Ángel Ximénez - Atlético Valladolid

— Liga ASOBAL

Sufrida victoria del Ángel Ximénez ante un Atlético Valladolid que rozó la remontada

El Ángel Ximénez comienza a hacerse fuerte en el Alcalde Miguel Salas. Los de Puente Genil sumaron este domingo su segunda victoria consecutiva en su feudo tras derrotar al Recoletas Atlético Valladolid en un duelo agónico. No fue un partido apto para cardíacos: el 29-28 final refleja la igualdad y la emoción que se vivió en la pista, donde los de Paco Bustos tuvieron que emplearse a fondo y sudar tinta para llevarse los dos puntos. Los vallisoletanos plantaron cara y pusieron contra las cuerdas a los locales, llegando a empatar en el último tramo del duelo, pero finalmente la victoria se quedó en casa gracias al empuje del Ximénez y a la siempre presente lucha del equipo pontano.

El inicio del Ángel Ximénez no pudo ser mejor ante su público. Los de Paco Bustos arrancaron aprovechando varios fallos ofensivos del Recoletas Atlético Valladolid para colocarse 3-0 en el luminoso, consiguiendo una importante ventaja desde el inicio que, a la postre, resultaría vital. Habría que esperar 4 minutos para ver el primer tanto visitante, obra de José Toledo, aunque la respuesta pontana fue ejemplar, logrando mantener esos tres tnatos de ventaja durante los primeros 15 minutos de juego. Los fallos ofensivos eran constantes en ambas escuadras, y eso se trasladó a un ritmo anotador bajo.

Aún así, el Ángel Ximénez siguió dominando durante la primera mitad, llegando a los últimos cinco minutos de juego con un colchón de 4 puntos en su haber. Sin embargo, varios fallos en ataque de Daniel Serrano, Tiago Sousa y Lucas Aizen propiciaron que Recoletas Atlético Valladolid recortase distancias, colocándose a tan solo uno de empatar (13-12). Pese a ello, los nervios no se apoderaron de la escuadra pontana, y lograron resarcirse de la presión para acabar bien el primer tiempo, marchándose a vestuarios aún por delante, 15-13 en el marcador.

Tras el paso por la caseta, la dinámica de partido no se alteró mucho. Al igual que ocurriese en la primera mitad, el arranque de este segundo tiempo fue más beneficioso para los pontanos, que rápidamente aumentaron su ventaja a los 4 goles por medio de Jánosi y Simonet (17-13). De nuevo volvía a ser cómoda la ventaja, aunque los pucelanos no cesaban en su empeño, y respondían rápidamente a las acometidas locales. En este 'toma y daca' entre ambas escuadras, el partido entró en los últimos 15 minutos de juego, donde con un buen parcial de los vallisoletanos, Álvaro Martínez desde los 7 metros logró dejar a los suyos de nuevo a tan solo un tanto de empatar (23-22).

La respuesta pontana volvió a ser buena, con dos tantos de Aizen y Keita que devolvieron cierto oxígeno (25-22), aunque un fallo del propio Aizen y dos tantos de Edu Calle devolvieron la tensión a la pista (25-24). Paco Bustos se vio obligado a pedir tiempo muerto, pero una pérdida de balón de Jánosi propició el ansiado empate del Recoletas Atlético Valladolid (25-25). A partir de ahí, el partido se convirtió en un auténtico carrusel de emociones. Ambos equipos cometieron errores, pero fue el Ángel Ximénez quien supo aprovechar mejor sus oportunidades. Tiago Sousa y Keita asumieron la responsabilidad en ataque, mientras que Álvaro de Hita y Ben Tekaya se convirtieron en un muro bajo palos. Con un parcial de 2-0, los pontanos recuperaron la ventaja (27-25) y, aunque el Recoletas no se rindió, lograron mantener la calma en los instantes finales para sellar una victoria agónica por 29-28.

Los de Puente Genil suman así dos puntos vitales que les permiten alejarse de la zona baja de la clasificación, alcanzando los 8 puntos en su casillero y dejando las posiciones de peligro a 4 puntos de distancia. Además, suman su segunda victoria consecutiva en el Alcalde Miguel Salas ante un rival directo que se coloca a tan solo uno de distancia, antes de visitar la próxima semana la exigente cancha de Logroño. Sin duda, una inyección de moral para el equipo de Paco Bustos, que demostró carácter y capacidad de sufrimiento ante un rival que nunca bajó los brazos.