El Amor
Estamos en una playa nudista tan ricamente mirando el horizonte que da, por supuesto, a poniente, que es el morir.
Me acerco a su oreja y digo: ¿quieres una cerveza de grifo con tres dedos de espuma ni muy fría ni muy caliente y un cuenco de berberechos con patatas fritas?.
Sí.
Y si dejas de ver el móvil, te traigo el periódico en papel a la par que la tapa de berberechos.
Vale.
Y, así, éramos felices.
Hace un día magnífico, dijo, mientras le daba un sorbo a la cerveza y su labio superior se subrayó como un verano interminable. Que nadie, ni tú, lo fastidie.
Has dicho “fastidie”.
Sí. Iba a decir “lo joda”, pero he querido ser elegante.
“Ha muerto Bruno Ganz, dice el periódico”, dijo, y pasó la página.
Te quiero. Me voy a bañar.
(Fundido a negro)
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