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La mitad del agua ganada por los embalses cordobeses en la última DANA ha entrado en Iznájar

Pantano de Iznájar

Alfonso Alba

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Las lluvias asociadas a esta segunda DANA (Depresión Aislada en Niveles Altos) ha dejado mucha más lluvia en el sur de la provincia de Córdoba que en otras zonas, especialmente el norte. Por eso, la mitad del agua que han ganado los embalses de la provincia durante esta semana ha entrado en Iznájar, cuya cuenca, curiosamente, está en su casi totalidad fuera de la provincia (especialmente en Granada, pero también en Málaga).

Estas nuevas precipitaciones, además, han provocado que la reserva de agua en la provincia de Córdoba esté cada vez más cerca de la media de lo que debería haber a estas alturas del año. Según la media de los últimos diez años, la reserva media debería estar en el 37% de la capacidad total. A estas alturas ya se supera el 31%. Es el doble del agua que había hace ahora un año, cuando la provincia atravesaba una grave situación de sequía que obligó a aplicar restricciones al consumo.

Según los datos de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir (CHG) recogidos a última hora de este viernes, en la provincia de Córdoba los embalses retienen ya 1.030 hectómetros cúbicos de agua, cuando la capacidad de todos los pantanos es de 3.320 hectómetros. No se incluye al embalse de La Colada, en la cuenca hidrográfica del Guadiana, un pantano que actualmente no se usa para consumo, ya que está contaminado.

En la última semana, los embalses cordobeses han ganado 14 hectómetros cúbicos (una cantidad casi similar a la que consume una ciudad como Córdoba durante todo un año). Iznájar ha ganado en ese tiempo más de ocho hectómetros cúbicos de agua, según la información de la Confederación.

No obstante, Iznájar es un embalse colosal. En su interior caben 920 hectómetros cúbicos de agua. Ahora mismo retiene 189 hectómetros, por lo que está a poco más del 20,5% de su capacidad. Las últimas lluvias han sido escasas en su cuenca, tanto las actuales como las de la pasada Semana Santa, mucho más generosas en Sierra Morena. Iznájar es un embalse que se usa principalmente para el regadío y para abastecer el consumo de 200.000 vecinos de todo el sur de la provincia.

A pesar de su tamaño, Iznájar no es un embalse que se suela llenar. De hecho, sus ingenieros optan por abrir compuertas cuando empieza a superar el 85%. Se considera que su capacidad es tan grande que hay que minimizar riesgos. Actualmente, en caso de que se llenase se podría garantizar el riego en todo el sistema Genil-Cabra durante años.

Iznájar es el embalse que acaba almacenando todo el agua procedente de la cuenca del Genil en Granada y también de la cara norte de Sierra Nevada. De hecho, sigue creciendo durante la primavera y el verano gracias al deshielo de la nieve.

El resto de los embalses se mantienen, aunque con curiosos crecimientos. Es el caso de Sierra Boyera, que vuelve a aumentar levemente y está ya cerca del 60%. Hace un año, Sierra Boyera estaba completamente seca y los 80.000 vecinos de la norte de Córdoba tenían que usar el agua contaminada de La Colada.

En un excelente estado está el embalse del Guadalmellato, al 85% de su capacidad. Su apertura de compuertas ante de la lluvia hizo aumentar la reserva en San Rafael de Navallana, al 38% de su capacidad. El Martín Gonzalo y Bembézar también están a más del 55% de su capacidad.

El resto de los embalses de la provincia están en peor situación. Notable es el estado de La Breña II, también un embalse gigante y que está a menos del 16% de su capacidad. Eso sí, en su interior retiene 130 hectómetros cúbicos de agua, que es mucho más que la capacidad que tenía el anterior embalse de La Breña.

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