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El Concurso Nacional de Arte Flamenco encara la recta final

Florencia Oz | TONI BLANCO

David Hornillo

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Y ahora... ¡sí que sí! Nos encontramos en la recta final del concurso. Hoy día 20 de noviembre clausurará la fase de opción a premio con los tres últimos participantes. Ayer vivimos una tercera noche emocionante y bastante reñida, en general. Llegaba el turno para el guitarrista granadino Alberto López, la bailaora Florencia Oz y el cantaor Francisco Escudero Marqués, El Perrete.

En primer lugar, salió Alberto López para interpretarnos dos toques solistas y otro de acompañamiento al cante. Este artista comienza su formación académica en el Conservatorio “José Salinas” a la edad de 11 años y con tan solo 14, gana su primer concurso de guitarra solista. Posteriormente, se licencia en guitarra flamenca en el CSM Rafael Orozco de nuestra ciudad. Entre sus reconocimientos, podemos destacar el primer premio en el Concurso de jóvenes flamencos de Andalucía o el segundo en el Festival Internacional del Cante de las Minas de la Unión, ambos en el año 2012. Además, en 2016 fue nombrado artista destacado de la guitarra flamenca por la Confederación Internacional de Peñas Flamencas de Andalucía.

Alberto es un guitarrista de proyección y técnica con un gran dominio de la mano derecha, imprimiendo fuerza y carácter a sus rasgueados y picados y con bastante peso en su toque. Lo demostró anoche, en las tres facetas del acompañamiento. Su primer toque solista fue una granaína de creación propia titulada “Balcón de los sueños”. El teatro, este tercer día tuvo una mayor afluencia de público, y el guitarrista fue bastante bien acogido por éste. En segundo lugar, como toque solista nos interpretó un toque por tarantas, nuevamente de autoría propia y titulada “El eco de una voz”. En la taranta usaba la técnica de pulgar con fuerza y contundencia que daba a la pieza, más aún si cabe, un mayor dramatismo y profundidad. De tercero, nos interpretaba el toque de acompañamiento al cante con la cantaora sevillana Cristina Tovar y las palmas de Dani Bonilla y Jorge Pérez “el cubano”.

Seguidamente, venía el baile de Florencia Oz. Esta bailaora nace en Santiago de Chile en el año 1987. Comienza sus estudios en la facultad de danza de la Universidad de Chile, participando a la vez de forma activa en escuelas como en eventos vinculados al flamenco, desde la edad de 16 años. Se instala en Sevilla en el año 2007 siguiendo su formación en la escuela de Manuel Betanzos junto a Rafael y Adela Campallo o Andrés Peña entre otros. En 2011 es premiada en el Certamen de Baile Joven, consiguiendo una beca en la Fundación Cristina Heeren. En 2013 recibía dos segundos premios en los Concursos celebrados en la ciudad de Madrid del Tablao Villa Rosa y el del tablao las Carboneras. También debemos destacar que entre los años 2013 y 2016 formó parte del Ballet Flamenco de Andalucía. Bajo la dirección de Rafaela Carrasco actúa de forma regular en el cuerpo de baile y también como solista en varios montajes de relevancia.

Florencia venía acompañada por dos excelentes cantaores como son Jesús Corbacho y Antonio Campos, la guitarra de un virtuoso y gran guitarrista como David Caro y las palmas del bailaor madrileño Hugo Sánchez. Ésta, nos realizó en primer lugar un baile por siguiriyas. Caminando lenta hacia el centro del escenario, con un elegante vestido negro y chalequillo con brillo y mientras Antonio Campos canta la toná del Cristo, ésta, escucha atenta y empieza a concentrarse para el baile. Hace una primera letra por siguiriyas, en una línea reposada, lenta y con poca intervención de zapateado, lo que podríamos decir, “más escuchada”, para luego meter más contrastes en el resto del baile.

Florencia bailó extraordinariamente bien en la fase de selección y esta noche también, pero quizás el peso de los nervios y la responsabilidad y la presión del concurso fueron más visibles anoche. No obstante, venimos observando esto en la gran mayoría de participantes durante los últimos tres días y, es que, es mucho lo que se juegan y deben dar lo mejor de sí.

Acto seguido, para finalizar la primera parte, Alberto López nos hace su último toque de acompañamiento al baile. Para ello, cuenta con la colaboración del bailaor Óscar de los Reyes. Bien ejecutado por parte de todo el elenco junto al guitarrista granadino. Se percibía un gran trabajo detrás de ello, ya que había un buen montaje en la coreografía con todo perfectamente organizado y trabajado. Pudiera parecer que hubiera poco margen para la improvisación que encontramos en un tablao por ejemplo, pero quizás la ocasión no merecía menos que llevar las cosas seguras y bien amarradas. Como decíamos antes, es mucho lo que estos jóvenes artistas se juegan y tienen que venir a por todas.

Llegaba el descanso y tras los 15 minutos reglamentarios de éste, nuevamente el baile de Florencia. Para la ocasión nos traía unas airosas bulerías bien arropada por su cuadro y bien ejecutadas, nuevamente de autoría propia.

Llegaba el turno para el cante. Francisco Escudero El Perrete, nació en Badajoz en 1992. Estudió en la fundación Cristina Heeren en la temporada 2011/2012. Además de como cantaor para “alante”, ha cantado para grandes figuras del baile como Rafael Campallo, el Mistela o Saray de los Reyes entre otros. Ha obtenido importantes premios en concursos y ha actuado en festivales y peñas de la geografía nacional e internacional. Perrete posee una voz dulce, bien timbrada, con una colocación perfecta e infinidad de riqueza y matices en su voz. Su eco nos traslada al pasado recordándonos a grandes maestros como Pepe Marchena, Juan Valderrama o su paisano Porrinas de Badajoz. Hay que decir que este cantaor hizo anoche cosas tremendamente difíciles, pero con la gran virtud de hacerlo parecer fácil. Salió con unas tonás campesinas, llena de regusto, a media voz y con una riqueza melódica despampanante. El público estaba completamente entregado y no era para menos. En segundo lugar, unas guajiras al aire de Pepe Marchena y Valderrama espectaculares. De tercero nos hizo bulerías por soleá bien ejecutadas, pero especialmente emotivo el último estilo atribuido al Sordo de la Luz y popularizado por el Gloria. Para su última actuación nos dejó fandangos naturales, cerrando con un verdadero broche de oro.

De nuevo el baile de Florencia para terminar la noche y, esta vez, por caña. Ahora encontramos a la bailaora aparentemente más segura, disfrutando más que en las intervenciones anteriores, pisando firme y manejando el mantón con gran destreza y gracia.

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