Como desde siempre he sido reacio a levantar pesos o manipular herramientas, pero sé leer, escribir y hablar, he acabado trabajando (es un decir) en medios de comunicación escritos y radiofónicos. Creo que la comunicación y la cocina tienen muchas cosas en común: por ejemplo ambas necesitan emisores y receptores, y tienen una metodología parecida, una suerte de sintaxis y de morfología que deben ser aplicadas. Cocino habitualmente en casa y mi último descubrimiento ha sido comprobar que recoger y limpiar utensilios mientras preparo la comida es muy bueno: ha cambiado mi vida, de hecho. Buen provecho a todos.
La pregunta
Notre Dame de París parece que ya vuelve a estar guapa tras cinco años de restauración y limpieza desde que sufrió un pavoroso incendio, no muy bien investigado, hace cinco años. El presidente de la República, Emmanuel Macron, acaba de visitarla y ha dado su visto bueno a la obra para que en unos días los fieles, los turistas, los franceses, los europeos… (es la misma cosa, da igual) vuelvan a disfrutar de ella (en principio, gratis; luego, ya veremos).
Recuerdo que, un poco después de que todos viésemos en directo las imágenes del fuego devorador sobre ese símbolo de la cristiandad europea, el alcalde de Madrid, Martínez-Almeida, acudió a un “amable” programa de televisión donde debía responder a preguntas de niños y niñas de Primaria. Una de ellas intervino y le preguntó: “Si solo pudieras donar dinero a un sitio, ¿a qué lo donarías: a la catedral de Notre Dame o a replantar el Amazonas?”
Almeida respondió que “a Notre Dame”. La niña le repreguntó: “¿Pero, por qué, si el Amazonas es el pulmón del mundo? Y el alcalde ya se metió en un jardín embarrado: ”Sí, es el pulmón del mundo, pero Notre Dame es el símbolo de Europa, y nosotros estamos en Europa“.
En fin… Un alcalde sincero ante las preguntas de unos chiquillos.
Desconozco si las preguntas de la chavalería en ese programa eran el resultado ulterior de un trabajo realizado en clase o en casa con la intervención de profes o padres y madres. Da igual, pero ocurrió.
Macron visita la nueva Notre Dame agradeciendo las donaciones internacionales de hasta 700 millones de euros para restaurar la Catedral. Desconocemos si entre ellas está la de Almeida.
Lo interesante es la pregunta de la chiquilla, más que la respuesta.
De hecho, hay historiadores del lenguaje que advierten de la cantidad de idiomas desaparecidos, o casi extintos, que en su sintaxis primitiva no consideraban la interrogación al comunicarse. No se hacían preguntas. Se comunicaban con certezas.
Nosotros, sin embargo, hemos llegado a adoptar y recurrir a la llamada “pregunta retórica”, la que no espera respuesta, la que invita a la reflexión y a los puntos suspensivos. Una de ellas está en un inquietante verso endecasílabo de Ovidio: Nunc meus dolor tibi laetetia est (Acaso mi dolor es tu alegría…).
Otra solemos repetirla al borde de un abismo: “¿Todavía me quieres?”
Sobre este blog
Como desde siempre he sido reacio a levantar pesos o manipular herramientas, pero sé leer, escribir y hablar, he acabado trabajando (es un decir) en medios de comunicación escritos y radiofónicos. Creo que la comunicación y la cocina tienen muchas cosas en común: por ejemplo ambas necesitan emisores y receptores, y tienen una metodología parecida, una suerte de sintaxis y de morfología que deben ser aplicadas. Cocino habitualmente en casa y mi último descubrimiento ha sido comprobar que recoger y limpiar utensilios mientras preparo la comida es muy bueno: ha cambiado mi vida, de hecho. Buen provecho a todos.
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