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Jugar por el interés

Fidel celebra el primer gol en El Toralín | LOF

Paco Merino

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El Córdoba despacha a una Ponferradina sin sustancia en El Toralín (1-3) | Los de Oltra cierran su mala racha de resultados con una actuación irregular

Aquí ya nos conocemos todos. Ya no hace falta impresionar a nadie. El Córdoba acudió a Ponferrada con una misión y volvió con el trabajo hecho. De brillantez y esas cosas que no me hablen porque todos somos mayorcitos y estamos en Segunda División, donde los cánones de la belleza futbolística son especiales. Los de Oltra se llevaron los tres puntos y eso es lo que va a contar. Las formas fueron discutibles y hay puntos negros que reparar. Pero, como solía decir el técnico en verano, siempre es mejor trabajar para mejorar sobre resultados positivos. Ahora es invierno, hace frío y la clasificación es la que dicta sentencia. Lo de las sensaciones es una milonga. Hay que cuadrar cuentas y eso es lo que hizo, sufriendo porque así es como se consiguen las cosas, un Córdoba irregular pero eficaz. Hizo lo que más le interesaba y nadie le podrá culpar por eso.

Pues sí, hubo zarandeo en el once. Xisco rememoró viejos tiempos dando el sentido clásico al dorsal que lleva, el nueve, y se colocó como referencia arriba. Eddy Silvestre, el único refuerzo invernal, apareció como titular en un centro del campo reconstruido para la ocasión: el roquetero se situó al lado de Markovic y Víctor Pérez. La pérdida por lesión de Luso forzaba soluciones imaginativas y Oltra la encontró en este trivote, un combo multiusos para controlar el ritmo ante un adversario que se presumía -por sus pobres números- deprimido, aunque también estimulado por la llegada al banquillo de un tipo con carácter como Fabri. Al veterano técnico le toca relanzar a una Ponfe que se vino abajo después de la marcha de su ídolo, Yuri de Souza, a la liga de China. Parece mentira lo que se puede acusar la falta de un jugador. En el Córdoba se tenía el secreto temor de que le sucediera lo mismo con la pérdida por sanción de Florin Andone. En cualquier caso, en El Arcángel saben que el internacional rumano vuelve en unos días mientras que en Ponferrada las lágrimas son más sentidas: el goleador brasileño ya no volverá más.

Al Córdoba se le notaron las costuras en el inicio del partido. Perdió demasiados balones, se dejó comer demasiado terreno, no estuvo demasiado contundente y reculó ante el empuje, con argumentos más viscerales que futbolísticos, de una Ponferradina que hizo lo único que puede hacer un equipo en sus circunstancias: hacer ver a su público que no baja los brazos y que, pase lo que pase, por ellos no va a quedar. Los blanquiverdes no atraviesan su mejor momento, pero los bercianos están pasando por un túnel muy malo. Están en esa fase en la que surge el miedo a intentar algo, no vaya a ser que salga mal. A los dos minutos, tras una acción en la que vio tarjeta el casi siempre hiperrevolucionado Héctor Rodas, Adán pudo marcar de falta al borde del área. El balón superó la barrera y fue a estrellarse en el pecho de Razak. El Córdoba tragó saliva y empezó a asomarse un poco al ataque. A los diez minutos, Stankevicius estuvo a punto de sorprender a Dinu con un remate de cabeza tras saque de córner de Fidel. Los mismos protagonistas se aliaron para firmar una acción determinante. Tras una buena apertura a banda de Markovic a Stankevicius, el lituano conectó un centro perfecto para que Fidel, en el sitio justo, rematara de modo inapelable a la red. A la Ponferradina se le vino el mundo encima y el Córdoba puso el partido como más le convenía.

Los hombres del recién llegado Fabri siguieron su estilo monocorde. Mucha pelea, robar el balón y hacer lo primero que se venga a la cabeza, lo que no siempre funciona. De hecho, es mala receta cuando faltan hombres con la calidad necesaria como para generar sus propias ocasiones de gol. El equipo leonés llevaba seis partidos sin marcar ni un gol y las razones quedaban crudamente retratadas en El Toralín. El Córdoba sacó a escena su proverbial habilidad para salir airoso en situaciones de riesgo. Ésta lo era. Un candidato al ascenso que se precie no puede estar cuatro partidos seguidos sin ganar y quedarse mudo en un campo como el de la Ponferradina, ante un adversario hundido. Los locales aún dieron un buen susto pasada la media hora. En una acción a balón parado cundió el pánico en la retaguardia. Acorán botó una falta y Andy se elevó por encima de todos para enviar el balón fuera. Cada acción local sembraba una ilusión exagerada en El Toralín, que más que en el acierto de los suyos confiaba en que el Córdoba cometiera una pifia que le complicara las cosas. Pero sucedió exactamente lo contrario. Xisco estaba donde tenía que estar, en el corazón del área, para rematar un pase de Víctor Pérez después de una jugada embarullada. Los locales protestaban un fuera de juego que no existió y los cordobesistas se abrazaban como si no hubiera un mañana. Aún quedaba el segundo tiempo, pero el trabajo estaba hecho. Se trataba de no desperdiciar el botín.

Y el Córdoba se dedicó a lo que le interesaba. Marcó el ritmo, gobernó sin alardes y dejó que el tiempo corriera ante los golpes al aire de una Ponferradina que sacó dos recambios tras el descanso. Pudo aumentar la cuenta, pero Markovic se cegó en un furioso disparo a puerta y no vio que Fidel iba solo a su lado. Con el avance de los minutos, el equipo de Oltra se fue dejando llevar y eso le pudo jugar una mala pasada. La Ponferradina tiene poco, pero no le falta rabia. Con el ímpetu de Acorán o Hume creó situaciones de riesgo en la meta de Razak. El ghanés tuvo que intervenir a destajo en el tramo final, con un Córdoba atrincherado y una Ponferradina justificándose con un alocado ataque. Y a falta de seis minutos, ocurrió. Después de cientos de minutos sin hacer un gol, el conjunto berciano logró el 1-2 gracias a una hábil acción del portugués Caiado, que burló a Stankevicius dentro del área y batió a Razak de tiro colocado.

El Toralín rugió ante la visión de un acontecimiento inesperado, ese gol de Caiado que se contempló como quien ve un ovni. Los bercianos no marcaban un gol desde el 3 de enero. El 1-2 insufló esperanza, pero apenas duró unos minutos. Hasta que Sasa Markovic enganchó un balón al borde del área y lo colocó en un sitio imposible para el rumano Dinu. El público enfiló el camino de casa pensando en qué debe de pasar para que su equipo, que lleva diez partidos sin ganar, reaccione. Los gritos de alegría de un puñado de cordobesistas se escucharon en la gélida noche leonesa.

FICHA TÉCNICA

SD PONFERRADINA, 1: Dinu, Casado, Jebor, Melero (Aguza, 63'), Adán, Alan, Acorán, Andy, Caiado, Djordjevic (Camille, 46') y Miquel (Hume, 46').

CÓRDOBA CF, 3: Razak, Stankevicius, Deivid, Héctor Rodas, Domingo Cisma, Víctor Pérez, Eddy Silvestre (Rafa Gálvez, 76'), Markovic, Fidel (Nando, 68'), Pedro Ríos y Xisco (Raúl de Tomás, 85').

ÁRBITRO: Piñeiro Crespo (Comité Asturiano). Amonestó con tarjeta amarilla a los locales Andy, Caiado y a los visitantes Héctor Rodas, Domingo Cisma, Xisco y Eddy Silvestre.

GOLES: 0-1 (24') Fidel. 0-2 (43') Xisco. 1-2 (84') Caiado. 1-3 (88') Markovic.

INCIDENCIAS: Encuentro correspondiente a la vigésimo sexta jornada del campeonato nacional de Liga Adelante, disputado en el Estadio El Toralín ante 3.854 espectadores. Se guardó un minuto de silencio en memoria del ex entrenador Nando Yosu.

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