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¿Cómo era eso de ganar?

Caballero celebra uno de los goles ante el Alcorcón | MADERO CUBERO

Paco Merino

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Cada semana se marca el desafío. Tiene que romper la cadena. De una u otra forma, está obligado a hacerlo. Por cuestiones que tienen que ver con el orgullo personal, la dignidad profesional, la decencia estética y la supervivencia deportiva. El Córdoba quiere volver a sonreír o, cuanto menos, dejar de llorar. Este miércoles, a partir de las 21:00 horas, vuelve a El Arcángel para enfrentarse al Reus Deportivo, un club modesto que vive con cierta comodidad en Segunda y al que adiestra un ex de la casa, el vasco Aritz López Garai. El actual entrenador del cuadro catalán estuvo en el Córdoba que ascendió a Primera División en 2014. Qué tiempos. Ahora, los blanquiverdes pelean por evitar un récord ominoso: son colistas y llevan once partidos consecutivos sin conseguir tres puntos de una tacada.

No hay ningún equipo en la categoría que lleve tanto tiempo sin echarse a la boca un triunfo. La Cultural Leonesa iba de la mano con el Córdoba en esta negra estadística, pero los castellanos consiguieron este fin de semana ganarle por 2-0 al Nástic de Tarragona. Así que el Córdoba, colista por sexta semana, se queda destacado como el más atascado de la división de plata. Ganó por última vez un partido de Liga el 8 de octubre, ante el Alcorcón. Fue un rotundo 3-0, logrado en un cuarto de hora de inspiración plena en la segunda parte. Hubo quien pensó que se podía remontar la situación, que todo lo anterior había sido un espejismo... Pero de aquel éxito puntual no se repuso un Córdoba que desde entonces entró en una caída libre. No ha ganado más.

Desde entonces han pasado tres entrenadores y todos los disponibles de la plantilla -entre los que no han figurado, por motivos técnicos compartidos por todos los jefes del vestuario, Loureiro, Esteve y Noblejas- por una formación que ha alterado varias veces su dibujo táctico sobre el campo. Sin resultado. Con Carrión, el Córdoba perdió ante el Lugo (2-0) y Gimnástic (1-5). Le despidieron. Después llegó Juan Merino, con discurso propio y métodos novedosos que no cuajaron en el vestuario ni encontraron plasmación práctica en el campo.

En siete partidos, el linense no se llevó ninguna alegría en forma de marcador victorioso. Tres empates (ante Numancia y Leonesa, en casa, y en el campo del Sevilla Atlético, compañero en la cola) fueron su balance, que se completó con reveses ante Oviedo, Lorca, Osasuna y Huesca. A la calle. En las dos jornadas que lleva al frente Jorge Romero, procedente del filial, el Córdoba tampoco ha conseguido vencer. Mejoró su imagen, pero reincidió en errores. Empató en casa ante el Rayo Vallecano (2-2), después de perder una ventaja de dos goles, y perdió en Almería (1-0), encajando el gol en una pifia a falta de cinco minutos.

El Córdoba llega el último partido del año metido en un bucle demencial. Entre el once titular que ganó por última vez -hace dos meses y medio- y el que el pasado sábado perdió en Almería apenas hay dos cambios. Galán jugó en la banda izquierda en lugar del Mena y Alfaro suplió a Jaime Romero. Carrión usó un once con un solo delantero -Guardiola- y unos cuantos creativos -Javi Lara, Caballero, Jovanovic-. Exactamente igual que lo que hizo Romero en el Estadio de los Juegos Mediterráneos. “Se parecen mucho en la concepción del juego y en querer dominar por la posesión del balón”, dijo Aguza este lunes a propósito de la comparación entre el primer y el último técnico del Córdoba. En medio estuvo Merino. Cada uno con su estilo, pero idéntico resultado. Las taras, seguramente no son -o no solo- de pizarra, sino de confección de plantilla. Pero eso será otra historia. De momento, el Córdoba tiene una racha que quebrar. Y debe hacerlo ya.

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