Y todavía queda lo peor
Ni por dignidad y ni mucho menos por salvaguardar el poco orgullo que queda en el vestuario. La caída libre del Córdoba a los infiernos volvió a escribir un gris capítulo en El Arcángel frente al Real Zaragoza, rival que se jugaba gran parte de sus opciones de permanencia y que sí demostró sobre el verde su deseo por no abandonar la Segunda División. Otra noche para echarse a temblar, para analizar desde una posición de inferioridad absoluta el futuro que le pueda deparar a la entidad de aquí a unos meses. Mientras tanto, el dantesco presente reafirma por activa y por pasiva que este equipo es el peor de la categoría, una sombra de aquella vendida “valentía” de la temporada anterior y que se ha cargado la idílica relación existente con la afición, el mayor patrimonio que cualquier club debería cuidar como oro en paño. La grada, harta de las constantes payasadas en un circo sin leones ni mando, se burló nuevamente de los aciagos personajes que destrozan con su dudosa actitud el escudo cordobesista. Y todavía queda lo más duro por vivir.
Los hombres de Rafa Navarro arrancaban su encuentro a 13 puntos -aunque el gol average ganado al Tenerife- de una utópica salvación. Las opciones de revertir el descenso virtual, prácticamente nulas y contempladas desde la lógica frialdad, pasaban por vencer en casa y confiar en que el destino fabricara una carambola imposible de aquí al final de curso. El técnico, sin la presencia de los lesionados Jaime Romero y Federico Piovaccari en la convocatoria, tuvo que tirar para la citación de Yann Bodiger y José Ángel Carrillo, dos de los refuerzos invernales que ofrecieron rendimiento dispar desde su llegada. Precisamente el centrocampista francés fue la única novedad de la alineación con respecto a la cita de Oviedo, una pieza básica dentro del esquema y que provocó que Carbonell pasara a un costado tal como anunciara el propio míster durante la previa.
Los pitos fueron la banda sonora que acompañó el ingreso al campo de los locales. Muy lejos quedan aquellas imágenes donde alzar la bufanda al cielo mientras el himno atronaba en cada rincón del estadio era un motivo para sacar pecho. Porque ese sentimiento de pertenencia quedó dañado -por no decir enterrado- debido al pobre hacer de todos los responsables de la debacle: los de las altas esferas y los que portan la elástica. Estos últimos, los que podían revertir el desolador panorama, intentaron sin suerte llevar las riendas frente a un cuadro maño que poco a poco se hizo con el control del esférico. Pese a ello, los primeros quince minutos plasmaron la tensión y los nervios existentes a estas alturas de la temporada. Solo la voluntad de Andrés Martín, que estrelló un cabezazo en el larguero cumplido el 16, puso algo de picante a la actuación del Córdoba.
La única razón para confiar en el triunfo blanquiverde pasaba precisamente por las botas del joven jugador. Pasada la media hora, concretamente en el 31 y tras los gritos hacia la directiva, el ariete volvió a toparse con la madera después de superar por alto a Cristian Álvarez. A renglón seguido, otro buen chut de Andrés obligó al meta argentino a meter los puños para evitar la ruptura de las tablas. En esa acción se reclamaron manos dentro del área que el colegiado balear Varón Aceitón ni se planteó pitar, pero la mejoría quedó patente. De hecho, Carbonell gozó de una nueva acción antes del descanso que mandó por encima de la portería. Cierto respiro para un bloque necesitado de sensaciones como las del Carlos Tartiere y que se producían demasiado tarde.
Una cara bien distinta presentó el Zaragoza nada más retornar de los vestuarios. Marc Gual avisó a través de un testarazo que se perdió a la derecha del arco. Sin embargo, en el siguiente acercamiento, el goleador visitante abrió la lata en el 49 a la permisividad e incapacidad de la retaguardia andaluza. Luis Muñoz recibió el esférico de un saque de banda y, en su intento por retrasar al portero para iniciar jugada, asistió a la perfección al punta rojillo. Regate en seco a Lavín y gol sin oposición, una constante en este curso que iba a complicar todo el desarrollo del segundo acto.
Las urgencias obligaron a Navarro a tirar rápidamente de Carrillo para dotar al Córdoba de mordiente arriba, pero cualquier atisbo de reacción quedaba completamente congelado viendo el rendimiento defensivo de los anfitriones. Luis Muñoz, transcurrido el 66, volvió a hacerse un lío entre dos futbolistas aragoneses que terminaron por montar la contra con apenas dos toques. Y el tercero, el que llevaba la firma de Álvaro Vázquez, provocó la gran parada abajo de un Lavín que mantuvo a su equipo con vida. Esa intervención estuvo a punto de aprovecharla segundos después Andrés que, haciendo gala de su brillante zurda, conectó una peligrosa volea que detuvo Cristian.
Un completo espejismo, a tenor de lo expuesto posteriormente, fueron los aplausos para Javi Lara cuando suplió a Alfaro. Las pequeña muestras de cariño hacia el montoreño duraron lo que el Zaragoza y la desconexión atrás del Córdoba permitieron. En solo tres minutos, del 75 al 78, Marc Gual destrozó por completo a los cordobesistas con dos tantos que ampliaron la renta hasta el 0-3. La última diana, por cierto, iniciada en un garrafal fallo de Carbonell que golpeó mal la pelota hasta el punto de encontrar al rival. El desaparecido medio abandonó el terreno de juego por Álvaro Aguado con un estadio que se vaciaba de forma veloz y que pedía sin cesar que el presidente Jesús León diera la cara. Ni el nuevo palo a cabezazo de Chus Herrero en el 83 daba razones para no abandonar El Arcángel, ya que el sufrimiento tiene un límite. El descenso es un hecho que todos deberían asimilar para dar un paso adelante y empezar a solventar todas las dudas que nublan el horizonte.
FICHA TÉCNICA
CÓRDOBA, 0: Marcos Lavín, Fernández, Chus Herrero, Luis Muñoz, Menéndez, Vallejo (Carrillo, 61'), Bodiger, Alfaro (Javi Lara, 73'), De las Cuevas, Carbonell (Álvaro Aguado, 80') y Andrés Martín.
REAL ZARAGOZA, 3: Cristian Álvarez, Delmás, Guitián, Verdasca, Nieto, Eguaras (Zapater, 84'), Javi Ros, Soro (Raúl Guti, 32'), Pep Biel, Marc Gual (Papu, 80') y Álvaro Vázquez.
ÁRBITRO: Santiago Varón Aceitón (Comité Balear). Amonestó a los locales Luis Muñoz y Javi Lara y al visitante Pep Biel.
GOLES: 0-1 (49') Marc Gual. 0-2 (75') Marc Gual. 0-3 (78') Marc Gual.
INCIDENCIAS: Partido correspondiente a la trigésimo sexta jornada del campeonato nacional de Liga 123 disputado en el Estadio El Arcángel ante 6.688 espectadores.
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