El espíritu del obrero y el extraño baile con la suerte
El Arcángel vive un ambiente formidable en otra exhibición de oficio y tenacidad del conjunto de Pablo Villa ante un Sporting que empató en el último minuto
Esto es Segunda. Los méritos acumulados se quedan para las satisfacciones íntimas. Los catálogos de oportunidades perdidas se exhiben, como excusa, hasta que caducan a las pocas horas. El Córdoba pudo ganar y pudo perder. Al final empató en un encuentro alocado, con lances de calidad y algunos episodios raros. Como el penalti a favor, muy discutido por los hombres de Sandoval y el propio técnico, o el posible fuera de juego en la acción que propició el primer empate asturiano. Los blanquiverdes siguen sin perder en casa y los sportinguistas sin ganar fuera. Las distancias se mantienen en la clasificación, con los de Villa por delante. Los anfitriones supieron reponerse a los peores momentos, tuvieron poder de reacción e incluso la oportunidad de apuntillar definitivamente al Sporting en una contra en la que Uli Dávila, con 2-1, desperdició el disparo que pudo ser el de la sentencia. Obvió el mejicano la presencia a su lado de López Silva y decidió golpear él la pelota, que desvió Cuéllar. Apenas unos segundos después, el Sporting agarró el empate después de una combinación estrambótica, con varios toques de cabeza -ninguno de ellos un remate claro- que acabaron con el balón dentro de la meta cordobesista. Un fiasco. Tolerable, eso sí, porque el Córdoba no lo hizo ni mucho menos mal. Así lo reconoció su público, que todavía bajo los efectos del shock que produjo la igualada en el último minuto tributó a los suyos una sentida ovación. El Arcángel sigue siendo inexpugnable. Al menos, se quedan con eso. Y con la certeza de que su equipo, pese a sus limitaciones, no se rinde ante nadie.
Cuando en los prolegómenos del partido se vio a Xisco vestido de paisano mientras sus compañeros calentaban, un ramalazo de temor recorrió un amplio sector del graderío. “La ausencia de Xisco lo condicionaría todo”, advirtió en las vísperas Pablo Villa. Y el punta balear, el estandarte del proyecto, no estaba disponible en el primer partido verdaderamente grande del actual curso. El técnico cordobesista resolvió el entuerto colocando en la vanguardia al sustituto natural del de Santa Ponsa, el argentino-israelí Eial Strahman, pero por detrás también hubo revuelo. Retornó al once Pedro, relegando a la suplencia a Uli Dávila, y continuó en el once Pelayo Novo, que se ha abierto hueco en la formación a golpes de calidad y visión de juego. Pero el ovetense no tiene suerte. Poco más de media hora aguantó en el césped hasta que, con molestias, pidió el cambio para dejar su sitio a Luso. Y atrás la gran novedad fue la irrupción en el lateral derecho de Iago Bouzón, desplazando a Jens Janse. El holandés no ha terminado de convencer y aunque el de Redondela no está a tope por lo reciente de su lesión, ocupó plaza de titular y ofreció una ración extra de contundencia y oficio. Es lo que requería un partido para adultos, en el que los errores iban a penalizar.
Ante un escenario majestuoso, con la televisión como testigo, era difícil no motivarse. El Córdoba lo hizo, agarrándose a la corriente de esperanza que le llegaba desde un graderío entusiasmado. A los dos minutos, López Silva hizo de las suyas con un disparo que trató de colocar en la escuadra y se le fue alto. Los blanquiverdes protagonizaron una puesta en escena vigorosa, con presión desde arriba y mucho juego por las alas. El Sporting no se dejo hacer. Trató de levantar la voz y lo hizo. Cuenta con futbolistas de talento y uno en especial que está en todas. Stefan Scepovic, uno de los grandes goleadores de la categoría, parecía tener un doble en el campo. Estuvo en las dos áreas y en ambas resultó trascendente. Tuvo un par de lanzamientos que obligaron a Mikel Saizar, algo nervioso en los primeros lances -se le escaparon un par de balones que el Sporting no aprovechó-, a intervenir con acierto. También estuvo el serbio en la acción decisiva de la primera parte. En una acción defensiva, el delantero se tiró al suelo para despejar un balón que le llegaba a Samu de los Reyes. Sacó la pelota y el lateral cordobesista cayó de un modo acrobático. Valdés Aller se dirigió al punto de penalti. Los sportinguistas se lo querían comer. Y en el minuto 21, el 21 del Córdoba cambió el curso de los acontecimientos. Carlos Caballero le pegó fuerte y centrado mientras Cuéllar se vencía hacia un lado. El Arcángel se volvió loco. Apenas un par de minutos después, Pedro pudo hacer el segundo. El extremo de Aspe dibujó una internada bellísima que terminó con un lanzamiento descolocado.
Y el Sporting respondió. No le quedaba otra. Scepovic siguió siendo un tormento para el Córdoba en cada intervención, pero no era el único que sembraba el pánico en el área local. Lora y Luis Hernández también lo intentaron. Y el larguero repelió un remate cercano y muy forzado de Isma López en el minuto 39, tras un pase de Canella en una acción en la que Scepovic se hartó de pedir penalti por un empujón que el balcánico había exagerado. El intermedio le vino bien al Córdoba, exigido hasta el extremo por un Sporting desmelenado.
Los asturianos apretaron lo suyo. Carmona tuvo una clarísima y los espectadores blanquiverdes tragaron saliva. Entre los locales, López Silva se erigía en el líder ofensivo. El onubense salió con la intención de liarla y lo logró. Un trallazo suyo en el 60 lo destuvo en una ágil estirada Cuéllar. Los bríos del Sporting se iban apagando a medida que avanzaban los minutos y el Córdoba daba la impresión de ir controlando cada vez más el asunto. Se disponía a sufrir, pero nada hacía presagiar el increíble último cuarto de hora. En el 75', y en posible fuera de juego, Carmona selló una cadena de rebotes con el 1-1. De tanto buscarlo, el equipo de Sandoval se lo encontró. Y el Cordoba reaccionó. En el 81', López Silva le formó la traca en la banda al central Bernardo y, tras deshacerse de él, picó la pelota con habilidad al segundo palo para que llegara lanzado Pedro y conectara un remate de cabeza que hizo estallar El Arcángel. El Sporting, enloquecido, se fue arriba y Uli Dávila tuvo en sus botas el gol que hubiera cerrado el duelo. No ocurrió. En el noventa, un centro de Santi Jara lo tocó Rafa Gálvez y el balón llegó a Lekic, que sólo tuvo que empujar. El 2-2 no resulta injusto, pero tampoco lo hubiera sido un desenlace favorable a uno o a otro. Cada cual tuvo sus razones para sentirse agraviado. La gente disfrutó con un partido que sirvió para recordar, punto por punto, a qué se juega en esta Segunda División en la que todo -y especialmente el error- tiene un precio.
FICHA TÉCNICA
CÓRDOBA, 2: Saizar, Iago Bouzón, Armando, Fran Cruz, Samu de los Reyes, Abel (Uli Dávila, 67'), Caballero, Pedro, López Silva, Pelayo Novo (Luso, 34') y Strahman (Rafa Gálvez, 82').
SPORTING DE GIJÓN, 2: Cuéllar, Luis Hernández (Santi Jara, 74'), Bernardo, Mandi, Canella, López Garai, Nacho Cases, Lora, Carmona, Isma López (Álex Barrera, 64') y Stefan Scepovic (Lekic, 81').
ÁRBITRO: Valdés Aller (Comité castellano-leonés). Amonestó con tarjeta amarilla a López Silva y Pedro, por los locales, y a los visitantes Bernardo y Nacho Cases.
GOLES: 1-0 (21') Caballero, de penalti. 1-1 (75') Carmona.
2-1 (79') Pedro. 2-2 (90') Lekic.
INCIDENCIAS: Partido correspondiente a la décimo segunda jornada de la Liga Adelante, disputado en El Arcángel ante 14.641 espectadores, con presencia de seguidores sportinguistas.
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