LEGANÉS - CÓRDOBA (0-0)
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Resumen, goles y resultado
El Córdoba CF perdona al Leganés en Butarque y alarga su sequía de victorias
El Córdoba Club de Fútbol desaprovechó este domingo una oportunidad perfecta para cambiar su suerte. En el escenario perfecto, ante un CD Leganés en descomposición institucional, con la grada en huelga y el banquillo interino, los blanquiverdes firmaron un empate (0-0) que sabe a muy poco. Y no por falta de ocasiones, sino por falta de instinto asesino. Los de Iván Ania, que fueron de menos a más tras una primera parte soporífera, terminaron estrellándose contra la madera en dos ocasiones -una de ellas en un penalti fallado por Jacobo a cuatro minutos del final- y contra un muro llamado Juan Soriano. Un punto que, aunque corta la sangría de derrotas, alarga la racha sin ganar a cinco jornadas y deja la sensación de haber dejado vivo a un rival que estaba en la lona.
El encuentro arrancó con una frialdad contagiosa, reflejo de lo que ocurría en una grada de Butarque en huelga de animación durante el primer cuarto de hora. Iván Ania apostó por el cemento armado en la medular, recuperando a los tres sancionados y dibujando un trivote con Isma Ruiz, Pedro Ortiz y Requena que buscaba control, aunque sacrificando la magia de Dalisson, que esperó en el banco. Con más de 200 cordobesistas poniendo el color y el ambiente en la grada, el infortunio golpeó pronto al cuadro local: Figueredo se rompió el cuádriceps en el minuto 8, obligando al nuevo técnico pepinero a dar entrada a Marcos Leiva. El susto para el Córdoba llegó poco después, cuando una caída de Millán ante Albarrán -ante la que Palencia Caballero anunció que no había nada punible- encendió las alarmas por su revisión, aunque el VAR acabó por decretar fuera de juego previo en una acción que ya presagiaba un duelo de nervios.
El partido entró entonces en una fase de indefinición absoluta, un 'tostón' de manual donde el balón no lograba cruzar la divisoria con criterio y la presión de ambas escuadras ahogaba la salida de balón de dos equipos espesos. Fue justo cuando la grada de animación local desplegó una pancarta rezando “Lo que vosotros lleváis arrastrando nosotros lo llevamos en volandas” cuando Ania exigió a los suyos que despertaran. Y el equipo obedeció. Rozando la media hora, el Córdoba tejió su mejor jugada: una transición de libro iniciada por Pedro Ortiz, que abrió para la carrera de Carracedo y este cedió atrás a la medialuna. Allí apareció Jacobo, con todo a favor, para mandar el balón a las nubes en la que fue la primera gran ocasión para romper la igualada.
Esa acción descorchó a los de Ania, que vivieron sus mejores minutos acechando la meta de Juan Soriano. Adri Fuentes, muy activo, ganó línea de fondo -en una acción al límite que parece que salió por línea de fondo- para servir un pase de la muerte que Requena remató excesivamente cruzado. Apenas cuatro minutos después, otra combinación por dentro acabó con Carlos Isaac asistiendo a Fuentes, cuyo remate salvó Gueye in extremis a córner. Sin embargo, el Leganés, que parecía noqueado, reaccionó en el epílogo del primer tiempo tirando de orgullo y juego directo: dos centros laterales de Marcos Leiva y Melero estuvieron a punto de costar un disgusto, aunque ni Diego García ni Álex Millán acertaron a rematar, dejando el marcador inamovible (0-0) al descanso.
El paso por vestuarios sentó bien al espectáculo, que pasó del sopor al vértigo, aunque controlado. Nada más reanudarse el choque, el Córdoba avisó con una internada de Requena cuyo zurdazo repelió el cuerpo de Juan Soriano, iniciando un intercambio de golpes entre ambas escuadras. El Leganés respondió con rabia, pero se topó con la línea defensiva y el reglamento: primero Millán y luego Ignasi Miquel vieron cómo sus remates a la red eran invalidados por fuera de juego, evidenciando la fragilidad defensiva blanquiverde pero también la inoperancia local. Entre tanto caos, emergió la figura de Iker Álvarez, que tuvo que volar para sacar una manopla salvadora a un cabezazo peinado por Millán que buscaba la escuadra.
Superada la hora de juego, el partido se rompió definitivamente. El Córdoba acarició el gol en un saque de esquina botado por Carracedo que Albarrán, entrando como un avión en el segundo palo, estrelló contra la madera. El sonido del poste aún retumbaba cuando el Leganés montó una contra letal que obligó a Iker Álvarez a hacerse gigante ante el disparo de Millán. Era un toma y daca constante donde los porteros se erigieron en protagonistas: si Iker Álvarez sostenía a los suyos, Juan Soriano no fue menos, volando poco después para negar el tanto a un Adri Fuentes que había roto al espacio y buscaba el palo largo. Ania movió el banquillo dando entrada a Jan Salas por un agotado Pedro Ortiz, buscando frescura pero ya con apenas 15 minutos de juego restantes.
El desenlace guardaba el giro más cruel para los intereses califas. Tras otra intervención milagrosa de Iker Álvarez en un mano a mano con Miguel de la Fuente -invalidado por fuera de juego-, el Córdoba encontró oro en el minuto 85. Requena, más listo que nadie, provocó un penalti clarísimo al anticiparse al inexperto Said Imigene. Jacobo asumió la responsabilidad desde los once metros, engañó al portero... pero su disparo se estrelló en el travesaño, congelando el aliento de los más de 200 desplazados. El error dejó 'grogui' al Córdoba, que a punto estuvo de perderlo todo en una contra final de Juan Cruz, aunque el marcador ya no se movería.
El pitido final certificó un empate amargo. El Córdoba fue mejor en el cómputo global y tuvo la victoria en sus botas -y en un penalti-, pero la falta de puntería, de mordiente, de intensidad y de ganas le condena a seguir una semana más sin conocer el triunfo ante un rival en auténtica crisis. Un punto que sirve para sumar, pero que no despeja las dudas de un equipo que perdonó cuando tenía todo a favor para dar el golpe de efecto que tanto demandaba su entrenador.
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