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Curso acelerado sobre cómo complicarse la vida

Pedro Ríos lamenta una ocasión | MADERO CUBERO

Paco Merino

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Un gol tempranero en propia puerta, un discutido penalti y un recital de impotencia ofensiva condenan a un enloquecido Córdoba ante un sólido Alcorcón | Primera explosión de descontento popular en El Arcángel

El ambiente era de bochorno. A los cinco minutos, el Córdoba se marcó un gol en su propia portería. La tragicómica acción fue el perfecto aperitivo de una tarde lamentable. ¿Jugó mal el equipo? Que le den vueltas a eso los que quieran. Perdió y perdió bien. No hay más que hablar al respecto. Esto es la Segunda División. No queda más que secarse las lágrimas y seguir. El miércoles hay partido de Copa contra el Lugo. Y el sábado viaje a La Romareda, donde aguarda el Zaragoza. El triste consuelo que puede quedarle al Córdoba es que, en cierto modo, fue el causante de su propia desgracia. Por falta de competencia, de suerte o de ambas cosas, el caso es que el conjunto local desperdició una ocasión perfecta para hacerse querer por una afición predispuesta a hacerlo. Pero la gente no es tonta. La pasión es infinita, pero la paciencia se agota pronto.

Oltra decidió que era un buen día para ofrecer oportunidades a tipos a los que se les supone hambre. Recuperó para el fútbol a Marius Stankevicius, que llega después de pasar dos años entrenando y apareciendo testimonialmente en las ligas de Turquía y Alemania. El internacional lituano, de 34 años, ocupó el flanco derecho de la defensa. Sí. Ese sitio que viene siendo, desde hace demasiado tiempo, un agujero negro en los proyectos deportivos y un quebradero de cabeza constante para los técnicos que han ido desfilando por la silla caliente del banquillo. Stankevicius demostró empaque y buena colocación, además de pericia para dosificar un fondo físico limitado y un largo periodo de anemia en partidos de competición. El otro jugador con ganas de enseñar lo que puede hacer era Jean Paul Pineda, el primer chileno en la historia del club. Llegó en julio a la concentración de Campoamor y no se le había visto el pelo más allá de unos bolos veraniegos. Esta vez le tocó pelear bajo fuego real, en El Arcángel, y en un partido delicado. Hizo cositas y no se escondió.

La oportunidad se transformó rápidamente en un problema porque el Córdoba, para su desgracia, puso bastante de su parte para que así sucediera. Falcón, el portero debutante, intervino por primera vez para recoger el balón de dentro de la portería a los cinco minutos. Su compañero Domingo Cisma puso la peor rúbrica a una descabellada acción defensiva para convertirse en goleador del Alcorcón, precisamente el equipo en el que jugó Falcón el curso pasado. Una cadena de despropósitos que hizo recordar a más de uno esa ristra de maldiciones clásicas que acuden a la mente como moscas a la basura. Los de Oltra empezaron mal, sin chispa ni energía, y al Alcorcón eso le sobraba. Esto es Segunda, ya saben. El vigor físico es fundamental. Luego, el talento decide. Y el que se ha gastado dinero en él lo sabe. El caso es que el Córdoba se plantó a los cinco minutos con un 0-1 en contra y ante un muy buen equipo de Segunda, con marcajes pegajosos y una amenaza constante arriba con David Rodriguez, ese delantero al que tantas veces rondó el Córdoba para que le hiciera la cobra. El desquiciante arbitraje de Saúl Ais contribuyó a dar un aire turbio a la escena. Quisquilloso, más pendiente de los jueces de línea que del juego, encrespó a jugadores y público.

Y el público fue el despertador del equipo. La ovación que acompañó al saque de centro tras el 0-1 sirvió de estímulo a los blanquiverdes. Todos los nuevos –casi todos– entendieron un poco más que no se encuentran en un sitio cualquiera. El Arcángel atronó y los anfitriones empezaron a apretar. Xisco la tuvo en el minuto 8 en un trallazo cercano que despejó Dmitrovic con mucho agobio. Los de Muñiz, agazapados y muy pendientes de no perder la posición, resistían como podían las primeras andanadas. Campaña, con un disparo que se marchó cerca de la cruceta de la meta de Falcón, dio un susto antes de que se produjera la acción del empate. Xisco proporcionó al cordobesismo, en apenas unos segundos, un torbellino de emociones encontradas. Tras recibir un buen balón al corazón del área, lanzó un cabezazo picado que rechazó como pudo el meta alcorconero. Cuando el bufido de decepción aún no se había apagado en El Arcángel, llegó el éxtasis del gol. El rechace le volvió a llegar al balear, que estaba de espaldas a puerta y optó por un acrobático remate de tacón. El delirio se instaló en la grada.

Hasta el intermedio hubo equilibrio. El Alcorcón tiene un gen guerrero que no se apaga desde los tiempos con Anquela. Pasan los años, pasan los jugadores y continúa un estilo que funciona bien en Segunda División. Mayor pudo amargar la tarde a Falcón en una internada en la que se quedó sólo ante el gaditano. Le picó el balón por encima y la angustia se palpó en la grada mientras miles de ojos seguían la trayectoria de la pelota. Salió fuera. El delantero protestó que Falcón le había arrollado y su compañero David Rodríguez lo hizo aún con más vehemencia, lo que le hizo ganarse la tarjeta de Ais Reig, por entonces en uno de sus momentos más enloquecidos. El descanso llegó con la sensación de un partido abierto y una punzante duda sobre el desempeño de la línea defensiva, lenta a veces y descolocada en otras. Muy vulnerable, en todo caso.

Los equipos salieron con lo mismo tras el descanso. En medio de una serie de amagos sin pegada llegó, al igual que en la primera parte, un episodio fuera de guión. El árbitro vio manos de Deivid en un pelotazo desde cerca y enseñó tarjeta al central cordobesista. Pitó penalti y David Rodríguez lo ejecutó con acierto: 1-2. No tardó Oltra en remover el guiso, porque el golpe fue fuerte. A los tres minutos, el valenciano hizo un doble cambio: quitó a Pineda y López Silva para meter a Víctor Pérez y a Raúl De Tomás, fichado el lunes pasado. El cedido por el Madrid Castilla hizo un tiro a puerta en el primer balón que tocó, pero le salió flojito y a las manos de Dmitrovic.

El crono empezó a correr ante la impaciencia en la grada y en el césped, donde cada vez más se imponían las aventuras individuales. Los costurones en la zaga continuaban y el Alcorcón, perdiendo tiempo cada vez que podía, se quedaba viéndolas venir. El Córdoba, cada vez más fuera de sí, se lo puso fácil. Mayor hizo el tercero y la decepción se instaló en el estadio, donde empezaron a escucharse los clásicos cánticos hirientes hacia el presidente González. Pedro Ríos tiró de orgullo y tuvo una ocasión para recortar un marcador demasiado feo. Lo que empezó con aires de fiesta concluyó con una apoteosis del mal rollo y caras largas.

FICHA TECNICA

CÓRDOBA CF, 1: Falcón, Stankevicius, Héctor Rodas, Deivid, Domingo Cisma, Markovic, Luso (Víctor Pérez, 67'), López Silva (Pedro Ríos, 57'), Nando, Pineda (Raúl de Tomás, 57') y Xisco.

AD ALCORCÓN, 3: Dmitrovic, Nelson, Fernando Román, Djene, Bellvis, Toribio, Óscar Plano (Razvan, 84'), Campaña (Fausto Tienza, 75'), Pastrana (Collantes, 65'), Mayor y David Rodríguez.

ÁRBITRO: Saúl Ais Reig (Comité Valenciano). Amonestó con tarjeta amarilla a los locales Deivid y Stenkevicius y a los visitantes Mayor, David Rodríguez, Dmitrovic, Fausto Tienza y Razvan.

GOLES: 0-1 (5') Domingo Cisma, en propia puerta. 1-1 (27') Xisco. 1-2 (54') David Rodríguez, de penalti. 1-3 (80') Mayor.

INCIDENCIAS: Encuentro correspondiente a la tercera jornada del campeonato de Liga Adelante, disputado en el Estadio Municipal El Arcángel ante 15.136 espectadores.

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