campaña electoral, casi con una final europea de fútbol o un partido de importancia en El Arcángel (este año no, qué lástima). Todo eso es “fiesta”. O la posibilidad e una fiesta.

Y, luego, con la resaca a cuestas

vuelve el pobre a su pobreza,

vuelve el rico a su riqueza

y el señor cura a sus misas, que ya cantó Serrat

Festejar es revolucionario. Parece una contradicción, pero no lo es. El problema es la apropiación. La apropiación del relato de la fiesta como si antes o después no hubiera habido cualquier otra cosa menos “fiesta”.

Históricamente, después de una revolución se celebra una fiesta. Debería ser al revés: que después de una fiesta se desencadenara una revolución. Pero esto es muy difícil.

Yo deseo una buena fiesta para todos y todas. Fiesta en paz. Con esperanza, con abrazos y sonrisas. Fiesta celebrada por gente de cien mil raleas que se juntan y olvidan, por un rato, que hay cosas que les separan. Cosas no muy graves.

Tenemos derecho a la fiesta y, sobre todo, derecho a celebrar la siguiente fiesta.

Porque la fiesta es cosa antigua y tiene futuro.

Sobre este blog

Como desde siempre he sido reacio a levantar pesos o manipular herramientas, pero sé leer, escribir y hablar, he acabado trabajando (es un decir) en medios de comunicación escritos y radiofónicos. Creo que la comunicación y la cocina tienen muchas cosas en común: por ejemplo ambas necesitan emisores y receptores, y tienen una metodología parecida, una suerte de sintaxis y de morfología que deben ser aplicadas. Cocino habitualmente en casa y mi último descubrimiento ha sido comprobar que recoger y limpiar utensilios mientras preparo la comida es muy bueno: ha cambiado mi vida, de hecho. Buen provecho a todos.

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