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Entrevista

Rafa Pascual: “Córdoba es como mi segunda familia”

Rafa Pascual, durante su entrevista con CORDÓPOLIS

Alejandro Jiménez

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Uno de los emblemas más grandes de toda la historia del deporte español. Referente en el voleibol, nacional e internacional, y con una innumerable lista de trofeos que no hacen más que acreditar lo que todos conocen. Rafa Pascual es, sin duda, una de esas figuras que inspiran ya no a toda una generación, sino que a toda una disciplina, a todo un deporte y a todo un país. Pese a nacer en Madrid, el profesional de voleibol, tal y como reconoce durante la entrevista concedida a CORDÓPOLIS, tiene un gran vínculo con Córdoba, lugar que su propia familia considera como su segunda casa.

En el contexto de la presentación de su propia biografía, el legendario deportista accede a tener una pequeña charla con este medio. Una biografía redactada por Pepe Díaz, otra ilustre figura del voleibol nacional que llegó a ser seleccionador de España desde el año 1969 hasta el 1992, y que recoge todos los detalles de la vida de Rafa Pascual. “El Mejor”, tal y como se titula la obra, es una delicia para todos aquellos amantes del voleibol y del deporte nacional en general, y describe, a la perfección, la magnitud de la figura del exjugador madrileño, que un día se alzó como uno de los mejores voleibolistas del mundo.

PREGUNTA. ¿Cómo surge tu pasión por el voleibol?

RESPUESTA. Pues imagínate. Al final estamos hablando del voleibol ahora que lo conocemos pero, en los años 80, como te podrás imaginar, eso ya no era ni casi voleibol ya que hasta esas fechas aún se conocía como balonvolea. Yo empecé en un centro de iniciación técnica deportiva, conocido por sus siglas CITD, en el que el Consejo Superior de Deportes de España creó un proyecto para captar niños por los colegios y enseñarles distintos deportes. Después del 'cole', miraban, cazaban talentos de ahí, hacían una selección de niños y esos niños luego se iban, en este caso, al Cuartel de la Montaña, allí en Madrid, que era donde me tocaba a mí. Una vez allí, hacíamos los deberes, después hacíamos atletismo como base y más tarde nos enseñaban diferentes deportes. La idea era estar cinco años en ese proyecto y, con quince años, llegar al momento en el que, entre ellos y tú, eligieras un deporte.

R. Ahí como una especie de orientación deportiva.

P. Exacto. Con lo mío, más o menos, acertamos -ríe-. Siempre digo que no sé por qué, pero probé todos los deportes y me decanté por el voleibol, quizás por esa dificultad de tener que jugar con el compañero, de no poder coger la pelota, de tener que apoyarte siempre en un equipo, pues me llamó más la atención, me hizo todavía entrenar más y me enganchó.

P. Has sido el referente de muchos deportistas en el mundo. ¿Tenías tú un referente durante tu carrera deportiva?

R. No he tenido nunca un referente concreto. Es como cuando se nos nombra en algún momento como el mejor jugador del mundo. Pues yo creo que nunca hay un mejor jugador del mundo, sino que es el momento, es el mejor rendimiento, tu mejor estado de forma. Pero es verdad que, durante toda mi carrera, yo lo que he intentado es ir aprendiendo lo mejor de cada uno. Y es verdad que yo me miraba y me decía: yo es que, en esto, no sé cómo este es mejor. Pero no sólo en el juego, sino también en el modo de comportarse, en el movimiento, en la sencillez, en cómo acercarte a los fans, de qué manera vestirse, de qué manera comportarse… Yo siempre he tenido referentes de cada cosa. Me fijaba en casi todos los jugadores para intentar coger lo mejor de cada uno.

Me fijaba en casi todos los jugadores para intentar coger lo mejor de cada uno

P. Más de veinte años de trayectoria. ¿Podrías elegir un peor y un mejor momento?

R. Bueno, yo creo que los peores momentos son los de recordar a muchos de mis compañeros, como son los casos de Miguel Ángel Falasca o, por ejemplo, Nacho Rodríguez, que recientemente ha fallecido, y es una persona que estábamos oyendo ahí en los Juegos de Barcelona, y después en muchas, muchas retransmisiones de Televisión Española. Cuando empiezas a perder, y cuando, a lo mejor, has perdido a algún compañero que ha dado tanto contigo o a un amigo, esos son los peores momentos. Los demás momentos los vivo de una manera feliz, incluso en la derrota. Siempre he dicho que yo no perdí nunca, sino que me ganaron siempre. Entonces, yo acepté con mucho respeto el hecho de que el contrario jugaba mejor que yo y que, por tanto, me pudiera ganar, pero que tendría que luchar mucho contra mí. Y entonces siempre salí incluso satisfecho. Muchas veces, no todas, pero en la gran mayoría de las veces. Entonces, malos momentos, solo eso: cuando recuerdo a algún compañero que ya no está. Y buenos momentos, dentro de los clubes, pues esos amigos, esos equipos, con los cuales he conseguido muchísimas cosas y he visto a esas aficiones, esos pabellones llenos viendo disfrutar de cómo jugaba, de cómo los animaba, de sentirme, digamos, conectado con el público. Esos son los momentos que más recuerdo, más que las victorias individuales o los trofeos.

P. Siete países: España, Japón, Francia, Italia, Puerto Rico, Bulgaria y Grecia. ¿Qué crees que le puede faltar a España para acabar de dar ese salto de nivel?

R. Pues que pensemos que tenemos la materia prima y que muchos de nosotros lo hemos conseguido. Hoy hablaba de Fran Ruiz, otro jugador de la selección española y, evidentemente, estando en Córdoba, es un referente para todos los jugadores de vóley de aquí y para todo el voleibol español, que ha conseguido estar y se ha ido a Italia a vivir esos momentos. La pena es que los tenemos allí. En mi vida deportiva también pasó, pero yo me empeñé muchísimo en que el equipo y la profesión era una cosa, y luego el sentimiento del equipo nacional era otra. El que el hacer grande la selección, el hacer grande al voleibol español, fue uno de mis objetivos. Siempre quise hacer el máximo para eso, al igual que mis compañeros, dirigentes, federaciones, médicos, fisios... En aquellos momentos fue así. En cambio, yo creo que ahora falta un poquito más de unión en ese sentimiento del objetivo común, de seguir y de pensar que, si lo conseguimos una vez y fuimos campeones de Europa en el 2007, no está muy lejos, además de que deberíamos todavía estar en la élite del voleibol internacional, porque la materia prima está, y ahí están los ejemplos de Fran Ruiz u otros jugadores importantísimos que tenemos en la selección y que están jugando fuera. Si uniéramos esas fuerzas, pues yo creo que seguiríamos siendo protagonistas de este voleibol, pero parece ser que ese objetivo lo hemos perdido un poco.

Hacer grande la selección española y hacer grande al voleibol español fue siempre uno de mis objetivos

P. De tu innumerable lista de logros, si te tuvieses que quedar con uno solo, ¿con cuál sería?

R. Bueno, ha habido muchos. Evidentemente, los primeros marcan una época, como cuando llegas a Italia y te nominan por primera vez al trofeo de mejor jugador, o cuando ganas la primera Copa de Europa con un club. Pero, sin duda alguna, me quedo con esos veinte años de equipo nacional, de selección, y con mi retiro a los 38 años con una medalla de campeón de Europa. Era un objetivo que empezó en los años 80, siendo yo muy joven; que empezó con otros jugadores mayores, que fueron mis maestros en Barcelona 92, y que tenían ese objetivo de hacer grande el voleibol. Y qué ilusión me dio ser yo el que empezó, con esas ganas, y acabó consiguiéndolo después de 20 años. Yo creo que me quedo con esa medalla de oro del Campeonato de Europa, aunque ya no era un protagonista dentro del campo dada mi edad, como sí había sido en otros momentos. Pero me quedo con eso.

P. Centrándonos un poco en Córdoba, destaca tu vinculación con el Club Deportivo Academia de Voleibol Córdoba. ¿Cuál es tu vinculación con ellos?

R.  Es una historia muy larga, a la par que bonita. Me encuentro con un cartel de un proyecto de campus con mi nombre, me informan y me dicen que quieren hacerlo, que quieren que yo dé esa imagen y que participe. Y me encuentro con un grupo de personas con una ilusión tremenda por este deporte con el objetivo de hacer un campus, y con unas cuotas y un pensamiento totalmente altruista. Y entonces me digo: ¿vosotros vais a hacer todo esto, todo este esfuerzo, queréis llegar a donde estáis, de un modo totalmente altruista?. Y me dijeron que sí, por lo que me acabo apuntando. Eso me costó entenderlo, hasta que procesé quiénes eran las personas que dirigían eso. Y para mí ese es un vínculo tremendo de entender. Que, de verdad, ellos están haciendo un esfuerzo por el deporte, por el voleibol, de una forma altruista, y en el que incluso algunos están perdiéndole dinero, me hizo unirme a ellos en un objetivo muy bonito y que luego se ha convertido en una familia, en la familia de la Academia. Con las niñas de hace seis años, que tenían siete y ahora trece, o con otras que tienen diez y ahora tienen dieciséis… Al final los hemos visto crecer, ellos han visto crecer a mis hijos conjuntamente, y entonces se ha hecho una familia. La familia de Córdoba es nuestra segunda familia y, de hecho, nuestros hijos se refieren así a ella, como la familia de Córdoba.

P. El Campus ya va camino de la séptima edición, por lo que también eso es un indicador del éxito que ha sido hasta el momento, ¿no?

R. Yo creo que es ese sentimiento que transmite. Transmites esfuerzo, transmites compromiso, transmites profesionalidad y, sobre todo, un sentimiento hacia los niños y ese compromiso de que te dejen a un niño, a tu hijo o a tu hija, a una temprana edad, y que crean en que tú le vas a enseñar ciertos valores, que va a hacer ejercicio y que lo que va a hacer allí va a ser muy positivo para ellos. Es un compromiso muy importante el que adquieres, y eso lo que hace es comprometerte cada vez más. Al final, muchas de las veces acabamos agotados, acaban agotados porque son ellos prácticamente los que organizan todo. Yo vengo a poner y aportar mi granito de arena y, al final, sientes una satisfacción muy grande al ver crecer a estos niños. Yo creo que eso es lo que nos sigue empujando a todos y lo que sigue empujando a todo. Nos hace falta sólo que sigan las instituciones, y se lo decía a José María (Bellido), que siga apoyando ya que la familia de la Academia de Córdoba sigue creciendo cada vez más, lo que quiere decir que contribuimos a enseñar valores y deportes a las familias en Córdoba.

P. ¿Qué es lo que tiene Córdoba que te mantiene tan atado a la ciudad?

R. La amistad, la amistad sincera, porque no viene solo hacia mí, sino que lo hace hacia mis hijos, hacia mi mujer y hacia mi familia. Y cuando mis hijos y mi mujer se sienten en casa, como una familia y queridos, ya va más allá del personaje de Rafa Pascual, o del compromiso o lo que representa. Es lo que realmente yo valoro, el cariño que Córdoba ha dado a mi familia. Eso es lo que me mantiene más unido.

P. Estamos aquí para la presentación de tu biografía. ¿Pensaste alguna vez que se escribiría un libro sobre ti? ¿Qué supone para ti?

R. Yo recuerdo una vez que me preguntaron de muy joven, y yo siempre pensé que el logro más grande que puede conseguir alguien en la vida es que te recuerden en lo tuyo, en lo que tú hiciste y en lo que querías destacar. Entonces yo siempre dije que el trofeo más grande que me podían dar era que estuviese en los libros, y siempre tuve en mente el hacer algo para que, cuando se hablase de voleibol, saliese mi nombre en algún momento. Ese fue un objetivo que siempre he tenido en mente. Cuando hace unos años Pepe me dijo que quería escribir mi biografía, yo me emocioné al momento, ya que consideraba que era el regalo más grande que me podían hacer. Ya no porque iba a estar en un libro, sino porque es un trabajazo imposible: en los años 80, en blanco y negro, y cuando las redes empiezan en el año 2000, recopilar todos esos datos y ser exacto como es él, recuperar fotografías de aquellos momentos y que hoy se puedan imprimir con cierta calidad para que se pueda disfrutar de ellas, es un trabajo muy grande, y yo sabía de la dificultad de ello. Entonces cuando me lo dijo, le contesté: sí, ¿cuánto hay que poner?, como quien dice -ríe-.

Yo siempre dije que el trofeo más grande que me podían dar era que estuviese en los libros

P. Para finalizar, el titulo del libro no es otro que Rafa Pascual, El Mejor. ¿Cómo ha sido el proceso de composición de todo, y como ha sido también el proceso para ti?

R. Ha sido relativamente fácil porque ha habido mucha gente a la que la idea le hizo tanta ilusión como a mí: mi familia, mis amigos, gente cercana, jugadores… Todos los que han querido aportar, que han querido decir, que han querido participar. Entonces, ese puzle que Pepe ha puesto en un libro creo que fantástico, porque habla de casi treinta años de la vida de Rafa, veinte de equipo nacional, donde las personas que hayan jugado a voleibol están ahí. Entonces, con esa actitud de que Pepe menciona un club en el que jugué, menciona los compañeros, menciona lo que hicimos… La persona del vóley que ha participado coge ese libro como si fuera parte también de él, y eso es también parte de lo que me ha encantado de todo este proceso. 

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