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Owusu, a toda velocidad

Owusu Kwabena | PEPE FARRUQO

Paco Merino

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Pocas cosas emocionan más a los aficionados de El Arcángel que ver correr a un futbolista. Sí, correr. Devorar kilómetros, bregar hasta reventar, lanzarse a por esa pelota a la que las leyes de la física dicen que no vas a llegar y acabar al final estampándote contra una valla. Eso sí, entre aplausos de reconocimiento y admiración. El sufrimiento palpable -incluyendo su poquito de sobreactuación- en el desempeño laboral de los jugadores está muy bien visto entre el cordobesismo, que mayormente lo acepta como la justa recompensa a lo que pagó por su entrada o abono. Por eso ha caído tan bien Owusu Kwabena (Accra, 1997), un joven ghanés cuyo estilo en el campo es una metáfora de su plan de vida. Quiere comer (bien) del oficio del fútbol y tiene prisa por lograrlo.

El Córdoba es su quinto club en España y hay un sexto, que es el dueño de sus derechos, en el que aún no ha jugado ni un solo minuto. El Leganés lo fichó por cinco años en verano de 2017 después de que Owusu se hubiera lucido en el Toledo, con 19 años, marcando 10 goles en 38 partidos. Al chaval, forjado en el Sporting Club Accra, le dijeron que podría tener porvenir en España y estuvo en varios castings: Conquense, Alcorcón, Racing de Santander... No hubo manera de meter la cabeza en ningún lado. El entrenador del Toledo, el exprofesional -y ahora comentarista televisivo- Onésimo Sánchez, le vio algo y lo reclutó para jugar en el Salto del Caballo. El club castellano-manchego no subió -jugó el play off de ascenso y al año siguiente bajó-, pero Owusu lució lo bastante como para lograr su primer buen contrato. Le fichó el Leganés, que desde hace dos años le va prestando a distintos clubes para ver si el jugador -capaz de actuar en todas las posiciones de la franja de ataque- acaba de cocinarse.

El prometedor ghanés, a quien llegaron a apodar en algunos artículos periodísticos el Cristiano verde por el color de la indumentaria del Toledo y su modo de celebrar los goles -calcada a la del astro portugués-, se ha pateado toda la España de Segunda B. Ahora está en el Grupo IV con el Córdoba; antes pasó por el Grupo II con el Toledo y por el Grupo I con el Salamanca UDS. El Grupo IV ya lo conocía porque disputó 20 partidos con el Cartagena (con un gol firmado), celebrando el título de campeón y llegando a la fase de ascenso -sin final feliz- en la 17-18. Encontró acomodo en Cartagonova tras una frustrante etapa en el Real Oviedo, en Segunda. El veterano técnico Anquela solo le concedió 163 minutos en ocho partidos.

Owusu estaba en la agenda del Córdoba al lado de otros nombres -alguno de ellos ilustre- que se fueron cayendo por variadas razones que se derivan de una: anda cortito de liquidez. El joven aunque sobradamente experimentado punta venía del Salamanca avalado por un notable rendimiento deportivo -10 tantos en 25 partidos- y un turbio episodio por viaje alargado sin permiso que le reportó un expediente disciplinario. Al parecer, tuvo problemas burocráticos tras viajar con la selección sub-23 de Ghana para jugar dos partidos clasificatorios de cara a los Juegos Olímpicos. Su retraso provocó una fractura de la relación con el entrenador, Antonio Calderón, y finalmente regresó antes de tiempo a Butarque. Ahora busca relanzar su carrera en el Córdoba, un equipo con altas exigencias. Su vehemencia en el césped le ha reportado las simpatías de la hinchada y él parece disfrutar. Con una sonrisa todo sale mejor.

Nada más llegar, con apenas un par de entrenamientos, Enrique Martín le hizo debutar en El Arcángel ante el Recreativo Granada en la primera jornada. Salió supliendo a Sebas Moyano con el partido en 1-1 y el Córdoba terminó venciendo de penalti en el último minuto. En la primera salida, en Villarrubia de los Ojos, también irrumpió desde el banquillo (0-0). En las tres últimas citas fue titular y en la más reciente, frente al Badajoz, logró su primer gol como blanquiverde. Sirvió para empatar ante el cuadro pacense y para inaugurar el casillero particular de un futbolista que tiene prisa por llegar. En el Córdoba tendrá un escaparate formidable, con diez mil personas en cada partido y la presión extra de un club histórico. Owusu busca la puerta de salida de la Segunda B. Quiere huir pronto de aquí y si es con el Córdoba, mejor.

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