Teoría alternativa del lenguaje
Hemos desarrollado un modelo de avenida amable
La alcaldesa de París se ha propuesto poner patas arriba la capital de Francia. Ha anunciado la plantación de 170.000 árboles, la conversión de miles de aparcamientos en zonas verdes, la liquidación por derribo del 40% del asfalto y una revolución ciclista de tres pares de narices. La señora Anne Hidalgo quiere combatir el cambio climático por la vía directa y sin marear la perdiz. Hablamos de una ciudad con una temperatura promedio anual de 11,7 grados y rara vez supera los 31. Tengamos en cuenta el dato.
El urbanismo del siglo XX se formuló sobre el cemento armado y el monopolio absoluto del vehículo a motor. Como consecuencia de ello, las ciudades son hoy un territorio hostil, agresivo, contaminante, ruidoso y desarticulado. Es decir, no apto para la vida humana. De hecho, hemos expulsado con cajas destempladas a los niños y a las personas mayores, y las hemos encapsulado en jardines de infancia y centros de día.
La especie humana ha abierto caminos extraordinarios en su paso por el planeta Tierra. También ha cometido errores letales. El del urbanismo depredador es uno de ellos. Por eso, muchas ciudades están deshilvanando un modelo urbano que se ha revelado a todas luces inhabitable. Pongamos por caso, Amsterdam, Oslo, Helsinki, Franckfurt o París.
Córdoba, mientras tanto, vive apaciblemente en el siglo XX. Como si tal cosa. La avenida de Trassierra, por ejemplo, ha sido sometida recientemente a una profunda transformación para resolver un nudo de tráfico enquistado en las inmediaciones de la Parroquia de las Margaritas. El tramo ha estado sometido a intensas obras durante casi un año.
En abril se concluyó la remodelación, se retiraron las vallas y, queridxs amigxs, emergió una preciosa avenida tipo del urbanismo depredador. Seis carriles para el coche, un acerado estándar y un carril bici pintado sobre el estrecho espacio reservado a los peatones. Cuando los que no creen en la movilidad sostenible quieren darse un brochazo ecologista para quedar bien entre los amiguetes, pintan de rojo el acerado y Santas Pascuas.
A todo este despropósito urbanístico el señor alcalde lo denomina “avenida amable”. Lo que nos induce a pensar que don José María Bellido tiene una teoría alternativa del lenguaje que sería muy interesante conocer en detalle.
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