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Vega: “Llevo veinte años intentando tocar en el Gran Teatro”

Entrevista N&B a Vega

Marta Jiménez

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El símbolo de la fuerza renovada de Vega está en su cabellera. Callejeando por el laberinto de la Axerquía sur llega a la silenciosa casa del Patio del Posadero. Cruza el zaguán pisando fuerte con sus botas negras, a pesar de la ligereza que aparenta, y luciendo una lustrosa melena.

Mujer de perpetuo pelo corto, éste comenzó a desaparecer cuando la compositora transitó otros laberintos, los de la enfermedad mental. Hoy, como una sansona moderna, luce su impulso vital y su resistencia sobrehumana en una cabeza en la que comienzan a asomar algunas canas.

Es domingo y su décimo disco, Mirlo blanco (La Madriguera Records), se ha publicado dos días antes. Es su trabajo más íntimo. Un viaje emocionalmente transparente y épico, lleno de energía, belleza, rabia, paz, duelo, nostalgia y amor, con mensajes de empoderamiento femenino, sobre la salud mental o la importancia de las raíces.

Con calma e ilusión ante un té Rooibos junto a la chimenea, charla sobre la música y sobre la supervivencia. Sabiendo muy bien lo que es perder y lo que es ganar. Viviendo un presente que ha llenado de canciones escritas en minúscula mientras sueña que quien las escuche las ponga en mayúscula.

Mientras tanto, la vida es lo que le ocurre entre disco y disco. Mercedes (su nombre) ha escapado de una noche eterna y puede que con el tiempo vuelva a raparse la cabeza o a pintar su pelo de verde menta.

P. ¿Te sigue inspirando pasear por esta ciudad?

R. Tanto que voy a volver a vivir aquí en septiembre. 

P. Qué sorpresa. Es curioso que al final a casi todos los que se marchan les gusta volver.

R. Yo creo que se sale fuera en busca de una prosperidad en tu trabajo y esa etapa en mi carrera profesional la he cumplido sin responder a los anhelos de otros, sino a los propios. Creo que ya he hecho todo lo que podía hacer o que tenía que hacer para abrirme camino fuera, no solamente en España, sino también en Latinoamérica. Y todo ese desarrollo, teniendo en cuenta que empecé con 23 años, creo que en veinte años ya he hecho todo lo que tenía que hacer para que la gente ubique quién soy, a qué me dedico, qué tiene peso en mi carrera como autora y compositora, sobre todo, y mi proyecto como solista sobre qué pilares se sustenta, no solo musicales, sino también de principios y valores. Ese trabajo ya está hecho.

Y entonces, siento la necesidad de volver al hogar original donde está mi familia, donde están mis recuerdos, donde están los aromas con los que he crecido, donde empecé a despertar esa pasión por la música. Me doy cuenta que a pesar de haberme ido fuera, principalmente a Madrid y Barcelona, aunque también he vivido en Galicia, me di cuenta que la mayor parte de mi repertorio lo escrito fuera de Madrid, en el momento que estaba en Galicia, que siempre digo que es mi segundo hogar, y cuando he estado en Córdoba. Entonces, el trabajo de campo para ubicarme dentro de una industria que tampoco me acaba de encantar del todo, ese trabajo ya está hecho. Siento que lo que tengo que hacer es seguir creando y qué mejor que hacerlo en un sitio donde sea feliz. Donde no tenga las imposiciones de una vida en la que no tengo a mi gente alrededor.

Voy a volver a vivir en Córdoba en septiembre

P. ¿Cómo se ha portado Córdoba contigo?

R. En Córdoba he tenido dos sentimientos encontrados. Como Mercedes hija, hermana, prima, amiga de mis amigos siempre he sentido que Córdoba es mi casa y es mi hogar. Pero ha habido años donde eso de que nadie es profeta en su tierra lo he vivido con Córdoba y tenía a veces esa pena enorme.Y sigue sucediendo. En veinte años de carrera yo nunca he tocado en Córdoba en un concierto que no haya organizado yo. Esto es real. Y creo que Córdoba tiene los suficientes momentos y celebraciones donde la música tiene que ver, donde pienso que por qué mi música nunca ha estado en Córdoba para los cordobeses. Muchos de mis paisanos han sido tremendamente fieles, cariñosos y lo han dado todo y llevan históricamente viajando para poder verme en un concierto. Eso causa pena y aunque tampoco pretendo ser súper profeta en mi tierra, sí  tener una cuota de poder a ofrecerle a mi público aquí sin que se tenga que desplazar y poder disfrutar de Vega en su tierra. He tenido esos sentimientos encontrados de qué pasa en Córdoba, que parece que soy polaca. En algún momento he sentido que se castigaba el hecho de que yo no estuviera aquí. 

P. Y sin embargo, la canción que cierra el disco, Patria, es un canto con ecos de rock andaluz de amor a tu tierra, donde deseas que vuelva a renacer como el río.

R. Ese tema está escrito en Galicia sintiendo morriña de aquí. Este es un concepto un poco complejo, pero los gallegos sienten morriña de su tierra donde estén y yo estaba Galicia sintiendo morriña de Andalucía y de Córdoba en concreto. Hablo de esa necesidad personal de recuperar el origen, de olvidarme de todas esas cosas que puedan haber habido durante mi carrera donde pensaba que si no estaba aquí nunca iba a ser tenida en cuenta en mi tierra. Ya estoy por encima de eso y voy a volver.

P. Esta ciudad, como pauta, es despiadada con sus creadores y con  sus gentes independientes.

R. Estoy súper agradecida en ese sentido a Sevilla,  porque Sevilla me ha tratado casi como a una artista más sevillana que cordobesa muchas veces, con la que nos traemos con Sevilla. A veces deja un sinsabor, ya no tanto por mí, sino cuando preguntas desde el escenario, ¿hay algún cordobés por aquí? y medio aforo levanta la mano, también en Málaga me ocurre. Soy feliz tocando en Málaga o en Sevilla o en Granada o en Cádiz, en cualquiera de las provincias andaluzas, pero qué pena que los cordobeses tengan que estar constantemente viajando para verme. Eso es una espinita, pero me he repuesto y vuelvo porque quiero disfrutar de mi tierra y, como decía, porque creo que lo que tenía que hacer como artista ya lo he hecho y  puedo seguir haciéndolo desde aquí también.

En veinte años de carrera nunca he tocado en Córdoba en un concierto que no haya organizado yo

P. Ahora, además, los tiempos lo permiten. Ha cambiado todo tanto en veinte años que una carrera sólida se puede manejar perfectamente desde las periferias.

R. Sí. Reconozco que en el tiempo en el que yo empecé el estilo musical al que te querías dedicar condicionaba mucho. Buscar un sonido determinado que no tuviera tanto el arraigo del folclore, para eso era más difícil abrirse camino aquí. Ahora creo que todo esto ha cambiado y ha crecido. Hay grandes festivales de música independiente que se realizan en Andalucía y que tiene mucho peso a nivel industria en toda España. Y de repente, te das cuenta de lo que vengo a decir en Patria, que yo hago patria desde fuera. Hay gente que hace patria desde dentro y lo importante es que tengamos claro de dónde somos, quiénes somos, adónde vamos. Yo llevo Córdoba a muchos rincones del mundo desde fuera, pero eso no me hace ser menos cordobesa. También hay mucho talento aquí, que también está exportando el nombre de Córdoba y el valor y el talento que hay en Andalucía, que hay muchísimo. Y esa fuga que hubo en su momento de gente que tuvo que salir fuera en el fondo no hace más que poner de manifiesto las carencias de este país y la fuga de su talento por falta de oportunidades.

P. Mucha suerte en esta nueva etapa en Córdoba.

R. Gracias, y en el peor de los casos, estoy acostumbrada. Pero vuelvo decidida y feliz.

P. Mirlo blanco es un disco muy honesto, muy potente y lleno de capas. Eva Amaral te define como un ave que prende fuego en cada canción que escribe. Definitivamente lo tuyo es la épica emocional.

R. (Risas) Sí, total, es un género en sí. Hay una reconciliación también como compositora y autora con mi parte como intérprete. Siempre he dicho si tengo una querencia a las guitarras, a un sonido más épico, más rock si aprietas en algún momento, pero es verdad que yo, como intérprete, no puedo evitar hacer eso que digo en Patria, que es hacer así con el pie y sacar  la bata de cola. Tengo ese brío que probablemente sea una cosa que a mí me encanta, yo no cantó copla, no es mi género, pero la actitud la tengo. Yo salgo al escenario y estoy sacando las tripas, porque la copla se canta no solamente con esa garganta poderosa y el manejo vocal que tienen las grandísimas cantantes de copla, es una cuestión de tripas y de interpretación.

Yo hago patria desde fuera

P. Entiendo ese fondo coplero, pero tus formas son rockeras del todo.

R. Es ese convertir la emoción y sacarla en una interpretación. Si lleva rabia, sacas la rabia y si lleva pena, pues tiras de la pena. Y esas son cosas que aunque el género específico de mis canciones no esté ahí, en la interpretación sí está y es que he crecido con eso, rodeada de eso. Los autores a los que yo admiraba de pequeña y los cantautores que han escrito para intérpretes escribían para ese tipo de intérpretes y al final es caldo de cultivo para mí. 

P. “No pienso rendirme ni censurarme”, cantas en Bipolar. Parece de la Piquer.

R. Totalmente (risas).

P. ¿Desnudarte tanto en este disco te ha dejado vacía o todo lo contrario?

R. Me ha dejado totalmente liberada, con una sensación muy agradable. Ha habido momentos de vértigo justo al empezar a lanzar los singles porque yo creo que como es un disco que no está escrito con la pretensión de ser un disco, que escribía canciones desprovistas de ese pensamiento analítico que es defecto profesional. El vértigo de darme cuenta de cuando la gente estaba hablando de Bipolar, sobre la exposición personal, te digo honestamente que pensaba, la madre que me parió, que luego viene Mirlo blanco, qué he hecho. Y es que después de Mirlo blanco viene Patria y luego va a venir Sobrevivir… Sentí que me había abierto como un filete y tuve miedo de que eso me fuese a herir. Al final no me ha herido sino que me ha hecho más fuerte y me siento súper liberada, como un peso que se quita de encima porque tenía la necesidad de sacar todo eso.

No cantó copla, no es mi género, pero la actitud la tengo

P. ¿Estás en calma?

R. Total. No sé si se me nota, si lo transmito cuando hablo, si lo transmito encima del escenario. Estoy muy calmada, extrañamente calmada, cuando yo soy una persona bastante nerviosa. Estoy demasiado zen.

P. Te aseguro que esta mañana lo proyectas (es domingo 13 y acaba de llegar de Málaga, donde actuó la noche anterior)

R. ¿Sí? Bueno, pues entonces entonces debe ser que lo estoy. Ilusionada con calma. 

P. No sé si has pensado alguna vez si este disco puede servir de tabla de salvación a otras personas.

R.  Mira, esto sí que me lo he planteado muchas veces. Siempre ha habido gente que te llega y te muestra que alguna canción, no tiene porqué ser un disco completo, se convirtió en la tabla de salvación de alguien. Entonces, yo muchas veces me he cuestionado hasta qué punto qué omisión de responsabilidad estoy haciendo si alguien quiere buscar en mí eso. Pero a la vez yo no escribo esas canciones pensando en los demás, sino pensando en experiencias propias. Resumiendo,  tengo una vida muy normal, muy parecida a la de todo el mundo y al final entendí que era muy fácil generar esa empatía en el que escucha, porque todos vivimos lo mismo. Lo único que cambia son los nombres de los personajes y las intensidades. Soy consciente de que mis canciones en muchos momentos han sido tabla de salvación para tanta gente porque me lo han contado. Hay una cosa que se da con el público y es que si tú le das la oportunidad de que se abran, de ser cercano, ellos son capaces de contarte cosas que no le contarían a su mejor amigo. Entonces, de repente  te conviertes sin pretenderlo en confidente de personas que depositan eso y a la vez son gente que tú eres consciente que están ahí y que son parte del sustento de tu carrera, de que tú hayas podido desarrollar una carrera como artista. Hay una simbiosis y gente que puede expresarse a  través de ti y eso es muy bonito. Lo más gratificante que tienen para mí es este trabajo. Así que no puedo dejarlo.

P. Háblame de alguna canción que te haya salvado a ti la vida.

R. Muchas, muchas. Por ejemplo, Sinceramente tuyo de Serrat en algún momento. La era [está pariendo un corazón], de  Silvio Rodríguez. En otro género distinto, There She Goes, de The La's, porque cada vez que perdía las fuerzas ese “allá va ella” me lo tomaba como un mantra, tienes que seguir. Como adulta ha habido canciones que me han marcado y me han salvado como gran parte de la discografía de Joni Mitchell o de Patti Smith. Aunque soy una gran defensora de la música en castellano porque creo que tenemos un lenguaje riquísimo que me gusta pensar que unas letras bien elaboradas dan riqueza de vocabulario y enriquecen culturalmente. Entre los anglosajones puedo nombrar a mi ¿amigo? [risas] es que no me lo creo aún, Elvis Costello, un artista que cuida mucho sus letras. En el mundo anglosajón las letras tienen un peso distinto de lo que lo tienen en castellano. Pero bueno, las hay. Hay grandes canciones para empezar por los Beatles.

Me han salvado gran parte de la discografía de Joni Mitchell o de Patti Smith

P. Un alto porcentaje de esos artistas seguro que alguna vez pensaron en tirar la toalla.

R. Seguro. Hace poco vi un documental de McCartney en el que, bueno, en esos momentos que rompe con The Beatles, quiere dejarlo y se va al campo pensando que va a dejarlo y al final acaba haciendo un disco solo y empieza con esa maravilla de carrera en solitario con The Wings y ves cómo hasta los más grandes han sufrido.

P. Es muy humano todo eso.

R. Yo creo que sí. Al final un artista tiene que ser de verdad.

P. Y en tu caso esa verdad está en Vega cantando el disco de Mercedes.

R. Siempre era Mercedes cantando el disco de Vega. Y esa era una de las preocupaciones que había en este disco, a lo que te obliga la composición. Cuando me quise dar cuenta, entre las prisas, la pandemia y las vivencias, tenía un disco. Como ya estaba hecho, esto no responde a lo que quiere Vega musicalmente, dónde quiere encajar, qué expectativas quiere cumplir, donde le gustaría que llegase su música. Vega se ha limitado a cantar el disco que ha hecho Mercedes porque es lo que hay y creo que es muy honesto y me reconozco por primera vez en los anhelos. Si Mercedes cumple los anhelos de esas expectativas artísticas que podemos tener nunca va a ser feliz, podía sentir frustración, pero hay que comercializarlo porque vives de eso. Entonces, esa pelea interna siempre estaba, pero aquí se resolvió con yo soy Mercedes por encima de Vega.

P. El ser tan honesta con lo que piensas sobre la industria, haber aprendido a decir que no ¿Te ha hecho ser una mujer más respetada dentro de esa industria?

R. Me siento muy respetada en ese sentido, pero no creo que haya sido por eso. Creo que me siento respetada por lo que han sido mis canciones y por lo que he hecho musicalmente. Lo otro, lejos de sentirme respetada, creo que en algún momento he sido incómoda, sigo siendo incómoda en algún momento para determinadas personas o esferas de poder. De hecho, se me han cerrado muchas puertas, pero soy plenamente consciente de ello y me ha dado exactamente igual que se cierren. Tenía muy claro quién soy, cómo quiero vivir mi vida y cómo quiero dormir cada noche.Creo que el respeto ha venido precisamente por insistir en cerrarlas yo. Porque desde luego fuerza, coraje, rabia, pasión, dedicación, constancia, perseverancia, esas cosas no me faltan. Que luego a la gente le guste o no, esto ya estamos hablando de otra esfera completamente distinta. Pero es una cuestión de tener la oportunidad de que te escuchen. Sacar un trabajo todo el mundo puede hacerlo, perdurar con los años sí que es una cuestión de trabajo y perseverancia, sobre todo si eres independiente. Si dices que no a cosas que no casan con tus principios es como ir haciendo equilibrio todo el rato sin red y eso agota. Pero en esas soy dura. 

Siempre era Mercedes cantando el disco de Vega (...) ahora Vega se ha limitado a cantar el disco que ha hecho Mercedes

P. ¿La cuesta ha sido más empinada por ser una mujer en un mundo tan masculino como el de la música?

R. Mira, por ser mujer ya es difícil, en esto y en todo. Y no lo digo con victimismo, lo digo como una realidad contra la que peleo con mucha fiereza. Es difícil porque incluso teniendo el apoyo de muchísimos hombres que me han enseñado mucho y que me han ayudado a tirar de mi carrera, y estoy muy agradecida a ellos, es verdad que hay una parte de nuestra sociedad, donde también están incluidas muchas mujeres, acostumbrados a una situación patriarcalmente cómoda. Es decir, tú puedes hablar con alguien y te dice que es verdad, que las mujeres necesitan tal y lo está diciendo de corazón, pero no me voy a levantar a hacer nada, me quedo en mi sofá cómodamente sentado. Ya vendrán las nueva generaciones. Muchas mujeres depositan sus derechos a largo plazo, a 30 ó 40 años, y el mensaje es bien sencillo.Si quieres cambiar algo lo cambias ahora. La igualdad es un símbolo, todo lo demás es comodidad.

Yo misma soy súper feminista en el buen sentido, en el único que puedo ser, un feminismo sano y que busca ese símbolo de igual a igual y punto, que no es otra cosa. Pero yo misma me he levantado y hay veces que me incomoda ver a un hombre con una fregona en la mano. Y me digo ¿por qué me pasa esto? ¿por qué me violenta? porque hemos crecido con esa cultura.

P. ¿Las nuevas generaciones traen esa mochila más ligera?

R. Sí, creo que sí. 

P. ¿En la música lo notas?

R. No. A las mujeres las veo con muchas ganas y eso es buenísimo. Creo que tenemos que hacer un trabajo para que puedan seguir teniendo esas ganas entre todos. Eso no lo vamos a conseguir solas por mucho que reivindiquemos y gritemos. Es lo que vengo a decir en Ladra. O sea, yo voy a seguir ladrando. A mí no me muerdas y si quieres ayudarme, ladra conmigo porque es que si no lo hacen con nosotras, con esa sororidad primero entre mujeres y ese compañerismo entre hombres, no vamos a llegar a ningún sitio. Siempre va a ver alguien acomodado a quien le viene bien que esto no sea de otra forma Esas chicas jóvenes necesitan de que haya un poco de consenso y que no solamente nosotras ladremos por las cosas que creemos que son injustas. Necesitamos que haya compañeros que se unan a ese mensaje, sino esto no lo vamos a cambiar nunca. Y no creo que le demos miedo al poder porque no estamos en esas estructuras de poder. Para realmente creer que somos capaces de cambiar algo tenemos que tener acceso a ese poder para tomar decisiones como un igual.

Hay una parte de nuestra sociedad acostumbrada a una situación patriarcalmente cómoda

P. Hablando de hombres cómplices ¿qué hubiera sido de tu vida sin Kike Fuentes (su fiel escudero en la música)?

R. Pues no lo sé, te digo la verdad. Sí sé desde hace muchos años que he llegado al punto de decirle ¿qué días tienes libres? No quiero, no me apetece tocar con nadie más. Te diría que es mi mano derecha pero es que somos mano derecha e izquierda ambos. Hay bandas que llevan muchos años juntas y nosotros somos algo así. Me conoce mejor que nadie y a él llegó con mis melodías y me siento con él a revisar las canciones, las estructuras y llevo tantos años oyendo sus guitarras, que yo a la hora de escribir ya lo estoy viendo a tocar aunque no oiga nada. Siempre supera mis expectativas y lo que me haya imaginado porque me parece un genio. Probablemente no soy objetiva, pero para mí ahora mismo es uno de los mejores guitarristas de su generación. Creo que es brillante. No puedo dejar de escucharlo. Sin él no sé qué haría, pero sí sé que es muy responsable, independientemente de quién haya hecho la producción del disco, su sonido está ahí.

P. Tu imagen siempre ha sido la de una chica solitaria en el rock, pero detrás hay una gran red que te sostiene.

R. Soy solista de forma abrupta, pero en esa red está Kike, que empezó conmigo hace 15 años,  y están mis hermanas, en La Madriguera Records [su propia discográfica], una es periodista y la otra abogada. Ellos son pilares. Sebastián Krys,  también, es uno de mis mejores amigos y nos enseñó mucho a Kike y a mí, gracias a él hemos grabado en grandes estudios y con grandes músicos. Kike es el responsable del sonido de Vega, aunque yo respalde este proyecto con mi imagen, en realidad esto es una banda.

P. Tras las tempestades, ¿te sientes más poderosa?

R. Hay momentos que sí, pero también es verdad que hay momentos en los que estás en el proceso de sobrevivir. Te sientes tan vulnerable que crees que no vas a conseguirlo. Lo que sí que es una constante en mi vida es ese grito que hay en Bipolar del “no pienso rendirme”. Hay un momento que sí que es verdad que no sé si es inherente a mi persona, que aunque parezca que es imposible subir arriba, voy a intentar impulsarme.  Puede ser que esté tres meses allá abajo del pozo llorando, pero habrá un día en el que me despierte y empiece a arañar para arriba. Quizás especialmente desde que soy madre me permito mucho menos rendirme. Tengo que ser justa y darle esa importancia a mi hija de sumarme las fuerzas cuando han flaqueado más. Quiero ser ganadora para mí misma y transmitirle eso mismo a ella, que se puede ser frágil y fuerte y que sienta que no me rindo. 

Ahora mismo estoy en calma, pero para cualquier artista esto es un ciclo y hay veces que estás arriba y otras abajo. Quizás cuando eres independiente eso se evidencia más, pero es lícito estar abajo y darte la oportunidad de saber que puedes volver a estar arriba. Eso y ver que el trabajo está hecho es lo que me aporta calma.

Lo que sí que es una constante en mi vida es ese grito que hay en 'Bipolar' de “no pienso rendirme

P.  ¿Tu hija canta tus canciones?

R. Siempre. En Bipolar ella y mi sobrina me ayudaron a escribir un trocito del puente de la canción, porque me estanqué con esa densidad que tengo yo en las letras, donde pongo mogollón de información, esta épica de la que tú hablas. Me quedé enrocada. Quería escribir un paso simple y sencillo de felicidad y no era capaz. Ellas me ayudaron. Al tema no lo llaman Bipolar, sino “No, tú no”. El otro día estuvieron en primera fila en la presentación en Madrid, cantando “No, tú no” cuando empecé a cantar ese trocito estaban súper orgullosas. Mi hija grabando con el móvil y todo. Ahí sí que hay una reconciliación donde puedo ser madre artista a la vez.

P. a lo mejor puedes ser lo que quieras.

R. No tanto.

P. Hay una red de puntos cardinales en el disco. Antes mencionabas Patria, tu homenaje a Córdoba y al rock andaluz, pero también existe una preciosa conexión Norte-Sur en el disco: Con Galicia en Contigo, donde cantas con Manu Carrasco, y con Euskadi. El disco se abre con un paisaje sonoro llamado El Valle-Txoria Txori, una versión coral del himno de Mikel Laboa. Un buen lugar para echar a volar.

R. Quería hacer un cuadro. Estoy muy relacionada con el mundo del arte en tanto en cuanto tengo amigos que se dedican, no solamente al arte musical, sino a la plástica. Cuando hago un disco siempre visualizo el viaje emocional que va a ser. De hecho, hice una caja en una edición especial donde yo quería que se sintiera con más emociones que el oído, con el tacto, con la vista, porque un disco tiene que moverte en todos los sentidos, no solamente en el auditivo. Es el canal por el que se empieza. 

Cuando yo escuché Txoria Txori por primera vez no sabía lo que era y no lo entendía. Pero la belleza de la melodía me dejó completamente cautivada. En plan ¿qué es esto? qué belleza. Y quizás porque he viajado mucho y he vivido fuera, también en el norte, tengo esa querencia también a la cultura y al folclore, lo tengo interiorizado y me motiva lo suficiente como para investigar. Estuve buscando y encontré el poema en el que se basa, de Joxan Artze, escrito en 1957. Y claro, cuando lo vi, busqué automáticamente la traducción. Flipo con la canción del 74, flipo con el poema y se me vuela la cabeza cuando leo la letra en castellano. Mira, te lo cuento y se me pone la carne de gallina, tengo hasta las piernas erizadas. Yo ya había escrito Mirlo blanco y te topas con eso y me dije, yo soy eso. Esto es el alma mater del que nace mi disco, de un deseo no solamente de libertad, sino de que me quieran tal como soy. Yo soy esto y yo con Mirlo blanco quiero crear un trino identitario ya que hablas de identidad, hablas de libertad y hablas de que te quieran como eres. Pensé, esto me lo acaban de dar en el País Vasco, gracias. 

P. Es un himno en Euskadi.

R. Total. Kike, que es de Bilbao, me contó que allí lo canta todo el mundo. Lo descubrí en un documental en televisión, con pajaritos y gente cantando. Le añadí El Valle al título de Txoria Txori para visualizar algo que iba a empezar a volar, un mirlo blanco. Como no iba a aprender euskera en tan poco tiempo porque estábamos a punto de entrar al estudio, entonces llamaron a una cuadrilla y lo grabamos en Andoain, en un valle de Guipúzcoa, con pájaros en los árboles y este coro de chicos y chicas nos hicieron llorar a todos. Estoy muy orgullosa porque el disco empieza con una canción en euskera y termina con rock andaluz. Yo soy todo eso porque todo eso forma parte de mi imaginario y de mi cultura musical. He bebido de todos esos puntos cardinales y soy la resultante de abrazar todas esas cosas y querer las propias. 

P. Es que nadie es monolítico.

R. Y hemos nacido en una ciudad de cultura, por favor, Córdoba va por estratos y no me parece raro que alguien de aquí abrace otras culturas, otros sonidos. Para mí es enriquecedor. A cada sitio que fui me lleve lo mejor, lo que me gustaba de la gente, sus costumbres y todo eso va entremezclado con mi orígenes y mis raíces. 

Estoy muy orgullosa porque el disco empieza con una canción en euskera y termina con rock andaluz

P. Precisamente quería terminar en Córdoba donde actuarás el 11 de marzo en la Sala Hangar en un concierto promovido por ti.

R. Llevo veinte años así, lo tengo completamente asimilado. Yo quería ir al Gran Teatro.

P. ¿Y qué pasó? ¿lo intentaste?

R. Llevo veinte años intentando tocar en el Gran Teatro. Solo lo hice una vez en un concierto benéfico organizado por mí al principio, en el año 2002, cuando salí de la Academia [de Operación Triunfo]. Llevo veinte años intentando tocar en el Gran Teatro porque es normal, no solo por ser de aquí, sino porque ya tengo un público como yo, más mayor, que compraría feliz una  entrada para verme sentado en una butaca. Y creo que mi música se puede desarrollar perfectamente en un Gran Teatro donde he visto a artistas que venero de rock y de folk.

P. ¿Qué explicación te han dado?

R. Una explicación que no me creo. Las condiciones que a priori tengo para tocar en el Gran Teatro me obligarían a poner una  entrada cuatro veces más cara que en el resto de España por el alquiler, porque que me contraten eso ya ni lo sueño. Y me pregunto, si este precio es así para todos ¿cómo lo hacen los otros artistas? Para levantar ese alquiler que piden sin tocar el sueldo de la gente que viene conmigo, que eso es sagrado, he de poner un precio a la entrada que a mí me da vergüenza y que sería injusta con el precio que tiene un concierto mío en el resto de ciudades.

P. Lo de un alquiler tan alto ¿te suena a excusa?

R. Tiene que serlo. Después de veinte años, la trayectoria que llevo, nominada al Grammy, ahí pensé que lo lograría y nada, solo me llamaron para salir de rey negro en la cabalgata y les dije ¿en serio? No toco aquí y solo me llamáis para que encima me pinte la cara. En fin, entiéndelo, tengo esa espina con mi tierra.

P. Lo entiendo.

R. Que conste que me encanta tocar en El hangar y que la gente se esté tomando una cerveza, pero tengo ganas de tocar en el principal teatro de la ciudad o en algunas de las fiestas de la ciudad donde tampoco nunca me han llamado. Una cosa es lo del nadie es profeta en su tierra y otra cosa es lo que me pasa a mí (risas).

Una cosa es lo del nadie es profeta en su tierra y otra cosa es lo que me pasa a mí

P. No nos envenenemos con esta ciudad nuestra. Háblame del concierto del día 11.

R. Con muchas ganas de tocar en casa, esa comunión con mi público y toda esa gente que son amigos y que son cercanos, a quienes les encantaría verme en el Festival de Guitarra, pero van allí tan contentos. Me siento guay, es como poner una pica diciendo voy a volver tocar en Córdoba, no voy a desistir en esto, aunque tenga que hacerlo en una sala más pequeña. Saldré en plan coplera, aquí estoy yo y que todo el mundo disfrute. Sé que quedan pocas entradas y eso me hace muy feliz. Y esta vez vendrán los sevillanos aquí, porque no toco en Sevilla por ahora (risas).

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