Dolor en una tarde de locos
Lo hizo bien pasándolo mal. Se le torció todo y no se descompuso. Sacó de donde no hay, supliendo con valores clásicos -compromiso, esfuerzo extra, disciplina- las taras futbolísticas endémicas y los problemas añadidos, que no fueron pocos. Podría decirse que no mereció lo que le ocurrió, pero el caso es que el marcador quedó ahí: 2-1. Derrota en el descuento ante un Nástic que es rival directo en la pelea por escapar del descenso. Ésa es su lucha. Ya lo tiene claro y se comportó de modo consecuente. Se dejó la piel haciendo todo lo que pudo. Perdió del modo más dañino, cuando ya tenía en la mano un punto bien ganado. Ahora ya sabe lo que le espera: no hay piedad para los pusilánimes en la guerra por la salvación. Si uno no asciende, puede intentarlo el año que viene; si desciende, las luces se apagan. Quizá para siempre. Bienvenidos al infierno conocido.
Todos los planes que pudiera tener preparados Carrión saltaron hechos pedazos en un cuarto de hora. Al técnico catalán, que vio el partido desde el palco -cumple una sanción de dos partidos-, le echaba humo el pinganillo con el que se comunicaba con su enlace en el césped, un Rafa Clavero al que le tocó debutar en el banquillo en una tarde de locos. A los ocho minutos, Héctor Rodas miró a la banda con una mueca claramente definible: no podía seguir tras un golpe en la cara. La linea defensiva, tantas veces remendada a lo largo del curso, sufría un nuevo costurón en el momento más inapropiado. Salió a escena Carlos Caballero con la misión de contribuir a que al Córdoba no se le notara demasiado el desaguisado. Pero es que no quedó ahí el asunto. A los quince, el árbitro echó a Pedro Ríos por darle un codazo en plena carrera a Delgado. El juez de línea lo vio claro y se lo comunicó al árbitro, al que la acción le cogió en el otro lado del campo. Roja a Ríos, que estaba despachando una buena faena en la banda derecha, y otro meneo al sistema.
Después del revuelo provocado por la expulsión, el partido se reanudó con el saque de la falta. La ejecutó Sergio Tejera, que colocó el balón en el área para que el gigantesco Bruno Perone metiera la cabeza para bombear por encima de Razak, que estaba a medio salir. Eso fue lo que pasó en los primeros quince minutos a un Córdoba que en ese periodo enseñó un cara interesante. Se adelantó en el marcador con una acción extraordinaria de Pedro Ríos, que luchó para llevarse la pelota ante la dura marca y se la puso en al corazón del área a Rodri, que se adelantó para tocar lo justo y batir a Reina. El ex sevillista celebró el 0-1 con una dedicatoria al malagueño Pablo Ráez, un símbolo de la lucha contra el cáncer. El árbitro no entendió al principio los gestos del cordobesista, que tuvo que explicarle de qué iba su coreografía. Tampoco resultaba nada raro el interés del árbitro, pues Rodri sigue actuando al borde de la amonestación, exagerando todo lo que le pasa y mostrando una fogosidad peligrosa en un Córdoba que colecciona expulsiones en el último mes.
El Córdoba, con Alfaro por primera vez de titular con Carrión y un sistema defensivo condicionado por las ausencias, lo hizo lo mejor que pudo en una primera parte en la que contuvo a un Nástic envalentonado por su necesidad y las penurias del adversario. Los blanquiverdes lo intentaron especialmente por la izquierda, donde Lara y Bittolo se combinaron para buscarle las vueltas a los de Juan Merino. El montoreño y Alfaro buscaron la sorpresa con disparos lejanos. También encontraron un filón en las acciones a balón parado, siempre con el sello de Lara. Al borde del descanso, un saque de esquina lo remató Luso de cabeza alto. El Nástic tuvo más la pelota, pero encontró dificultades para superar el entramado cordobesista. Un balón en globo de Madinda a Emaná lo cazó el camerunés tal y como venía y su remate se le fue alto. El Córdoba se fue al intermedio con una sensación de alivio. Sobrevivió a la tormenta.
Merino tomó medidas en la caseta. Sacó a Jean Luc y a Álex López, dos hombres para potenciar el ataque ante un Córdoba que ponía todos sus efectivos al servicio de la protección del marco de Razak. Paradójicamente, la primera gran ocasión del segundo tiempo fue para el Córdoba. Rodri se llevó el balón en una contra y salíó disparado hacia la meta de Reina. Acabó cayendo ante el acoso de los centrales, reclamó penalti, no le hicieron caso y acabó cometiendo falta. Su acción sirvió para asustar a un Nástic que seguía a lo suyo, con una labor de percusión en la que Emaná empezaba a asumir el liderazgo. El veterano delantero pudo anotar a los cinco minutos. El Córdoba resistía, con Luso y Edu Ramos echando una buena mano para achicar balones como defensas improvisados. Razak también atrapó un cabezazo picado de Álex López.
Mientras el Nástic acumulaba llegadas, al Córdoba le caían encima nuevos problemas. Carlos Caballero, que suplió al lesionado Héctor Rodas, pidió también la sustitución a falta de veinte minutos por lesión. Se lo llevaron los servicios médicos en volandas y salió al campo el joven Esteve Monterde. El Córdoba se defendía de un modo admirable. En una falta, Javi Lara estuvo a punto de sorprender al meta del cuadro tarraconense. El esfuerzo solidario se puso por delante de cualquier otra consideración cuando el pleito entró en el tramo final. Sergio Aguza, en una acción personal, logró sembrar el pánico en el Nou Estado poco después de que Juan Merino sacara del campo a un hastiado Emaná para colocar a Manu Barreiro, otro punta.
A dos del fin, Razak sacó a córner un disparo peligroso de Jean Luc con el Nou Estadi ardiendo. El Córdoba se estaba ganando su punto por derecho, pero se le vino el mundo encima en el tiempo añadido. Fueron cuatro minutos eternos. En la última jugada, Manu Barreiro fusiló a Razak tras un balón colgado al área y una acción embarullada en la que no llegó Esteve, le golpeó en la cara a Luso y terminó cayendo a los pies del delantero, que pateó con furia. 2-1 y puñalada directa al corazón del Córdoba, que no tuvo tiempo para más que sacar de centro y montar un alocado ataque que se quedó en nada. Se fue sin puntos y con dolor, pero con una certeza: ésta es su lucha.
FICHA TÉCNICA
NÁSTIC, 2: Reina, Lobato, Suzuki, Iago Bouzón (López, 46'), Perone, Mossa, Madinda (Jean Luc, 46'), Cordero, Sergio Tejera, Achille Emaná (Manu Barreiro, 75') y Juan Delgado.
CÓRDOBA, 1: Razak, Caro, Héctor Rodas (Caballero, 8') (Esteve Monterde, 70'), Luso, Pedro Ríos, Bíttolo, Edu Ramos, Alfaro (Bergdich, 85'), Aguza, Javi Lara y Rodri.
ÁRBITRO: Ais Reig (Comité Valenciano). Amonestó con tarjeta amarilla a los locales Emaná, Iago Bouzón, Cordero y Álex López y al visitante Carlos Caballero. Roja directa a Pedro Ríos en el minuto 15.
GOLES: 0-1 (9') Rodri. 1-1 (18') Perone. 2-1 (94') Manu Barreiro.
INCIDENCIAS: Partido correspondiente a la vigésimo octava jornada del campeonato nacional de Liga 1|2|3, disputado en el Nou Estadi de Tarragona ante 9.121 espectadores.
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