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Los finalistas lo dan todo en la primera cita de una fase reñida por los premios

Águeda Saavedra en el Gran Teatro | TONI BLANCO

David Hornillo

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Pasadas las 20:30 de la noche y con un patio de butacas algo menos concurrido de lo esperado, posiblemente debido a las inclemencias del tiempo, daba este domingo comienzo la fase de opción a premio en el Gran Teatro, donde un total de 12 aspirantes se darán cita durante los próximos cuatro días. Concretamente, los seleccionados de esta noche para esta fase fueron el guitarrista Agustín Carbonell Serrano El Bola, Águeda Saavedra al baile y, en el cante, Enrique Afanador.

Rompiendo el hielo, El Bola hacía acto de presencia sobre las tablas del teatro. Este guitarrista nacido en Madrid en 1967 procede de una larga saga de artistas entre los que podríamos destacar a su tío abuelo, el genial Agustín Castellón Campos, Sabicas. El madrileño trae un largo recorrido a sus espaldas. Entre sus premios más relevantes se encuentra el Bordón minero de la LVIII edición del Cante de Las Minas del año 2018. Además, en 2015, escribió una biografía dedicada a Don Ramón Montoya El sueño de Don Ramón Montoya, acompañada de un Cd, donde dejaba grabados los toques del maestro.

Para la fase de opción a premio, los guitarristas además de dos toques solistas y el toque de acompañamiento al cante, como en la anterior fase, deben realizar otro toque de acompañamiento al baile. Agustín, salió al escenario sereno y concentrado dejándonos un buen sabor en primer lugar por rondeña y, en segundo lugar, por alegrías como toque solista. También nos interpretaba otro por soleá de acompañamiento al cante bien ejecutado junto al onubense Jeromo Segura, y posteriormente, al término del baile y antecediendo la primera parte, nos dejaba la siguiriya como acompañamiento al baile, de nuevo con la colaboración de Jeromo Segura y el baile del cordobés Alejandro Rodríguez.

Después de las tres primeras intervenciones de El Bola, salía al escenario la malagueña Águeda Saavedra acompañada por un excelente cuadro de artistas donde se encontraban Juan Campallo a la guitarra, las voces de Antonio Campos y Pepe de Pura y las palmas de El Oruco y Juan José Villar, que arroparon a la artista en todo momento de forma excepcional. Águeda, es una joven bailaora de Nerja con grandes cualidades y que ha trabajado con artistas de la talla de Manuel Liñán, Marco flores o Jesús Carmona entre otros. La malagueña ha demostrado con creces ser una bailaora completa, con una depurada técnica de pies, una armoniosa y delicada expresión corporal y un gran carisma para conectar con el público. Empezaba su primer baile por tarantos, donde caminaba hacia el centro del escenario bajo un silencio absoluto y ataviada con vestido negro de brillo y pelo recogido con moño bajo. Tras ella, la voz de Antonio Campos suena rompiendo el silencio y fundiéndose con el baile de ésta, para más tarde unirse a los dos la guitarra de Juan Campallo Una puesta en marcha sencilla, pero a la vez, con gran verdad y solemnidad

Tras esta artista, nuevamente la guitarra de Agustín Carbonell sale para dejarnos en esta ocasión su toque de acompañamiento al baile por siguiriyas.

Terminada la actuación de El Bola y tras un descanso de 15 minutos, da comienzo la segunda parte de la noche nuevamente con el baile de Águeda Saavedra. Para la ocasión cambia radicalmente de registro y nos interpreta un estilo de ida y vuelta; la guajira. Utiliza grandes contrastes de intensidades y tiempos, creando efectismo y flamencura a la vez. Lejos del tradicional baile por guajiras, lento, cadencioso y con el acompañamiento del abanico, nos interpreta una original coreografía con palillos, llena de frescura y momentos brillantes que navegan entre la bulería y la guajira constantemente.

A la mitad de la segunda parte llegaba el cante de Enrique Ángel García, más conocido como Enrique Afanador. El gaditano, venía acompañado por la sonanta de José de Pura y las palmas de Manuel Cantarote y Manuel Valencia. Este gaditano, del pueblo de Trebujena, ha obtenido gran cantidad de primeros y segundos premios en importantes concursos como los de Mairena del Alcor, Guillena, Leganés y un largo etcétera. De primera, nos interpretaba una letra personal por Trillas donde hacía referencia a su pueblo natal ya mencionado, Trebujena. Enrique comenzó nervioso y se mantuvo así prácticamente la mayor parte del tiempo, lo cual es perfectamente comprensible en un concurso de esta envergadura. Más tarde, se dirigía a los asistentes dando las gracias y confirmando lo feliz que le hacía encontrase entre los 4 seleccionados, pero los nervios y responsabilidad que a su vez esto le producía.

Salió a por todas y como suele decirse se dejó la piel en el escenario. Quizás los nervios pudieron jugarle una mala pasada, ya que la noche de la fase de selección podía verse visiblemente más tranquilo y percibiéndose en éste un mayor disfrute, lo que no quita que anoche estuviera fabulosamente bien en su conjunto. Enrique es un joven cantaor con rajo, conocimiento y voz flamenca que, de seguro llegará lejos. En segundo lugar, nos dejó bulerías por soleá grabadas por el maestro Antonio Mairena en su último disco El Calor de mis recuerdos. Posteriormente, nos dejó un cante por garrotín y, en último lugar, fandangos de Lucena y el Zángano de Puente Genil.

La noche cerraba con el baile por alegrías de Águeda Saavedra. Esta vez, con chalequillo y pantalón burdeos y entregándose de nuevo al público que supo responderle con una fuerte ovación y reconocimiento. Sin duda la última fase pinta bien, aunque aún quedan por delante tres noches más donde veremos otros nueve artistas sobre las tablas. La final está bien reñida….

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