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Primo Jurado: “El representante público no puede renunciar a sus creencias”

Juan Jose Primo Jurado FOTO: MADERO CUBERO

Manuel J. Albert

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A Juan José Primo Jurado (Córdoba, 1961) le gusta repetir que es un historiador metido a político, “lo que es menos malo que un político metido a historiador”. Tras las pasadas elecciones municipales, ocupó bancada del PP en el Ayuntamiento de Córdoba, antes de ocupar el cargo de subdelegado del Gobierno, hace poco más de año y medio. Su enorme despacho con paredes de madera y tres áreas de trabajo refleja su profesión docente -Primo tiene plaza de profesor de Historia en un instituto y colabora con la Universidad Rey Juan Carlos- y sobre la mesa se apilan muchos de los libros que ha escrito sobre el pasado de Córdoba, sus gentes y la Iglesia. En otra mesa, maquetas de helicópteros y tanques de combate decoran la estancia. También se nota su formación académica y sus puntos de vista, en algunas de sus respuestas. Como cuando recuerda la historia de España, que denomina “gloriosa”, aunque también reconoce “sus sombras”.

A Primo Jurado le ha tocado ser subdelegado en uno de los momento más duros de Córdoba. Las manifestaciones de maestros, profesores, estudiantes, jornaleros, afectados por las hipotecas y desempleados se han repetido con una asombrosa cadencia a las puertas de su sede. Y de muchas de ellas ha tenido una vista privilegiada desde sus ventanales. A pesar de la falta de incidencias, la respuesta de su oficina a algunas de las demostraciones -que incluyeron multas personales- suscitó críticas, llegándose a hablar incluso de la existencia de listas negras.

La actividad de articulista en prensa del subdelegado, abandonada desde que ocupa el sillón, ha levantado alguna vez las iras en sectores de la izquierda. Como la ocasión en la que escribió un reconocimiento a los soldados españoles enrolados en la División Azul que luchó a favor de los nazis en la invasión de la Unión Soviética, durante la Segunda Guerra Mundial.

En la entrevista se tratan estos y otros aspectos de su labor, su cargo y la situación económica y social que le ha tocado vivir como máximo representante del Gobierno en la provincia. Primo Jurado muestra en sus respuestas un tono marcadamente conciliador, defiende el estado del bienestar, el mantenimiento de los servicios públicos y la perfecta separación entre Iglesia y Estado. Pero también es claro y taxativo al defender cada una de las políticas adoptadas por el Gobierno, criticar duramente a Izquierda Unida o defender su convencimiento de que acudir como subdelegado del Gobierno de España a actos religiosos es pertinente.

Sentado en su mesa de trabajo, atiende durante 45 largos minutos a Cordópolis sin aparentes signos de cansancio.

PREGUNTA. ¿Esperaba encontrar tanta presión social a las puertas de la Subdelegación en el tiempo que lleva al frente?

RESPUESTA. Precisamente porque era la etapa más difícil de España y porque llega un Gobierno que quería no administrar la ruina de España sino sacarla de la misma, sabíamos que habría quien aprovecharía el malestar de la gente para hacer manifestaciones. Por lo tanto, sí, asumíamos que habría manifestaciones. También se dice que contra el PP es más fácil manifestarse. De todas formas, creo que ha habido un gran comportamiento cívico, he vivido dos huelgas generales aquí y no han habido problemas. Ha habido un contacto muy fluido con los sindicatos, con UGT, con Comisiones Obreras y el CSIF. Y bueno, han habido muchas manifestaciones, pero todas han discurrido con normalidad: los que han querido manifestarse lo han hecho sin problemas y lo que han querido ir a trabajar cuando ha habido huelga lo han podido hacer. En fin, han sido años difíciles pero con sentido cívico por parte de todo el mundo.

P. ¿Cree que hay que regular el derecho de manifestación? La subdelegada del Gobierno en Madrid lanzó esa idea.

R. Cada cierto tiempo surgen estas ideas acerca del derecho de manifestación. Y se dan por parte de los dos partidos, porque cuando ha estado el PSOE en el poder, también ha habido algunos dirigentes políticos que lo han dicho. Pero yo creo que son percepciones desde Madrid porque allí se organizan tales follones de tráfico que quien está allí piensa en estas cosas. Yo, particularmente, opino que está perfectamente regulado el derecho de manifestación y que no hay que tocarlo. Quizás, lo que tendríamos es que apelar a la responsabilidad y a no estar organizando tantas protestas y ser un poco más responsables. Siempre se ha dicho que junto a la Estatua de la Libertad debería estar también la Estatua de la Responsabilidad. Y apelo a ella. ¿El derecho a la manifestación? Ni tocarlo. Creo que está bien como está.

Han sido años difíciles pero con sentido cívico por parte de todo el mundo

P. ¿Tiene ese derecho a la responsabilidad del que habla algo que ver con esas multas que se enviaron a algunos manifestantes aquí en Córdoba? Se llegó a hablar de que había listas negras.

R. Sí, también se dijo que el subdelegado del Gobierno en Córdoba era el jefe provincial del Movimiento (risas). No, aquello quedó superclaro con un informe del Abogado del Estado, otro de la Policía. Informes que se le quiso entregar al máximo responsable en ese momento de IU, que era Diego Valderas, al que le dimos cita pero no se presentó. Y creo que aquello quedó dentro del rifirrafe político que aveces se utiliza: hacer declaraciones incendiarias que cuestionan el Estado de Derecho, simplemente por el interés político. Se demostró de forma clarísima que la policía había actuado con absoluta responsabilidad y adecuándose a la ley. incluso la Agencia de Protección de Datos nos ofreció un informe diciendo que se había actuado correctamente. Y ese informe se remitió a las partes interesadas.

Creo está perfectamente regulado el derecho de manifestación y que no hay que tocarlo. Quizás, lo que tendríamos es que apelar a la responsabilidad y a no estar organizando tantas protestas. Ser un poco más responsables

P. ¿No hay una relación de nombres de personas que participan en manifestaciones?

R. (Risas). No, no.

P. Otoño e invierno suelen ser momentos especialmente complicados. ¿Qué previsión tiene para los próximos meses ante la posible tensión social?

R. Creo que hay fuerzas políticas que prefieren que la cosa esté mal porque si no se les acabaría su discurso de tremendismo y alarmismo. Y mientras la situación económica no mejore definitivamente -que está mejorando- siempre habrá un caldo de cultivo idóneo para esas tensiones sociales. De todas formas, si algo he tenido claro -y lo digo también como historiador- es que este país, España, que es un gran país, ha obtenido sus grandes fracasos por la desunión interna. A este país nunca lo van a destruir desde fuera, si corre riesgo alguna vez será desde dentro. Por tanto, yo lamento profundamente que en momentos difíciles como los que estamos viviendo -aunque creo que lo peor ha pasado ya- no se haya mostrado una unidad mayor por parte de las fuerzas políticas y haya habido algunos que hayan querido utilizar el dolor y la situación económica de muchos ciudadanos para beneficio propio. Pero ese discurso se les va a terminar ya.

En las manifestaciones se demostró de forma clarísima que la policía había actuado con absoluta responsabilidad y adecuándose a la ley

P. ¿Esa reflexión la lleva al ámbito local y provincial de Córdoba? ¿Ha habido falta de visión común para resolver los problemas?

R. Creo que en la crítica que se la hace a la clase política en España -es innegable que somos el segundo problema del país (risas) como dice el CIS [Centro de Investigaciones Sociológicas] también influye mucho la imagen de desunión que damos a los ciudadanos. Pero no creo que sea Córdoba el peor lugar de España en esos temas y tengo que decir que siempre que he visitado pueblos y me he reunido alcaldes y fuerzas políticas siempre ha habido un entendimiento absoluto fuese del color político que fuese, tanto del PP, PSOE, IU o PA. No he tenido ningún problema y opino que Córdoba no es, precisamente, un ejemplo de desunión. Pero todo lo que se haga por la unidad en los temas esenciales será agradecido y valorado por el ciudadano. Aunque siempre habrá grupúsculos que apuesten por romper el sistema.

P. Por lo que ha visto como subdelegado del Gobierno, ¿cuáles serían los principales puntos de desunión que ha encontrado y qué puede hacer desde su cargo para solventarlos?

R. Lo primero es no transmitir alarmismo a los ciudadanos. Creo que aquel episodio de las listas negras era una forma de cuestionar el estado de derecho y no se puede hacer eso. Se puede criticar acciones concretas pero cuestionar el estado de derecho es gravísimo y no merece solo declaraciones en prensa sino acudir directamente a los tribunales para denunciar. No se puede cuestionar el estado de derecho para obtener ventajas políticas. Y luego hay que tratar los grandes temas de la provincia y la capital. Quizás las infraestructuras es lo que más nos llama la atención. Y ahí, los responsables políticos deberían aunar posturas y buscar consensos en beneficio de la sociedad.

Ha habido algunos que han querido utilizar el dolor y la situación económica de muchos ciudadanos para beneficio propio. Pero ese discurso se les va a terminar ya

P. Hablaremos luego de las infraestructuras, pero quería ahondar primero en el tema del paro. Las competencias son de la Junta pero las políticas del Gobierno juegan un papel fundamental y se trasladan directamente a su oficina. ¿Está haciendo el Gobierno todo lo posible para resolver el tema del paro?

R. La realidad es que está bajando el paro. La prueba del algodón es esa. El Gobierno ha tenido que tomar medidas muy duras, probablemente de las más duras de los últimos tiempos, pero son dentro de un camino de recuperación. No son medidas de parcheo ni tomadas al albur. Desde que llegó al poder, el Gobierno de Mariano Rajoy cogió el toro por los cuernos y vio que la única manera de salir adelante fue con unos ajustes que se pidió a todos los españoles. Y creo que la gran mayoría de los españoles no es que se hayan puesto a bailar sevillanas pero los han entendido porque saben que marcan un camino de recuperación. Los datos están ahí: está bajando el paro. Y las políticas activas de empleo aquí en Andalucía las tiene el Gobierno autonómico pero el Gobierno central está ayudando mucho y el ejemplo lo tenemos en el PROFEA que algunos agoreros decían que se iba a quitar y lejos de eso no solo se ha mantenido sino que se ha aumentado gracias a la sensibilidad del Gobierno con Andalucía y Extremadura. Los dos últimos años han venido a Córdoba 22 millones de euros y en general el Gobierno ha dado este último año 13.000 millones de euros a la Junta de Andalucía para el Plan de Pago a Proveedores, el PROFEA y dotar de dinero a las subvenciones que tiene que pagar la Junta. Por tanto, el Gobierno, aunque no tenga las competencias en políticas activas de empleo sí está ayudando muchísimo a que Andalucía salga de esta situación.

Todo lo que se haga por la unidad en los temas esenciales será agradecido y valorado por el ciudadano. Aunque siempre habrá grupúsculos que apuesten por romper el sistema

P. Pero muchos creemos que los recortes, especialmente en campos sensibles como las políticas sociales, educativas, de sanidad, están dejando a mucha gente en el camino y muchos de los logros que ha costado mucho obtener. Y todo en pos de cambiar el modelo económico del país.

R. Puede que haya alguien que tenga esa percepción que comentas pero de todas maneras creo que el estado del bienestar que surgió a mediados del siglo XX -y en el que el Estado protegía al ciudadano de la cuna a la tumba- no es algo que se recoja y que se tenga que cumplir. El estado del bienestar es algo que funciona mientras haya empleo; se mantiene mientras haya mucha gente que trabaja, que cotiza, que paga impuestos y que con esas cotizaciones e impuestos se permite un sistema de jubilaciones, de educación gratuita y que haya sanidad gratuita. Es decir, el estado del bienestar no es un derecho adquirido, es algo que hay que conseguir. Lo fundamental es que haya muchos españoles que trabajen y con empleo. Eso garantizará el estado del bienestar. Y el Gobierno lo que está haciendo es procurar volver a poner al país en la senda de la creación de empleo. Para que ese empleo garantice que siga habiendo una sanidad, educación y seguridad social gratuitas. Y eso no era lo que íbamos a tener si seguíamos por la pendiente por la que íbamos. Vamos a ver, se dice, y con mucha razón, que el verano pasado íbamos hacia la intervención de la UE con la prima de riesgo desbocada detrás. Y que le pregunten a los griegos cómo están después de la intervención. Allí sí que se acabó la educación gratuita, la sanidad gratuita y os funcionarios. Pues ese es camino que llevábamos.

P. Pero hay quienes tememos que este adelgazamiento del Estado a través de los recortes y para salir de la crisis tiene en realidad como objetivo cambiar el modelo de raíz. El objetivo es adelgazar el peso del Estado, salir de la crisis pero no para volverlo a engordar después y potenciar en cambio el sector privado, siguiendo el modelo anglosajón. ¿Cuál sería su modelo? ¿Uno del tipo de Estados Unidos o uno más social y parecido a lo que una vez hubo en Suecia, por ejemplo?

R. Hasta hace unos años había tres modelos. El capitalismo puro y duro de Estados Unidos y la iniciativa privada. Luego estaba el modelo comunista con el Estado como dueño de todo -que ya sabemos que acabó con una serie de señores muy enriquecidos y el pueblo muriéndose de hambre- y por último estaba el modelo europeo que los mezclaba. Un modelo en el que el estado estaba presente pero que da libertad a la iniciativa privada. Y yo creo que ese es el futuro. El futuro de España y de Europa que va con sus tradiciones y costumbres es un modelo en el que el Estado tiene que seguir estando presente favoreciendo políticas de empleo y en favor del estado del bienestar, dejando a la iniciativa privada que desarrolle las riquezas de las ciudades, las provincias y los países. Sería una maldad absoluta querer lanzar a los ciudadanos el mensaje de que, aprovechando la crisis se va a acabar con esas prestaciones sociales y que vamos hacia una privatización y un neoliberalismo salvaje. Para nada.

P. A ver si ahora le van a acusar de ser un socialdemócrata...

R. No, no, soy un hombre democristiano (risas).

Aquel episodio de las listas negras era una forma de cuestionar el estado de derecho y no se puede hacer eso

P. La crisis es terrible. Hace unos días, en el pregón de la Virgen del Socorro le pidió que nos echara un cable. También lo hizo hace un tiempo la ministra de Empleo, Fátima Báñez, con la Virgen del Rocío. ¿Tan mal está la cosa para que se encomienden a la divinidad?

R. Bueno, eso se inventó hace mucho tiempo. Aquello de 'A Dios rogando y con el mazo dando'. (Risas). Yo creo que lo importante es trabajar en serio por el futuro de esta sociedad, que es absolutamente necesario. Y luego, bueno, pedir ayuda a quien sea. A los santos o a quien haga falta. (Risas).

P. Ligado al tema de la religión -sé que usted es un experto- y ahora que ostenta un cargo público, ¿no habría que separar separarse del cargo público cuando se acuden a actos religiosos e ir solo a título personal? Hay quien piensa que al vivir en un Estado laico y aconfesional no se deberían mezclar ambas facetas. ¿Qué responde a eso?

R. Te diría primeramente que yo soy un defensor absoluto del estado laico y aconfesional. Absolutamente. Tienen que estar separados, no pueden inmiscuirse ni el Estado en la Iglesia ni la Iglesia en el Estado. Pongamos el ejemplo de Francia en el que siempre se ha dicho que la República es laica pero los franceses son católicos. Ojalá en España se hubiese hecho mucho antes. Pero eso no quiere decir que el político, el representante público tenga que renunciar a sus creencias. De la misma forma que un político de extrema izquierda quiere llevar a la sociedad por el camino que el piensa que dentro de su utopía puede ser un beneficio, la Iglesia -o un católico- tiene que ofrecer lo mejor de sí en el cargo público en el que esté. Siempre he pensado que el católico se debe guiar por cuatro principios que enumeró Pío XII: la libertad, la justicia, la verdad y el amor. Dígame usted si un político que ofreciese liberta, justicia verdad y amor a su sociedad y a su trabajo no sería un buen político.

Sería una maldad absoluta querer lanzar a los ciudadanos el mensaje de que, aprovechando la crisis se va a acabar con esas prestaciones sociales y que vamos hacia una privatización y un neoliberalismo salvaje. Para nada.

P. ¿Y cómo va a resolver el dilema de ser católico y cordobesista el próximo Vía Crucis Magno, que coincide con un partido de su equipo en el Arcángel?

R. (Risas y un momento de silencio) El don de la ubicuidad solamente lo tiene Dios, de modo que... (Risas) Pondré una vela a Dios y otra al Diablo, que es lo que se suele hacer en estos casos (Risas). Esto es como lo que contaban de aquella criada en el que el señor de la casa le decía una cosa y la señora otra. Y al señor le decía siempre que sí y luego hago lo que me dice la señora. Bueno... Iré primero al partido para apoyar al Córdoba -yo soy socio- y creo que veré el Via Crucis desde mi casa porque pasa por ahí. Pero realmente, del Via Crucis Magno lo que más me preocupa es el trabajo previo. La semana que viene tendremos reuniones de seguridad porque ciertamente va a haber una concentración grande de personas aquí en la ciudad y tenemos que prepararlo todo con mucho esmero.

P. Hablando de seguridad, hemos sabido que el comisario de Córdoba, Manuel Bouzas, deja el cargo y es trasladado a Cádiz. ¿Qué pasa en Córdoba que duran tan poco?

R. Llevo un año y siete meses como subdelegado y he conocido a tres comisarios.

P. Parece mucho.

R. La lectura que hago es distinta: lo hacen tan bien, que ascienden. Los tres comisarios que he conocido han ascendido. Jiménez Barea pasó al Consejo Superior de la Policía poco ates de jubilarse; Francisco Perea a pasado a ser el segundo de Andalucía Occidental y Manuel Bouzas, que también es un excelente comisario, pasa a Cádiz, que es una provincia con más trabajo y con más dotación de efectivos. Por tanto, lo hacen muy bien y son llamados allí donde son necesarios. Esto son circunstancias propias del mundo de la policía, donde son habituales estos traslados. Sé que me va a preguntar si me gustaría que viniese un comisario que durase más. Mi respuesta está clara: quiero que venga un buen comisario, tan bueno como los anteriores. Que esté tres meses o seis meses depende de las circunstancias y las órdenes.

Yo soy un defensor absoluto del estado laico y aconfesional. Absolutamente. Pero eso no quiere decir que el político, el representante público tenga que renunciar a sus creencias

P. Bajo el mando de Bouzas tuvo lugar la incautación más grande de hachís de la historia española. ¿Se está convirtiendo Córdoba en un importante nudo en el tráfico de drogas? ¿Le sorprendió encontrarse semejante alijo en la Torrecilla?

R. Los dos grandes aciertos de Bouzas consisten en ese que has comentado y también la gestión del juicio a José Bretón, que ha sido modélica. En toda España se ha visto cómo se ha hecho un juicio sin jaleos, atropellos ni nada que afectase a lo que realmente tiene que ser un juicio. Dicho esto, reconozco que fue una sorpresa para todos encontrar esa gran cantidad de droga. Luego, la gran investigación que hizo la Policía permitió seguir tirando del hilo, descubrir más droga y detener a todos los culpables. Y con respecto a la pregunta de si se ha convertido Córdoba en un gran almacén de la droga, respondo que no tenemos ningún dato que nos lleve a pensar eso. Al contrario: precisamente Córdoba se escogió por la facilidad de comunicaciones privilegiada que tiene, pero también porque es una ciudad muy tranquila en el mundo de la droga. Pero a raíz del descubrimiento de este alijo, seguramente Córdoba se habrá vacunado durante mucho tiempo de la idea de los narcotraficantes de usarla como base.

¿Se ha convertido Córdoba en un gran almacén de la droga? No tenemos ningún dato que nos lleve a pensar eso

P. Y si el tema del narcotráfico lo descartamos, ¿cuáles serían los principales problemas de seguridad que sufre la capital y la provincia?

R. Evidentemente, los delitos contra el patrimonio. Como historiador, cuando me decían que se había cometido un delito contra el patrimonio pensaba que le habían pegado una pedrada a la Mezquita Catedral. Pero ahora, que ya sé lo que es un coche Zeta, y un coche K, sé que en realidad significa que te roban en tu casa o que te roban en tu cortijo. Es curioso cómo voy adquiriendo vocabulario (risas). A pesar de que la violencia de género existe -hemos tenido dos muertes en este periodo- no es un tema que haya excedido lo anterior y está muy controlado. De hecho, las dos muertes que ha habido fueron de dos personas que no tenían orden de protección y desgraciadamente no las pudimos tener controlados. Atentados contra las personas tampoco hay ni terrorismo, así que lo más preocupante son los robos. Hubo una oleada de robos en casas, como la oleada de Ciudad Jardín que se atajó ya. Pero estamos muy preocupados por la oleada del campo. Es una realidad que hay robos en el campo, tanto de contenido agrícola durante las campañas, como robos de material agrícola. Estamos poniendo toda la carne en el asador, la Guardia Civil está volcada y está poniendo todos sus medios. mantenemos continuas reuniones con las asociaciones agrarias y los ayuntamientos -el 20 de septiembre nos reuniremos con asociaciones, sindicatos y Guardia Civil en la Subdelegación para planificar toda la campaña agrícola. Luego iremos comarca por comarca manteniendo encuentros con el mismo esquema para ver cómo atajar este problema. Y algo que digo siempre es motivar a los agricultores para que denuncien. Porque luego se dan casos de cosechas o material agrícola que se recupera y no se puede devolver porque no se ha denunciado.

Ni con las ocupaciones de fincas ni los asaltos a supermercados saldremos de la crisis

P. El campo y los pueblos es donde más se nota la crisis. Hemos visto marchas de jornaleros. Formaciones como el SAT o la CUT son muy beligerantes y activo en sus protestas. El año pasado ocuparon fincas públicas y privadas, algunas para explotarlas cooperativamente, también tomaron bienes de supermercados.

R. Es ilegal. Y todo lo que sea ilegal no es bueno. Antes hablábamos de la importancia de la unidad institucional para salir de la crisis. Pues bien, lo segundo que más importante para salir es que lo hagamos con la democracia y la ley. Por caminos al margen de la democracia y la ley es imposible salir. Sé que en momentos de crisis, las proclamas simplistas, tanto desde la izquierda como la derecha, tienen un caldo de cultivo perfecto. A mucha gente le gusta el blanco o el negro, cuando muchas veces hay muchas gamas de grises. Insisto, de aquí salimos desde la democracia y la legalidad. Quienes cometen actos ilegales están intentado aprovecharse del malestar de alguna gente para llevárselos a su terreno. Ni con las ocupaciones de fincas ni asaltos a supermercados saldremos de la crisis.

Sé que en momentos de crisis, las proclamas simplistas, tanto desde la izquierda como la derecha, tienen un caldo de cultivo perfecto

P. Las demandas del campo andaluz, en algunos sentidos, siguen siendo las mismas que hace un siglo: fin de los latifundios, reforma agraria, reparto de la tierra entre los trabajadores. Se está planteando por partidos y formaciones de izquierda la creación un gran banco de tierra que reactive las explotaciones y redunde directamente en los trabajadores para mitigar el paro en el campo.

R. No conozco ningún sitio donde haya gobernado Izquierda Unida en el que haya mejorado la economía y haya crecido y desarrollado la sociedad. Esas proclamas podían estar bien para los años treinta pero seguir manteniéndolas me huele más a consumo interno para tener contentas a sus bases que a una apuesta real por el crecimiento de la sociedad. El campo andaluz ha crecido mucho y tenemos las ayuda de la UE que lo han cambiado todo. Dicho esto, es posible que siga habiendo empresarios que cometan delitos y no tengan a sus trabajadores correctamente asalariados, pero para eso está la Inspección de Trabajo, que dentro de la legalidad está haciendo una función muy importante contra esos delitos. Cono ocurrió en Palma del Río, donde se ha actuado porque no vamos a permitir que los empresarios abusen de los jornaleros. Y en este sentido quiero destacar la magnífica relación que tenemos con la CTA, el sindicato que defiende los intereses de los trabajadores de la naranja que han visto cómo por primera vez, desde la Inspección de Trabajo y desde este Gobierno se está luchando. Insisto, lo importante es guiarnos por la democracia, la legalidad y dejarnos de proclamas propias de los años treinta. Eso es para la historia.

No conozco ningún sitio donde haya gobernado Izquierda Unida en el que haya mejorado la economía y haya crecido y desarrollado la sociedad

P. Volvamos a ese área que apuntó antes, el tema de las infraestructuras. En Córdoba tenemos varios debates eternos. Uno es el del aeropuerto. ¿No hemos vuelto a caer en aquel error de los años cincuenta, cuando se construyó un aeropuerto que luego tuvo poca explotación?

R. En primero lugar quisiera romper una alanza en favor de aquel aeropuerto que era municipal, construido por el Ayuntamiento. Fue el único aeropuerto municipal de España porque entonces todos dependían del Ejército del Aire y la dirección militar. Fue de una gran valentía del Ayuntamiento gobernado por Antonio Cruz Conde crear aquel aeropuerto. Quizás, con el tiempo se vio que no era el sitio más idóneo por el tema de la niebla del Guadalquivir, sus inundaciones y las parcelaciones ilegales que se construyeron. Todo eso lo hizo poco operativo. También es cierto que ahora estamos en un momento de crisis, también en los vuelos, y se cierran aeropuertos operativos, como el de Ciudad Real y Castellón. No es un buen momento para los aeropuertos y son muy pocos los beneficiosos económicamente. Dicho eso, creo que Córdoba sí necesita un aeropuerto. Todo lo que pueda tener Córdoba, que lo tenga, pero también es cierto que quizás no es el momento de hacer unas grandes inversiones cuando no hay una demanda. La pista está terminada, puede alojar aviones, hacen falta otras infraestructuras pero vamos a esperar a ver si Córdoba es capaz de atraer a otros visitantes por vía aérea. En ese momento, echaríamos el resto en él, pero no vayamos a crear una estructura fantasma que se quede vacía.

Creo que Córdoba sí necesita un aeropuerto. Todo lo que pueda tener Córdoba, que lo tenga, pero también es cierto que quizás no es el momento de hacer unas grandes inversiones cuando no hay una demanda

P. Y en la estación del AVE en los Pedroches, ¿parará el tren alguna vez?

R. Tenemos que reconocer desde el Gobierno que los Pedroches tienen unas malas comunicaciones y hay que ponerle remedio porque tienen malas carreteras. Y con respecto a la parada del tren, no nos obsesionemos. Sería más beneficioso mejorar las carreteras y que la Junta y el Estado invirtiesen en ellas. Desde esta Subdelegación se lo estamos haciendo llegar al Gobierno. Pero la estación ya está construida, es cierto -aunque falta la carretera, que es competencia de la Junta- y somos sensibles a la demanda de que pare el tren. hay que escuchar la opinión de Renfe, una parte técnica importante... No me cansaré nunca de apelar al sentido común y a la responsabilidad: no hagamos una bandera política de esto.

P. ¿No cree que en este tema del tren, como también en el aeropuerto, se construyó la casa por el tejado? Hicimos las infraestructuras antes de saber si iban a ser usadas.

R. En el caso de los Pedroches fue la única estación que se hizo con posterioridad a la construcción de la línea de alta velocidad. En todo caso, insisto, no hay que hacer bandera política de estos temas. El Gobierno es sensible y actuará.

P. Habla usted como un portavoz del Gobierno. ¿Echa de menos sentarse y escribir un artículo de opinión para decir lo que piensa, como hacía semanalmente en Abc.

R. Pues esta entrevista me está permitiendo expresar muchas de las cosas que pondría en un artículo si no fuese subdelegado del Gobierno y pudiese escribir en prensa. Quizás porque estoy intentando hablar desde el sentido común. Ahora no echo de menos escribir porque bastante tengo con gestionar mi día a día.

Córdoba es cultura y si no es cultura no es nada

P. ¿Pero sigue escribiendo?

R. Sí, este año publiqué un librito sobre Hinojosa del Duque con mi amigo Antonio Gil y, si hay suerte, en noviembre presentaremos La Córdoba de Manolete, con la editorial Almuzara. Hace tres años presentamos La Córdoba de Julio Romero de Torres para analizar el personaje y la Córdoba en la que vivió. Ahora veremos la de Manolete en los años treinta y cuarenta.

P. ¿Cómo ve la vida cultural de Córdoba hoy en día?

R. Ahí tengo que reconocer la labor del concejal de Cultura del Ayuntamiento, Juan Miguel Moreno Calderón, un grandísimo amigo mío con el que he compartido afanes y ante el que me descubro por el esfuerzo que está haciendo desde su cargo público para mantener los eventos culturales de la ciudad. Se ha mantenido Cosmopoética, se ha mantenido el Festival de la Guitarra, el Concurso Nacional de Flamenco... Los grandes emblemas de la ciudad se han mantenido e incluso se han ampliado, como el Festival de Cine Africano. Córdoba es cultura, desde los patios, que hemos logrado el reconocimiento de la UNESCO hasta la gastronomía. Córdoba es cultura y si no es cultura no es nada.

P. Compartiendo bancada en el Ayuntamiento con Moreno Calderón y volviendo a su faceta de articulista, publicó aquel texto sobre la División Azul que recibió duras críticas de la oposición, especialmente desde IU. ¿Las entendió?

R. Siempre digo que yo soy un historiador metido a político, que es menos malo que un político metido a historiador. Los segundos lo que quieren es cambiar y manipular la historia para quedarse con la parte que les interesa. Eso es malísimo. Temas dolorosos de la historia de España como son la Guerra Civil, la represión posterior o la propia División Azul tienen que tratarse en el ámbito de la historia. Los políticos tienen que estar para mirar de frente, no pueden coger partes de la historia y utilizarlas para hacer uso partidista. Aquello me dolió mucho porque yo aquel artículo lo escribí como historiador y como un reconocimiento que merecía la División Azul. Porque hay un dato importante, la División Azul está fuera de la ley de Memoría Histórica de Zapatero. Y se hizo a propósito, aunque ningún historiador serio considera que aquella fuese una división nazi. Los españoles fueron con un fin muy concreto. En todo caso, creo que los historiadores deben estar para la historia y los políticos para mirar al futuro de la sociedad. Y, sobre todo, creo que hay que dejar de remover con intereses partidistas partes duras de nuestro pasado. Asumámoslo. España tiene un pasado glorioso pero también con sombras. Aprendamos de los errores cuando los hubo y construyamos un futuro mejor para todos.

Las críticas a mi artículo de la División Azul me dolieron mucho porque yo aquel artículo lo escribí como historiador y como un reconocimiento que merecía

P. ¿Qué piensa de la ley de memoria histórica y de todo el movimiento de hijos y nietos que buscan a sus familiares y que buscan el apoyo del Estado para realizar esta labor, tal y como promovía aquella ley?

R. Son dos cosas distintas. Toda persona tiene derecho a saber dónde está su ser querido, su familiar. De un bando y de otro, porque también en Paracuellos del Jarama hay unas fosas que nadie ha identificado. Por tanto, todos, de cualquier bando, tienen derecho a localizar los restos. Otra cosa es que 70 años después de la guerra civil volvamos a reescribirla diciendo, estos son buenos y estos son malos. Eso es un error propio de la inmediatez de la guerra civil en cuya posguerra seguía el calor del odio de aquella tragedia colectiva, manteniéndose esa dicotomía de buenos y malos. Pero creo que España, con la Constitución del año 1978 cerró esas heridas, aprendimos de aquellos errores trágicos, nos unimos para caminar todos juntos. Y quien ha pretendido reabrir heridas con intereses políticos y partidistas, se equivoca. No hay ni buenos ni malos, eran todos españoles.

Toda persona tiene derecho a saber dónde está su ser querido, su familiar. De un bando y de otro, porque también en Paracuellos del Jarama hay unas fosas que nadie ha identificado

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