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Misericordia

Imagen de archivo (5/07/2024) del presidente del Parlamento andaluz, Jesús Aguirre. EFE/ Raúl Caro.

Aristóteles Moreno

31 de julio de 2024 06:00 h

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Les cuesta llegar a final de mes

Jesús Aguirre Presidente del Parlamento andaluz

Un diputado andaluz cobra 3.343 euros con 0,07 céntimos. Si es portavoz parlamentario, recibe un complemento de 1.366 con 18 céntimos. Y, si preside una comisión, añade a su bolsillo otros 543 euros con 56 céntimos. Aparte dispone de una dieta por transporte y manutención de entre 200 y 410 euros semanales dependiendo de la distancia que haya entre su circunscripción electoral y el Parlamento andaluz. Las dietas no hay que justificarlas. Se cobran y punto. De manera que un portavoz parlamentario puede meterse en la billetera más de 2.500 euros mensuales solo en concepto de dietas.

Un diputado raso, que no presida comisiones ni ejerza de portavoz parlamentario, pilla cada mes no menos de 4.300 castañas pilongas. Esa paupérrima condición económica, rayana en la indigencia, es la que ha impulsado al presidente de la Cámara autonómica a implorar un aumento de las dietas que perciben sus señorías por arte de birlibirloque. “Les cuesta llegar a final de mes”, reveló el señor Aguirre en una alocución parlamentaria que es ya parte de la historia esotérica del legislativo andaluz.

El señor presidente del Parlamento regional, en función de su cargo, ingresa el complemento retributivo más alto de la Cámara: 1.701 euros con 66 céntimos. Ojo con los céntimos. Y, si le sumamos los más de 2.500 euros que se sopla en concepto de dietas, cada mes le caen en la nómina 7.544 euros del ala con 73 céntimos y sus correspondientes retenciones. Que es 6,6 veces más que lo que cobra un currito sujeto al salario mínimo interprofesional.

El señor Aguirre milita en un partido que se opuso frontalmente al incremento del salario mínimo interprofesional porque representaba una seria amenaza para la economía planetaria y la estabilidad del sistema capitalista. Pero oiga: las tarifas hoteleras y el menú premiun han crecido una barbaridad en la capital hispalense y sus señorías pasan una fatiguita de la hostia para sacar adelante a sus familias. Así que un poquito de misericordia y menos demagogia barata. Carajo.  

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