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Cómo convertir un problema en una fiesta desbocada

Xisco recibe la felicitación tras el 2-1. FOTO: LARREA

Paco Merino

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El Córdoba de Villa remonta un gol tempranero del Numancia para acabar imponiéndose en un electrizante tramo final

Empezó fatal y terminó sensacional. Entre el descorazonador aperitivo del tanto numantino y la excitante sensación del brillante cierre con el estético remate de Caballero hubo un partido complejo, con batalla táctica desde los banquillos y un puñado de cuentas pendientes sobre el césped -o lo que quiera que sea esa despeluchada alfombra de El Arcángel-. Ganó el Córdoba porque se lo ganó a pulso. Con sudor y fútbol. Jugando con las piernas y no siempre, pero sí en el momento necesario, con la cabeza. Después del desgraciado desenlace en Éibar y de la eliminación en Copa del Rey ante el Depor con la tanda de penaltis más larga del mundo, el Córdoba precisaba algún motivo para sonreír, para volver a sentirse fuerte. Exactamente lo que encontró ante el Numancia de Anquela, que entró al estadio invicto y salió derrotado y con la mirada perdida. El Córdoba sigue teniendo algo. Puede que no sea el mejor equipo del campeonato, pero es capaz de comportarse como tal. Y compite como un jabato.

No hay plan que aguante un error temprano. Un partido puede tener giros de guión y seguramente los técnicos tienen planteadas sus alternativas según las situaciones que se puedan producir. Las previsibles y las inesperadas. Pero cuando todo el panorama se altera radicalmente en el mismo momento de comenzar la función, el daño puede llegar a ser irreparable. En lo táctico y también en lo mental. Algo de eso le sucedió al Córdoba, que se vio con el marcador en contra cuando apenas habían corrido cien segundos de encuentro. Janse mandó a córner una pelota sencilla cuando no venía a cuento y hacia la esquina se dirigió Julio Álvarez. El veterano medio la puso en el área y Antonio Tomás, en carrera, cruzó de cabeza lejos del alcance de Saizar. 0-1 y estupor general en El Arcángel, donde todo el mundo entendió de inmediato que se avecinaba una tarde dura, de pico y pala, de sudor y briega para recomponer el cuadro.

Al Córdoba le escoció el gol. Se le notó incómodo, sin ver una vía clara para acercarse a Biel Ribas ante un Numancia que se veía poderoso. En la banda, a Anquela se le escapaba una sonrisilla. El conjunto soriano, bien posicionado, enviaba a Natalio a pelearse con una retaguardia local remodelada de urgencia. Sin Raúl Bravo -mes y medio de baja- ni Iago Bouzón -fuera de la lista a última hora por molestias musculares-, el Córdoba jugó por primera vez en la Liga con los hermanos Cruz en el centro. No fue mal la cosa. El Numancia generaba la mayor inquietud a balón parado. No hacía nada del otro mundo, pero le resultaba suficiente para controlar la situación frente a los de Pablo Villa, muy dispersos. El terreno de juego, para el que el calificativo de horrible le puede sonar a piropo, no ayudaba a nadie pero perjudicaba más a los que tenían que construir. En este caso, los anfitriones.

Hasta que aparecieron López Silva y Abel, dos de los supervivientes del pasado curso que se han juramentado para ofrecer la mejor versión de sí mismos en este arranque de campeonato. De eso se benefició el Córdoba, que empató el partido con una acción combinada entre ambos. El onubense progresó por su banda y envió el balón colgado al área para que el sevillano, en carrera, conectara un trallazo sin dejarla caer que dejó sin posibilidad de réplica a Biel Ribas. Xisco ya había tenido otra ocasión antes, en un disparo muy forzado después de una larga carrera hostigado por dos rivales, y el ariete balear pudo firmar el segundo aprovechando la pereza de Gaffoor para un despeje fácil para meter el pie para picar por encima del meta numantino, que la sacó a córner con la punta de los guantes.

Tras el intermedio, el Córdoba trató de asumir un rol dominante. Abel le pegó con el alma en el minuto 47 y ayudó a Biel Ribas a dar más lustre a su actuación. Los de Villa apostaban más en ataque, aunque el Numancia no se atrincheraba y, sin tener oportunidades claras, provocaba inquietud en sus aproximaciones de modo especial con Del Pino y Julio Álvarez. Villa metió tralla sacando del campo a Janse para colocar a Uli Dávila, cuya movilidad requirió una vigilancia especial para él que benefició a Xisco, quien iba a terminar convertido en el héroe de la tarde. Antes, sin embargo, el Córdoba pasó una situación de angustia extrema cuando Natalio se escapó de la marca de Samu de los Reyes y conectó un disparo potente que tocó providencialmente en la pierna de Mikel Saizar, pues lo desvió los milímetros justos para que acabara repelido por el poste.

Anquela reforzó el centro del campo con Regalón para ganar superioridad, viendo que Luso se iba a la banda derecha. El encuentro se mantenía equilibrado y con una fogosidad creciente. Respondió Villa incluyendo a Pacheco en la banda de Pedro. Precisamente por ahí se generó la acción clave del partido. El argentino arrancó una contra de libro sirviendo el balón a López Silva, que se internó para enviarlo al área. Allí llegaba a todo tren Xisco Jiménez, que la empujó dentro. El delirio. El delantero celebró con rabia, se arrancó la camiseta y el árbitro le amonestó. De inmediato se fue el banquillo escuchando como banda sonora el eco de su nombre en las gradas. Salió Rafa Gálvez, un canterano, para amarrar. Anquela se desgañitaba en la banda. Su Numancia no se rindió. Ni siquiera cuando Pérez Pallás echó por doble amarilla a Carlos Akapo.

Con todo el equipo soriano volcado en el área blanquiverde para el saque de un córner ya en el tiempo añadido, el balón rechazado fue a parar a Carlos Caballero. El madrileño tuvo tiempo para pensar qué hacer. Cuando detectó que Biel Ribas se quedaba a media salida, le lanzó una vaselina fulminante. El 3-1 en el marcador coincidió con el pitido final y desató una explosión de alivio y júbilo en El Arcángel. En la tarde de los tres golazos.

FICHA TÉCNICA

CÓRDOBA, 3: Saizar, Janse (Uli Dávila, 51'), Bernardo, Fran Cruz, Samu de los Reyes, Luso, Abel, Pedro (Pacheco, 72'), Caballero, López Silva y Xisco (Rafa Gálvez, 78').

NUMANCIA, 1: Biel Ribas, Akapo, Gaffoor, Juanma, Ripa, Tomás, Álvarez, Del Pino (Sergi Enrich, 72'), Bedoya (Regalón, 61'), Vicente (Palanca, 63') y Natalio.

GOLES: 0-1 (2') Antonio Tomás. 1-1 (22') Abel Gómez. 2-1 (77') Xisco. 3-1 (92') Carlos Caballero.

ÁRBITRO: Pérez Pallás (Comité Asturiano). Mostró tarjeta amarilla a Fran Cruz, Samu y Xisco, por parte local, y a Bedoya, Akapo (expulsado por doble amarilla), Ripa y Enrich, por parte visitante.

INCIDENCIAS: Partido correspondiente a la quinta jornada del campeonato de Liga Adelante, disputado en El Arcángel ante 7.214 espectadores.

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