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Cara a cara | Bartolomé Dobao: “Es complicado crear un equipo de powerchair”

Cara a cara con Bartolomé Dobao

Jesús Ventura

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En los deportes minoritarios siempre es complicado sobrevivir tanto por la poca afición que atrae una disciplina en concreto como por la inyección económica que puede llegar a tener. Asimismo, un ámbito que ha sido creado desde la nada y que tiene poco recorrido es muy difícil que tenga un futuro positivo, pero el trabajo y las ganas de los que lo practican hacen que su viabilidad pueda tener sentido. El powerchair es un deporte muy poco practicado en España, aunque poco a poco está logrando asentarse, sobre todo en el panorama andaluz. Gracias a esta tendencia autonómica, el Córdoba Patrimonio Los Atómicos nació atrayendo a jugadores con las herramientas suficientes como para practicar esta disciplina, como es el caso de este protagonista.

Bartolomé Dobao es un chico que sufrió artrogriposis múltiple congénita, una enfermedad que, por aquel entonces, estaba considerada como una de las diez más extrañas del mundo, por lo que los médicos no tenían la información necesaria como para asegurar a su familia de que este recién nacido podía vivir más allá de unos pocos años. Aun así, el jugador de powerchair ha ido superando todas las barreras posibles para llegar a la actualidad con un trabajo y practicando el deporte que tanto le apasiona a día de hoy. Una vida llena de problemas, pero que ha ido solucionándolos a base de una sonrisa.

PREGUNTA. Subcampeón de Liga. A pesar de ser un segundo puesto que supone quedarte a un pasito de ganar la competición, una temporada meritoria la que habéis conseguido en el Córdoba Patrimonio Los Atómicos.

RESPUESTA. Somos los campeones de los mortales, teniendo en cuenta lo que he dicho en varias entrevistas. Hay un jugador de Alicante que viene de la liga francesa y que tiene una silla profesional. Además, la sabe dominar muy bien porque hay otras sillas profesionales en el powerchair español que aún se están adaptando, por lo que él es el único que la sabe usar como se debe. Teniendo en cuenta eso, satisfechos, pero venimos de ser campeones casi siempre y queremos llegar a ser campeones lo antes posible, por lo menos yo.

P. Antes de volver a la actualidad, ¿cómo se crea el proyecto de Los Atómicos y después cómo se produce la unión con el Córdoba Patrimonio?

R. Los Atómicos cuando yo entré en ellos ya estaban un año creados. A mí me reclutaron en un partido del Córdoba CF. En este partido me vieron como un futurible jugador y me dieron una tarjetita. El inicio fue complicado porque a día de hoy sigue siendo complicado hacer un equipo de powerchair porque no hay mucho apoyo económico. El tema del Córdoba Patrimonio fue más iniciativa de la propia directiva. José García Román, presidente de la entidad blanquiverde, fue el que propuso que fuésemos parte de ellos. A más no llego, pero creo que fue iniciativa del propio Córdoba Patrimonio que se interesó porque sabía que en el equipo había dos socios y nos propusieron ser parte de ellos.

P. ¿Por qué decidiste entrar en Los Atómicos?

R. Porque me gustó mucho la idea. Yo nunca había conocido lo que era este deporte. Jamás. Ni nada por el estilo. Cuando me dijeron que había fútbol en silla de ruedas es que ni me lo pensé. Me dieron la tarjeta y el mismo día le escribí a una persona para decirle que me interesaba probar. Esa temporada ya había terminado porque en verano las sillas se calientan, pero me dijeron que para la próxima me incorporaba. Ese día probé y desde entonces, pues sigo ahí.

P. Para la gente que desconozca este deporte, haz una introducción sobre qué es el powerchair.

R. El powerchair es fútbol sala adaptado para personas en silla de ruedas eléctrica, muy importante esto último. Se juega en una pista de baloncesto con un balón tres veces más grande que uno de fútbol convencional y son cuatro jugadores por pista en vez de cinco que sería en fútbol sala. Es que mezcla bastantes cosas de diferentes deportes porque son tres jugadores de campo más un portero y básicamente la normativa más especial es que para evitar la aglomeración de sillas en una misma zona de la cancha, dos compañeros del mismo equipo no pueden pugnar por una pelota. Si un compañero tiene el balón, el otro tiene que estar a más de tres metros de él, si está a una distancia menor, pita falta para el otro equipo. Luego es como cualquier otro deporte.

P. Es un deporte con alta presencia andaluza.

R. Todos menos Alicante. Creo que el primer equipo que se fundó aquí en España fue precisamente uno de Alicante que se ha refundado varias veces, se ha ido adhiriendo a varios equipos y no ha llegado a morir del todo. Luego en Andalucía se crearon a la misma vez Sevilla Bulls y Leones de la Alhambra. Cuando nos enteramos, nos pusimos en contacto con los dos clubes que estaban empezando y, con nosotros, fuimos los tres primeros clubes de Andalucía. Ya había dos clubes formándose antes de nosotros.

P. Y todos los que competís a un nivel alto estáis en la Liga Española de Powerchair.

R. Sí. Antes jugábamos torneos a nivel local o autonómico. Además, si venían los de Alicante también se denominaba como nacional, pero casi siempre jugábamos entre los andaluces. Desde el año anterior a la pandemia se realizó la primera temporada que se tuvo que parar por la Covid-19 y no pudo haber la siguiente por esta problemática. Este año por fin se ha podido acabar la primera Liga. Es la segunda de toda la historia, pero es la primera que ha acabado oficialmente.

P. En lo que concierne a vuestro deporte, hay muchas personas que os consideran ejemplo a seguir y de superación por todo lo que implica el desarrollar una disciplina deportiva de este estilo. ¿Cómo te tomas tú esto?

R. Gustar siempre gusta, pero siempre cuando verdaderamente te conocen o les gusta lo que haces. Cuando te lo dice una persona que conoces de cinco minutos pues yo le digo: “¿Por qué? ¿Tú me conoces en mi casa? A lo mejor soy un cabrón y tengo solo una cara buena”. Eso de decirle a las personas con discapacidad que son un ejemplo de superación es una etiqueta y a mi me repudia. Gusta que te lo digan, pero nunca me lo creo. También yo opino de otras personas con discapacidad que sí que lo son, por lo que cuando me lo dicen pues lo evito un poco, pero lo respeto. Puede haber alguien que se haya inspirado en mí, pero yo para nada me creo eso.

P. De todas formas, has tenido que crecer en tu vida personal para ser lo que eres hoy porque, ¿qué enfermedad te detectaron?

R. Artrogriposis múltiple congénita.

P. ¿Con qué edad?

R. Recién nacido. Ni los médicos sabían que yo la tenía. Cuando nací, ellos vieron que había algo mal y me la detectaron. En su momento era una enfermedad que pertenecía a las diez enfermedades más raras del mundo. No había mucho diagnóstico que digamos y era una enfermedad en la que los médicos no tenían información apenas porque no había casos. De hecho dijeron que me iba a morir pronto, que no iba a llegar a la mayoría de edad ni mucho menos. Parece ser que se equivocaron (risas).

P. ¿Y cómo lo pasaron tus padres?

R. Mi madre cogió una depresión fuerte. Ella no se lo esperaba. Ella se esperaba que le iban a dar al niño recién nacido. Me metieron en la incubadora durante un tiempo y para ella fue un palo muy gordo. El día que dijeron que me iba a morir, mi madre no estaba en condiciones de ir y fue mi abuela. Imagínate decirle a mi abuela que su nieto se iba a morir y que no iba a llegar a la mayoría de edad ni mucho menos. Se confirmó que no tenía ni idea el médico porque lo dijo de una forma que no tenía sentido. Dijo que me iba a ir encorvando hasta que mis vértebras pinchasen mis pulmones y corazón hasta que me los reventara.

P. Todo esto es muy duro.

R. Muy, muy duro. Y más aún que se lo digan a una abuela.

P. ¿Qué ha supuesto esta enfermedad en tu crecimiento?

R. Pues para mí la enfermedad ha sido no ser consciente de que tengo una enfermedad. Tiene su matiz. Mis padres de pequeño me han enseñado a que, si no consigo algo, que me frustre. Que no pida por no poder. Yo he vivido de una forma que he crecido de chico sabiendo que tengo una limitación pero sin prestarle mucha atención. Yo no he ido a revisiones de médicos porque mi enfermedad está ahí y por suerte no me afecta a ningún órgano interno. Yo he vivido con ella, sabiendo que tengo mi límite, pero sin prestarle atención.

P. Hacer tu vida normal, básicamente.

R. Sí, pero sabiendo muy bien mis limitaciones. No me ha afectado porque no he querido decir siempre que tengo que ir al médico, ni nada por el estilo. Si me he tenido que caer y romper el brazo, que de hecho me partí el izquierdo, haciendo una vida normal, pues lo hago.

P. Tienes un trabajo, desarrollas tu vida deportiva y eso lo compaginas con tus principales hobbies. Una demostración de la vida normal que puedes llegar a realizar.

R. Sí. Ahora de adulto te das cuenta de tus limitaciones. Cuando eres chico no te das cuenta. Ahora que soy adulto me doy cuenta de los límites que tengo, de las cosas que puedo y no puedo hacer. Yo me tomo todo con humor. Eso no quiere decir que no haya días malos y piensas: “¿Por qué me ha tocado a mí?” Aunque lo piensas, no te centras en eso e intentas tirar para adelante. Intento tener la vida más normal posible.

P. Si un chico que tuviese tu misma discapacidad y se pasase por aquí a pedirte un consejo, ¿qué le dirías?

R. Yo no me considero una persona que dé buenos consejos ni me considero una persona que deba dar consejos, pero le diría que hiciera lo que yo. Si tiene un complejo, que se ría de él. Te va a seguir doliendo, pero reírte de él es como una coraza o una forma de supervivencia. Si no puedes subir unas escaleras o correr, pues ríete de ello. Es un poco tonto, pero yo me río de todo, aunque me duela. Me intento reír de ello.

P. Has pasado todo este camino después de que lo hayas explicado y la mayoría de la gente que lea esto te puede considerar un ejemplo a seguir.

R. Yo no digo que no (risas). No me gusta dar muchos consejos porque yo soy la primera persona que cuando pide un consejo, no lo sigue. Siento que tienes que ser tú quien se de cuenta de los problemas para solucionarlos. Me han dado muchos consejos y yo nunca los he seguido. También es que soy un poco cabezota (risas).

P. Volviendo a la actualidad del powerchair, has dicho que tienes el objetivo de ir a la próxima convocatoria de una selección española a la que ya has podido defender en anteriores expediciones. ¿Cómo es vestir esta camiseta?

R. Está muy bien. Es una ilusión tremenda, pero yo sinceramente, aunque me encante, a mi me gusta ir a la selección porque aprendo y esto no hubiera sido posible sin la ayuda de mis entrenadores ni la de mis compañeros del Córdoba Patrimonio Los Atómicos. Desde que está la selección con nosotros, he aprendido mucho más que en mis cinco años anteriores de powerchair porque tenemos la suerte de que nuestro seleccionador viene de la liga francesa. De hecho es el hermano del jugador de Alicante. Los dos han vivido en Francia, el país donde el powerchair es de élite. El seleccionador nos enseña muchísimo. Yo lo que quiero es no sentirme que me quedo atrás.

P. Para cerrar, la típica pregunta. ¿Dónde te ves dentro de cinco años?

R. No sé dónde me veo, pero me gustaría verme con un trabajo fijo, teniendo mis ingresos estables y con el powerchair teniendo un equipo cada vez más competitivo y siendo un fijo en la selección española. Eso lo referente a lo deportivo, después con todos mis familiares y mi entorno, que no me falte nadie. Con mucha salud para seguir disfrutando de la vida.

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