El Pele repasa su vida artística a través de Mapa Mundi
Sobre las tablas Manuel Moreno Maya, El Pele, escucha atentamente a oscuras el cante por siguiriyas que nos interpreta su madre dando comienzo al espectáculo. Al término de éste, una luz enfoca al maestro mientras se templa por martinetes, con eco añejo y profundo. Un recorrido, a lo largo de su vida artística y personal, pudimos ver anoche a través de los estilos que nos dejó, de corte clásico y personalidad abrumadora. Éstos, en la voz de El Pele, duelen hasta lastimar el alma. Un claro ejemplo son las siguiriyas, la soleá o los martinetes entre muchos, que hicieron erizar el bello y vibrar al público presente en más de una ocasión. Sobre una tarima, cubierta en tela negra a la mitad del escenario, Manuel, iba y venía diciendo sus cantes, con un dominio y control absoluto del escenario que solo los grandes como él poseen.
Una larga trayectoria abala a este cantaor, donde podemos destacar los dos primeros premios obtenidos en el Concurso Nacional de Arte Flamenco de Córdoba en 1983, por soleá y por bulerías. Además, hay que destacar también que, formó pareja artística durante muchos años con el genial guitarrista Vicente amigo y que ha compartido escenario con los más grandes del género, porque Manuel es precisamente eso: un grande. Lo demostró nuevamente anoche en el Gran Teatro, donde todo el público oyó a un Pele con unas condiciones vocales inmejorables y una sabiduría en su cante que, el paso de los años ha hecho que se posicione como figura principal, tanto del panorama flamenco de la segunda mitad del siglo XX como de la actualidad. Es, por tanto, Manuel Moreno Maya, uno de los mayores referentes para las nuevas generaciones con su carisma e inconfundible personalidad.
El Pele contó con un extraordinario elenco artístico dirigido musicalmente por el menor de los hermanos Sanlúcar, José Miguel Évora, donde pudimos deleitarnos con un trío de ases a la sonanta, entre los que se encontraban Dani de Morón, Niño Seve y Salvador Gutiérrez. Como artista invitada al baile, Pastora Galván. A la percusión Paquito González y las palmas del Bobote y el Torombo. Además, contó con Fernando Jurado y Juan Carlos Toribio al chelo. Nos dejó momentos realmente mágicos, interpretando los cantes de toda la vida pero, increíblemente, mejor que nunca. Éste, se renueva y recrea en cada tercio, sonando antiguo y actual a la vez, creando una perfecta fusión y armonía para ello. Así pues, podemos afirmar sin temor a equivocarnos, que su arte es totalmente atemporal, ya que posee la difícil cualidad de traspasar todas las barreras del tiempo.
Entre los estilos interpretados anoche se encontraban los martinetes, la malagueña de la Trini, los fandangos de Lucena o los cantes de Juan breva, donde el cantaor brilló de forma espectacular, recibiendo un largo y caluroso aplauso por parte del público. Personal también en las cantiñas, donde añade una simpática coletilla con aires gaditanos, trayéndonos a la memoria la famosísima coletilla que dice “a la botica no vayas sola” con esta otra;
A las tendillas no vayas solaQue el del caballoVuelve la cola
Y de la Viña a Las Tendillas y de Santa Marina al mentidero, fue paseando sus cantiñas dejándonos las alegrías de Córdoba y los cantes de Cádiz con el personal sello que Manuel aporta a todo lo que canta. Magistral también en la soleá acompañadas por Dani de Morón, dejándonos una gran variedad de estilos entre los que hizo Bulerías por soleá de comienzo, soleá de Agustín Talega, Frijones, Paquirri el Guanté o soleá apolá de Silverio entre otras. Especialmente fueron llamativos sus bajos en la soleá apolá, a los que imprimió una enorme profundidad. Genial en las bulerías, donde lleno de gracia y flamenquería el Torombo se pega sus “pataitas”. Sentido en la siguiriya y fuertemente ovacionado en la vidalita creada por el maestro Pepe Marchena “Tristes estilos de amor”.
Toda una lección de maestría, la que este sábado dio el Pele en el Gran Teatro. Sin duda, una noche para no olvidar, que es a lo que este artista nos tiene siempre acostumbrados.
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