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Una guerra emitida en redes y medios de comunicación: ¿Qué saben realmente los jóvenes de lo que pasa en Ucrania?

María Senovilla se dirige a los alumnos cordobeses

Alejandra Luque

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La guerra de Ucrania en 2022 y el ataque de Hamás a Israel, con la consiguiente contraofensiva de este país sobre Palestina, Gaza y Líbano, son combates que no solo se están librando en el campo de batalla. Los medios de comunicación informan desde el terreno, con mayor o menor número de profesionales, pero a la difusión de estos conflictos se han sumado las redes sociales cuyos usuarios, principalmente jóvenes, reciben mensajes y vídeos que llegan a deshumanizar y descontextualizarlos, tergiversando una realidad ya de por sí cruenta y no siempre fácil. El resultado de este cóctel molotov es que los jóvenes, como receptores, reciben una percepción deformada de un horror que comenzó el 24 de febrero de 2022.

En un salón de actos repleto de estudiantes en los institutos Ángel de Saavedra y Séneca, la periodista independiente y corresponsal de guerra María Senovilla ha confrontado con los alumnos qué percepción tienen ellos de la guerra en Ucrania, un conflicto que la reportera lleva cubriendo desde hace más de 660 días. Conocedora de una de las claves por las que atraviesa el periodismo que afecta a cómo se informan los jóvenes, ésta ha sido la primera cuestión que Senovilla ha lanzado al auditorio. Apenas dos personas afirmaron que leían prensa, digital o en papel, mientras que el aluvión de manos levantadas se produjo entre quienes reconocieron que hacen uso de la televisión y las redes sociales.

“Es muy importante saber qué les llega a ellos de esta guerra porque estos conflictos no son un videojuego”, apunta la reportera, que alerta de cómo esta forma de ocio “deshumaniza la guerra al verla a través de una pantalla”. Sobre las redes sociales, explica que suponen un “arma de doble filo”. “Por un lado, nos permiten a los periodistas, especialmente a los freelances como yo, difundir nuestro trabajo y llegar a más audiencia que publicando exclusivamente en los medios tradicionales. Pero, por otro lado, en las redes sociales hay ahora mismo un nivel de polarización, de crispación y de desinformación contra el que, a veces, los periodistas tenemos que pelearnos para explicar a la gente la verdad”, ha argumentado Senovilla, quien este martes ofreció una charla en el marco del Seminario de periodismo en zonas de conflicto Julio Anguita Parrado, organizado por la Cátedra UNESCO de Resolución de Conflictos de la Universidad de Córdoba (UCO). Es en este mismo espacio en el que se han producido estas charlas en los institutos.

Las fotografías que Senovilla ha realizado sobre este conflicto se han publicado en medios internacionales como el Washington Post, el NYT, Telegraph o The Guardian. Sus crónicas pueden leerse en el periódico El Español, la revista Atalayar y Artículo14. También ha reportado para la Radio Televisión Pública de Castilla la Mancha, Onda Madrid, AmericanoMedia o Radio W (Caracol). Cuenta la guerra en distintos formatos (fotografía, voz, texto y vídeo) y desde diferentes plataformas para informar de lo que sucede en los lugares en los que es más difícil informar. Y trata de hacerlo de una manera asequible, que no excluya al público menos especializado que observa los conflictos a miles de kilómetros de distancia.

Durante este feedback con los alumnos, la reportera les ha transmitido cómo los ucranianos “se enteraron por los medios de comunicación” que aquella explosión que escucharon la madrugada del 24 de febrero de 2022 “no afectaba a una gasolinera o a un camión”, sino que era su propio país. En España, según las cifras que ha difundido, hay actualmente 200.000 refugiados ucranianos y Rusia ha ocupado el 18% de su territorio, después de que Ucrania haya podido otro 12% de su terreno que había sido asediado.

Además, ha explicado, Rusia bombardea varias veces al día todo lo que está a su paso, como “escuelas, hospitales, institutos y centrales eléctricas”, ocasionando esto último problemas de suministro y, en última instancia, de supervivencia. En relación a a las escuelas, “el 35% están bombardeadas y solo se puede dar clase en aquellas que tienen búnkeres”.

Tal y como afirma, este conflicto bélico es el que más periodistas ha llevado sobre el terreno, ya que el ejército ucraniano ha expedido cerca de 35.000 acreditaciones de prensa hasta la fecha. Este interés informativo se produce “porque es la primera gran guerra de Europa desde que tuvo lugar la Segunda Guerra Mundial desde hace 70 años”. “Está bien que nos haya conmocionado como sociedad y que de repente haya despertado nuestro interés en saber lo que está sucediendo en Europa del Este, aunque esté a 4.000 kilómetros de distancia y aunque sea a través de una pantalla”,

Si el conflicto sigue, el próximo mes de febrero se cumplirán tres años desde que estalló. Su continuidad en el tiempo y el propio discurrir de la actualidad llevan a que el foco mediático se haya alejado de los confines de Ucrania y se haya trasladado “un poco a Oriente Medio, con la guerra de Gaza -que se reactivó hace un año, y ahora en el Líbano”.

En ese sentido, ha rechazado afirmar que los medios de comunicación “sean racistas” a la hora de dar más cobertura mediática a una guerra en detrimento de otra, asegurando que ello responde a lo fácil o difícil que puede resultar explicar conflictos bélicos. “En el de Oriente Medio hay muchos factores implicados porque lleva años activándose y reactivándose, y creo que hay que estar en el terreno mucho tiempo para entender el conflicto y explicarlo bien. Sin embargo, la guerra de Ucrania es una invasión; un país soberano que fue invadido por Rusia unilateralmente. Aquí está muy claro quién es la víctima y quién, el agresor. En el conflicto de Oriente Medio hay muchas aristas y es mucho más difícil de explicar”.

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